viernes, 29 de marzo de 2011
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La Comprensión de las Etapas de la Práctica
Conferencias budistas

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Por el venerable Guo Ru

Guo Ru Fashi es uno de los primeros discípulos monásticos del difunto Maestro Chan Sheng Yen, recibiendo la transmisión del Dharma del Maestro en el 2005. Él dio la siguiente charla el 21 de junio del 2009, en la mañana del segundo día de un Retiro Intensivo de Huatou de diez días en el Dharma Drum Retreat Center en Pine Bush, Nueva York.
Fue traducida oralmente por Guogu (Jimmy Yu) y transcrita y editada por Buffe Laffey.


Sin Discernimiento Uno Se Convierte en un Tronco Marchito

Vamos a continuar hablando de las diferentes etapas en la práctica del Huatou: recitando e interrogando.
Si no hay interrogante, sino solo la recitación del Huatou, entonces será muy parecido a métodos tales como contar la respiración, recitar el nombre del Buda o recitar un mantra. Al usar el Huatou de esta manera, alcanzarás un estado en donde tu cuerpo y mente estarán muy estables, sin pensamientos divagantes ni vagabundos. Pero si continúas de este modo, alcanzarás una quietud de estancamiento en la que, si bien no hay pensamientos vagabundos, tampoco hay claro discernimiento.
La capacidad de discernir sobre los diferentes cambios psíquicos y fisiológicos, y de saber si uno está empleando el método correctamente o no, este claro discernimiento disminuye con el paso del tiempo hasta que uno alcanza el olvido completo, la oscuridad. Aquí, aunque no haya surgimiento ni desaparición de pensamientos, y en ese sentido tampoco aflicciones; la sabiduría nunca se manifestará. Nunca se alcanzará la liberación, y uno estará definitivamente más lejos de ver su propia naturaleza.
Esto es lo que sucede si una persona sólo recita el Huatou. Procediendo de esta manera, sin discernimiento, terminarás siendo lo que llamamos en el Chan: un tronco marchito, sentándote allí, inútilmente. Así que eso es algo a evitar.

Si examinamos detenidamente el verdadero significado de contar la respiración, o seguir la respiración, métodos tales como estos; la traducción directa en realidad sería: “contemplación de la respiración” o “contemplación en contar la respiración”. La palabra “contemplación” es la clave aquí. En chino es “guan” y puede ser traducido de forma diversa como contemplación, discernimiento o percepción. Esta dimensión de la práctica debe estar allí, de lo contrario, uno podría deslizarse muy fácilmente hacia un estado de somnolencia; como cuando las personas comunes y corrientes cuentan la respiración. El poder de la mente, en lugar de volverse más fuerte y más concentrado, en realidad se debilita y disminuye, junto con la disminución de los pensamientos vagabundos. Se debilita hasta un estado de confusión, y entonces esa persona entra en el olvido, en el estupor. O, la mente se calma sin pensamientos vagabundos, pero debido a esta carencia de discernimiento, entra en este estado Chan que asemeja a un tronco marchito, estancado, una estabilidad entumecida y sin claridad, sin conciencia de lo que está pasando psicológica y fisiológicamente a lo largo de la práctica.

Este discernimiento es muy interesante e importante. Realmente no importa si usas un método Hinayana, un método Mahayana o un método Chan; el discernimiento es indispensable. Este discernimiento es llamado de forma diversa en el Budismo del Tiantai (la meditación de la atención plena o contemplativa) y debería ser asociado con la meditación de la calma porque los dos siempre trabajan juntos en colaboración. Anteriormente a la Escuela del Tiantai, en el Budismo de la India se le llamaba shamatha y vipassana: calmar la mente y contemplar. Estos dos, en última instancia, tienen que trabajar conjuntamente, de lo contrario uno podría desviarse de la práctica. Sólo cuando puedas trabajar estas dos dimensiones de cultivación conjuntamente, serás capaz de obtener energía de la práctica.
Lo mismo es válido para el Huatou: debes tener este discernimiento, de manera que cuando la mente se vuelva más concentrada desde un estado disperso (y de un estado concentrado a un estado más unificado), sabrás claramente las diferentes etapas y los cambios por los que pasan el cuerpo y la mente, incluso en el estado unificado. Shifu él mismo ha aclarado esto, pero no hará mal el repasarlo nuevamente aquí.

