viernes, 29 de marzo de 2011
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Budas, Seres Sensibles e Ignorancia
Conferencias budistas
Conferencia impartida por el maestro Sheng Yen el 10 de julio de 1983.

La naturaleza del Buda es algo que siempre es puro e invariable. La gente hace esta pregunta a menudo: si todos los seres sensibles somos Budas desde el principio, ¿cómo nos volvimos impuros y cómo volvimos a caer en un estado de ignorancia? Y si la Budeidad y la aflicción las dos son uno y son lo mismo, ¿eso significa que los que han alcanzado la Budeidad experimentarán algunas aflicciones en el futuro?

Para contestar a estas preguntas primero debemos saber qué significa el decir que todos los seres sensibles somos Budas desde el principio. Esto debe ser comprendido como un principio universal que se relaciona con el potencial de todos los seres. Por ejemplo, cualquiera que sea nacido en los Estados Unidos puede ser candidato a presidente sin importar su raza o clase social. Un niño de la escuela primaria puede decir, “Yo seré candidato a presidente cuando me haga mayor.” Esta declaración es correcta. Pero cada cuatro años sólo se celebra una elección; en cuarenta años sólo diez personas pueden llegar a convertirse en presidentes. De modo similar, todos los seres sensibles son capaces de convertirse en Budas, pero no todos los seres realizarán inmediatamente la Budeidad.

En primer lugar, ¿de dónde vienen los seres sensibles? No hay ninguna religión o filosofía que haya contestado satisfactoriamente a esta pregunta. Ciertamente, sería bueno que empezaramos como Budas, y no sufriéramos aflicciones. Pero el Budismo se niega a contestar a estas preguntas, y sólo dirá que no hay un momento fijo en el tiempo cuando los seres sensibles fueron creados.

Si decimos que Dios crea a los seres sensibles, entonces aparecen muchos problemas: ¿por qué creó el cielo y el infierno? ¿Por qué creó sufrimiento? ¿Por qué los seres sensibles hacen el mal? El Budismo no se esfuerza por contestar a estas preguntas. Para los que se queden perplejos por tales preguntas, el Shakyamuni Buda citó el ejemplo de un hombre herido por una flecha venenosa. Preguntó si sería más sabio para el hombre arrancar inmediatamente la flecha y empezar el tratamiento, o hacer mil preguntas acerca del tipo de veneno usado en la flecha y el linaje del hombre que la disparó. Obviamente es mejor arrancar la flecha y vivir. El propósito principal del Budismo es curar tu enfermedad, en lugar de ofrecer respuestas teóricas a las preguntas filosóficas.

La idea de que somos diferentes del Buda o de que somos realmente impuros es un producto de nuestra ignorancia, o avidya. Para comprenderlo debemos comprender lo que significa avidya. Avidya son ciertos fenómenos psicológicos que son localizados, temporales y cambiantes. Todas estas tres cualidades están entrelazadas entre sí y son interdependientes. Un movimiento en el espacio también es un movimiento en el tiempo, y eso constituye un cambio en nuestro ambiente físico y psicológico. Cuando cambia una cualidad, las demás cambian también.

Algo que es universal y eterno, sin embargo, es inalterable. Es imposible para eso existir en un punto y no existir en otro lugar. Cuando decimos que todos los seres sensibles somos Budas desde el principio, nos estamos refiriendo a su naturaleza incambiable de Buda, no a las aflicciones locales, temporales y alterables que aparecen en la superficie.

Podemos ilustrar la diferencia entre lo cambiante y lo inalterable a través de emplear la analogía del espacio. El espacio es incambiable desde el principio. Pero cuando el espacio está encerrado por un recipiente– sea redondo o cuadrado, grande o pequeño – parece que el espacio asume las características de la redondez, cuadratura, grandeza o pequeñez – todas estas son cambiantes y temporales. Son las características de los recipientes que cambian, el espacio por sí mismo permanece sin cambiar. Entonces cualquier recipiente es un fenómeno temporal, pero el espacio adentro y afuera es inalterable.

Cuando eres estimulado por tu ambiente, luego aparecen las respuestas, aparecen las aflicciones, y tus pensamientos están en un estado de cambio continuo. Esto es avidya; es algo que cambia constantemente de un momento a otro.

La ignorancia ha estado presente y siempre cambiando desde el tiempo sin comienzo. Es lo que conduce a la creación de los seres sensibles. Pero la ignorancia no es eterna, universal, o permanente. Siempre ha sido un fenómeno local y temporal que es un influjo continuo.

Mientras empleemos adecuadamente nuestros métodos de práctica, nuestras mentes no se moverán. La codicia, el odio y la ignorancia desaparecerán. Aquello que permanece es nuestra naturaleza eterna del Buda. Cuando nuestras mentes ya no son estimuladas o seducidas por el ambiente, para nosotros la ignorancia no existe. Sólo hay naturaleza del Buda.

Hasta que eliminemos completamente toda la ignorancia, continuaremos haciendo discriminaciones y utilizando nuestras acciones mentales limitadas y temporales como recipiente para contener lo que no tiene límites y fin. Cuando se eliminan la ignorancia y los recipientes, sólo queda la natureleza universal e inalterable del Tathagata. La Budeidad tiene existencia original, pero la ignorancia no tiene existencia original. Sólo se puede decir que la ignorancia existe en un sentido temporal. Si tuviera existencia real, no estaría en un estado de cambio constante.

La analogía del agua y las olas es utilizada en los sutras para ilustrar este tema. El agua es el estado normal de existencia. Pero cuando sopla el viento se forman las olas. Estas olas son de la misma sustancia que el agua, pero no existían desde el principio. De la misma manera que la ignorancia no existía desde el principio. El agua es el Tathagata que existe siempre; las olas son la ignorancia. El agua puede existir sin olas, pero las olas deben tener el agua para poder existir.

Cuando decimos que todos los seres sensibles somos Budas desde el principio, estamos hablando en los terminos del principio universal y potencial, como dije anteriormente. Si decimos que Shakyamuni era el Buda, y murió hace dos mil quinientos años; estamos hablando del Buda real. El Buda real, el Tathagata, es eterno. Nunca vino y nunca se fue.

Para que el Buda pueda ayudar a los seres sensibles, él toma la apariencia de ignorancia, es decir, debe hablar en el nivel de los seres sensibles a los que ayudará. El Buda no tiene ignorancia; sólo reflejará la ignorancia que tienen los seres sensibles; no revertirá la ignorancia, ni está sujeto una vez más a las aflicciones.

Para ser capaz de alcanzar lo universal, eterno e invariable, se requiere mucha fe y práctica. Desde la experiencia de fe, uno puede decir que se ha encontrado con el Buda. Lo mismo es posible desde la experiencia de práctica. Sin embargo, cuando la mayoría de los seres sensibles hacen tal declaración, sólo tienen un entendimiento intelectual de lo que significa encontrarse con el Buda.

No serás capaz de experimentar al Buda a no ser que tus convicciones religiosas sean fuertes. La mayoría de las personas en Occidente sólo buscan el entendimiento; no quieren realmente ver al Buda. Los que quieren el entendimiento sólo verán al Buda como luz o sonido. Aquellos cuya fe religiosa es fuerte verán definitivamente al Buda.