Primera Etapa de Contar la Respiración

Toma el método de contar la respiración por ejemplo; uno pasa etapa por etapa. En la primera etapa, puesto que la tendencia de los hábitos es tan poderosa y las aflicciones ininterrumpidas, cuando empleas este método, casi no puedes ni contar hasta cinco. Eres continuamente interrumpido por la fuerza, el impulso de tus aflicciones y discriminación. Tu mente está muy agitada. Bajo estas condiciones, es muy importante buscar fuerza suficiente para dedicarte de verdad al método, para vencer estas distracciones internas, para concentrar tu mente. Eventualmente, llevarás la mente a un estado concentrado, a un segundo nivel.
Por supuesto que en el primer nivel, en realidad estamos luchando contra los hábitos de la mente. Se tiende a divagar de aquí para allá, saltar de un punto a otro. Debido a de que la fuerza de este hábito es tan fuerte, no puedes detenerlo. Se necesita mucha energía para concentrar la mente. A veces, a la mente le gusta construir relatos cuando tienes pensamientos vagabundos. Pueden ser bastante atractivos (estos relatos son como ver una película con un comienzo, desarrollo y final).

Segunda Etapa

Cuando alcanzas la segunda etapa, eres capaz de concentrar la mente en un número y otro. Esto no quiere decir que no tengas aflicciones o distracciones. De vez en cuando estarás distraído. La fuerza de este mecanismo de aflicciones y pensamientos divagantes todavía es lo suficiente fuerte como para interrumpirte. Pero la frecuencia es mucho más baja y el contenido no es tan claro o fuerte como en la primera etapa, lo que significa que, cuando estás contando, sabes que eres interrumpido pero no sabes realmente cual fue exactamente el contenido del pensamiento vagabundo. Incluso puedes contar al mismo tiempo que tu mente esté siendo jalada de la cuenta y te puedes dar cuenta de esto, debido al discernimiento cultivado de tu poder de concentración. Además, estas distracciones y aflicciones son más fragmentadas y no tienen comienzo, desarrollo ni final en los relatos. Quizás sean imágenes o pensamientos divagantes, pero en realidad carecen de sentido, meramente surgen y desaparecen espontáneamente debido al hábito. No hay narración en estos pensamientos divagantes y eres capaz de no seguirlos.

Tercera Etapa

Cuando alcanzas la tercera etapa de contar la respiración, cada número se percibe claramente. Tu capacidad de permanecer en el método, tu propio estado interno, también se percibe claramente. Esto no quiere decir que no tengas ninguna aflicción o distracción. Es simplemente que las aflicciones y distracciones son extremadamente sutiles, casi imperceptibles. Sus contenidos son claramente fragmentarios y no se perciben; son tan rápidos y sutiles, que lo que experimentas y de lo que estás conciente es un flash o destello de algo. Es como si la dirección de la mente haya cambiado; tal es el nivel de sutileza. No es que haya un pensamiento concreto, sino que percibes que la mente ha cambiado o se ha desviado, ha sido jalada justo antes de la formulación del pensamiento. Eso también es un residuo de los patrones habituales de tu mente. Viéndolo de esta manera, en la tercera etapa serás capaz de discernir esto y aún mantener claramente el número en la cuenta.

Cuarta Etapa

Si progresas aún más, entrarás en la cuarta etapa; donde no hay residuos, aflicciones ni distracciones, sólo claridad. La mente está muy luminosa. Los números también han desaparecido, dejándote en este estado de claridad y luminosidad. Ahora, si el practicante está interactuando con el medio ambiente, él o ella podrán ver claramente lo que les rodea. Perciben las formas, los sonidos, pero ya no existe ese mecanismo generando gusto o disgusto, bueno o malo. Se pacifica la mente discriminadora. De manera que uno ve las cosas en su absoluta claridad, como lo son realmente. A nivel de experiencia, la persona tiene una claridad y paz indescriptibles, que proviene de estar finalmente libre de estos hábitos de la mente (la mente discriminadora del apego). Todas las cosas son percibidas como realmente lo son, sin etiquetas, sin discriminación. Y sin embargo, la persona sabe muy claramente lo que él o ella están experimentando en ese momento. El discernimiento no está perdido. Así esa es la cuarta etapa.

Importancia de la Comprensión de las Etapas de Práctica

Aquellos de ustedes quienes estén somnolientos, por favor, hagan algo al respecto.

[Como se les indicó previamente, algunos participantes exclaman varias veces en voz alta “¡Hunh!” para disipar su somnolencia]
Si tu somnolencia es muy severa, simplemente deberías arrodillarte en el suelo duro.

Las descripciones de estas etapas no son sólo teoría. No hablo de esto por el simple hecho de hablar, es para tu propio beneficio. La comprensión de estos diferentes cambios del cuerpo y la mente es muy útil. Aunque todavía no los hayas experimentado, si continúas practicando lo harás.
Fuera del retiro, cuando no haya nadie a quien plantearle preguntas, incluso el haber escuchado antes una vez la respuesta te dejará alguna impresión de manera que sabrás qué hacer; y al menos no generarás miedo o apego. Cuando estos estados surgen, si uno no sabe los principios detrás de ellos, para las personas que no los hayan experimentado será muy fácil tenerle mucho miedo a lo que sucederá después. O cuando surgen estos otros estados dichosos, muy fácilmente la tendencia de la mente es de adherirse a ellos. La adherencia a ellos es precisamente el como uno podría desviarse. Tan pronto como surge el apego, ahí es donde las fuerzas demoníacas pueden entrar en ti, controlarte y utilizar tu deseo y apego para descarriarte. Por lo tanto, es importante el comprenderlos, aclararlos, incluso si todavía no has experimentado estos estados.

O si ya los has experimentado, también será bueno escuchar la experiencia de los demás. Por ejemplo, el estado del que hablé ayer del dolor insoportable y la energía empujando hacia arriba hasta mi cabeza. Estas no son cosas que puedas leer en un libro. Es algo de lo que sólo una persona viva puede hablar desde la experiencia personal. Si de alguna manera en el futuro experimentas estados similares, sabrás que no hay que temerles. Aunque las escrituras y tratados hablaran de diferentes etapas del camino de meditación, no lo hacen de manera tan típicamente detallada. Es importante comprenderlos por tu propio beneficio. Así que, si en el futuro algo te ocurriera y me echaras la culpa por no haber hecho la aclaración, entonces no aceptaré dicha culpa.

Unificación de Cuerpo y Mente, Primera Etapa

Shifu ha hablado de diferentes etapas de unificación, diferentes etapas del estado de una mente unificada. La primera etapa es la unificación del cuerpo y la mente. Las personas comunes y corrientes no pueden comprender esto. ¿Por qué? Porque realmente no pueden saber lo que la mente es. Día tras día, en realidad, están conducidos por su deseo insaciable. Son empujados de un lado a otro por sus apegos, por su atracción y repulsión a las cosas. Piensan que están en control, pero en realidad no tienen ni idea de quién es el maestro, el que actualmente gobierna y manipula todas las acciones, decisiones, opiniones y juicios. El maestro es nuestro deseo.

Fuera de control, no tienen ningún indicio de lo que es exactamente esta “mente”, ni mucho menos de la “unificación” del cuerpo y la mente. Normalmente, no podemos controlar estos pensamientos. Sólo cuando uno comienza a practicar sabe lo que la mente es. Las personas comunes y corrientes, siendo conducidas por sus propias opiniones y juicios, poco saben que todas estas cosas son, en realidad, sus deseos, atracciones y repulsiones. Siendo títeres, son desviados de aquí para allá. Pero cuando empezamos a practicar, entonces lenta pero segura nos enfrentamos a lo que es exactamente esta mente, y cuán incontrolable es.

Reconociendo el Caos es el comienzo de la Práctica

La única manera de comprender la unificación del cuerpo y la mente, radica en pasar por este período tan duro y difícil de luchar contra todos los conflictos y contradicciones entre el cuerpo y la mente. A lo que me refiero con esto es que, cuando empiezas a practicar, la primera cosa que comprendes es que el cuerpo es dolor. El cuerpo no te escucha y además, tus pensamientos son incontrolables. Cuando tratas de no generar pensamientos vagabundos, poniendo la mente en un punto fijo (por ejemplo: contando la respiración) ésta quiere irse para otra parte y tienes que regresarla. Trayéndola, quedándote con el número, nuevamente eres interrumpido por la incomodidad fisiológica, dolor aquí y allí. Existe esta batalla constante entre el cuerpo y la mente, todas estas son reacciones de la meditación sentada. Luego, el practicante comienza a comprender lo que es la mente: enorme caos, la dispersión completa. Este es el comienzo de la práctica, comprendiendo exactamente cuán dispersos estamos generalmente en la vida cotidiana.

Sin práctica, normalmente las personas piensan que están en control. Sólo cuando las personas comienzan a practicar es que experimentan que realmente no lo están. El primer paso en el largo proceso de la práctica es, en realidad, lo más difícil, porque todavía no has disciplinado la mente. La mente no te escucha. No has entrenado el cuerpo, y el cuerpo no te escucha. Cuando te sientas en meditación, te dedicas a todo tipo de pensamientos vagabundos y, si no estás dedicado a los pensamientos vagabundos, ¿qué hace la mente?: se queda dormida o cae en estupor.
De manera que en el transcurso de la práctica, el comienzo es lo más difícil, pero es un proceso por el que uno tiene que pasar para avanzar. Uno profundiza en su práctica, eventualmente alcanzando el punto donde uno está calmado pero sin quedarse dormido, y la mente está clara sin estar dispersa. Este proceso puede ser bastante doloroso.

Recuerdo cuando por primera vez comencé a participar de los retiros (esto fue antes de que Shifu empezara a dirigir los retiros), estaba acostumbrado a las meditaciones sentadas por la mañana y noche que parecían estar bien, y hasta con momentos de felicidad. En las primeras horas de la mañana, cuando te levantabas, no habías dormido lo suficiente; de manera que, naturalmente, cuando te sentabas en meditación sólo recuperabas algo del sueño perdido. Por la noche, a veces te sentarías muy bien, muy calmado y quieto.
Pero cuando empezamos a hacer retiros, fue una historia totalmente diferente. Shifu no tenía asistentes, de modo que yo era el único allí, era el que tenía que tomar el tiempo, el que tenía que monitorear. Sentándome allí comprendí cuanto dolor podría experimentar al sentarme por períodos prolongados, uno tras otro. El dolor comienza a acumularse y el cuerpo entero está ardiendo. Además, debido a que el cuerpo está ardiendo, la mente está fuera de control, muy agitada contando la respiración.

Manteniendo la mente Entretenida

Shifu nos pidió que contáramos la respiración y me recuerdo pensando: ¿Para qué diablos queremos contar la respiración? Uno a diez, uno a diez, uno a diez como un tonto. Como si no tuviéramos otra cosa mejor que hacer. El contar la respiración es un proceso muy doloroso de tratar de aferrarse a meros números. Muy rápidamente yo renunciaría y me entretendría a mí mismo. Después de todo, tenía que quedarme en el Salón Chan; era el único asistente. De manera que vería películas mentales una tras otra. Lo que resultaba divertido era que yo no sólo era los actores en la película, sino que también era el director. Es como un espectáculo de una sola persona. Dirigiendo la película de la manera que yo quisiera y luego verla, verla, ver una película tras otra. Pero eso también puede volverse agotador. Sabes que tienes que hacer todas estas cosas: tienes que dirigir la película, tienes que actuar, tienes que desempeñar diferentes personalidades en la película y tiene que haber diálogos. Así que se vuelve aburrido. Después de algún tiempo, descubrí que era la misma película apareciendo una y otra vez. De manera que sentarse allí no era tanto la incomodidad física, el ambiente terrible o la falta de ventilación, sino que era el hecho de que realmente no había ningún lugar para que mi mente se calmara y clarificara. Todo lo que trataba de hacer se volvía aburrido y deseaba hacer otra cosa.

Una vez, me acerqué hasta Shifu durante una entrevista y le dije: “Shifu, me he hartado. Renunciaré. No voy a hacerlo más. ¡No voy a sentarme aquí y contar los estúpidos números y ser su asistente!” Shifu, después de escucharme quejándome por largo tiempo, dijo: “Puedes ir afuera a pasear, respirar un poco de aire fresco” y pensé: “esa es una buena idea, todavía no la he intentado”.
Siendo el cronometrador, solía tener mucho dolor. Tenía mis propias estrategias; podía levantarme porque era el cronometrador. Si me dolía demasiado la pierna me levantaría y tomaría un paseo de manera que no me doliera tanto. Ahora podía caminar afuera por mi propia cuenta. La primera vez fue bastante refrescante. Me sentía libre, liberado de la prisión de estar encerrado en ese salón tan pequeño. Pero después de algún tiempo, salir afuera casi todas las veces a por aire fresco, viendo siempre el mismo paisaje, también podría ser bastante aburrido. Viendo los mismos árboles, los mismos vecinos, oyendo el mismo maldito canto funerario para el difunto. Después de algún tiempo, mi mente no podía estar satisfecha y quería hacer otra cosa.

Conmoción y Agitación Mental

Me acuerdo de aquellos primeros días como una agitación, encerrado en una salón negro (porque las cortinas eran negras), y escuchando a las personas gritar al final del retiro. Fuertes gritos y llantos. No sabía qué diablos estaba pasando, ¿por qué las personas estaban respondiendo así a la meditación? ¿Quizás debido a la intensidad? Pero tenía mi propia teoría: Pensaba que cualquier persona normal encerrada en un agujero negro por tantos días, no era de extrañar que comenzara a gritar y llorar y tener todo tipo de reacciones psicológicas.
Ese lugar para mí, en aquel momento, era realmente un asilo insano. Así que yo mismo me consolaba de esa manera, siendo el cronometrador y observando a todas esas personas actuando de manera rara.

En aquellos días, después del primer retiro, me prometí a mí mismo y también dije a Shifu: “No voy a hacerlo de nuevo. No voy a ayudarle en el retiro. No voy a entrar en el Salón Chan.” Y luego, llegaría el próximo retiro y Shifu siempre me prometería: “Sí sí, no tienes que sentarte. Si sientes dolor, puedes ir a dar un paseo. Puedes hacer lo que quieras” Tan pronto como el retiro empezara, él expondría las reglas del mismo y generalmente me miraría de reojo y diría: “Esto se aplica para todo el mundo” Shifu siempre se quedaría en el Salón Chan (no como posteriormente cuando estaba en su avanzada edad), se sentaría con todo el mundo, por cada período.
Ahora él está sentado justo a mi lado, ¿cómo es posible que yo pueda hacer lo que quiera cuando mi maestro está sentado justo a mi lado? De manera que tengo que aguantar el dolor insoportable, la agitación mental, la dispersión. Pero poco a poco, venciendo todo esto, la mente y el cuerpo se vuelven unificados. Sólo a través de vencerlos, enfrentarlos, aceptarlos y tratar de hacer todo lo que uno pueda para trabajar sobre el método, solo entonces, lenta pero segura, la incomodidad física se dispersará por si misma. La agitación mental se calmará.

Unificación de Cuerpo y Mente

Recuerdo la primera vez que experimenté esta unificación de cuerpo y mente. Realmente milagrosa y ciertamente misteriosa, fue como si el cuerpo y la mente hubieran desaparecido completamente, y a la vez manteniendo la claridad. No sabes realmente dónde estás, dónde estás sentado. No conoces realmente el ambiente. La carga del cuerpo se disipa completamente. ¿La mente? La mente está tranquila pero despierta en el método. Y recuerdo que, incluso en ese estado, me obligué a mí mismo a generar pensamientos. ¿Qué tipo de pensamientos? Pensé para mis adentros: “¿Qué pasó con la película? Piensa, sigue adelante, piensa. Genera alguna película para que yo la vea.” Sin embargo la mente se niega, solo sentado allí, en esa absoluta claridad y simplicidad. Desde el exterior, las personas podrían haberme percibido como no teniendo nada que hacer, sentado allí, en paz, en descanso. Pero internamente sólo existe esta claridad. Este es el estado de unificación de cuerpo y mente. Es indescriptible porque nunca había experimentado algo así antes. La carga del cuerpo, el dolor, la agonía, todos se disiparon. La mente está extremadamente clara, conociendo su propio estado.

Comúnmente, la manera en que las personas regulan sus propios cuerpos y mentes, o lo que consideran armonizar el cuerpo y la mente, es realmente la persecución del deseo, de la estimulación. Es usar los cinco deseos que surgen de las cinco facultades sensoriales para satisfacer, pacificar nuestro deseo, para buscar placer sensual externo. Pero todo esto es una tarea insaciable, sin fin e inútil. Puesto que los cinco deseos no son algo que pueda armonizar nuestro cuerpo, ni tampoco lo puede la estimulación externa; la mente, en realidad, se vuelve más enredada y atrapada por estos objetos de deseo y se vuelve más agitada. Si comparamos el placer, la alegría y la tranquilidad de la unión del cuerpo y la mente con estos deseos sensuales, hay una distancia muy muy amplia. Incomparable. Esto es algo que cada uno de ustedes deberían venir a experimentar por si mismos.

Segunda Etapa: Unificación de Lo Interno y Lo Externo

La siguiente etapa es la unificación de lo interno y lo externo. Esta también es una experiencia milagrosa y misteriosa. Por supuesto que uno puede tener un vislumbre, un sentido de esto al salir a la naturaleza, mirar las montañas distantes, el bosque, el medio ambiente natural. En esa percepción visual, es como si uno estuviera unificado con la naturaleza. Pero ese sentido de unidad es de un tipo muy temporal e ilusorio de percepción, porque todavía existe una división sutil entre el “yo” y lo demás, lo interno y lo externo. ¿Por qué? Porque en esa pacífica percepción armoniosa de unidad, tan pronto como surja la discriminación, (por ejemplo, por algo que no sea de tu gusto) de repente esa unión podría cortarse y disiparse. Es una ilusión perceptual en donde uno siente estar en armonía con la naturaleza, la naturaleza siendo grande como lo es, dejando que uno se sienta diminuto y parte de algo más grande. Pero en este tipo de experiencia, en realidad, todavía hay un fuerte sentido de lo interno y lo externo. La evidencia es que, tan pronto como ocurra algo contradictorio en la mente, estas experiencias podrían desaparecer repentinamente.

Sin embargo, cuando uno se dedica a la práctica Chan, alcanza un estado donde el apego al “yo” se disuelve y desaparece, hasta el punto donde no surgen aflicciones o discriminaciones, ni pensamientos engañosos, ni pensamientos vagabundos. Cuando nuestra experiencia es como ésta, interactuando con el medio ambiente externo, experimentalmente alcanzamos un estado unificado.
Ahora, el estado unificado suena abstracto. Pero lo que uno realmente experimenta es una intimidad; como si las pulsaciones del medio ambiente externo, naturaleza y demás, sean las pulsaciones de nuestro propio ser. Por lo tanto, nuestra vida está conectada con el medio ambiente externo. De hecho, debido a que el “yo” se ha disuelto temporalmente, no existe división real entre lo interno y lo externo. En realidad es imposible para la persona generar un sentido de discriminación o conflicto. En ese estado no hay conflicto. No se generan contradicciones que puedan hacer sentir que se pierda este estado de unidad.
Viendo la naturaleza, experimentando el medio ambiente externo, incluso una brizna de hierba o una hoja o una flor, la experiencia de uno es tan indescriptiblemente armoniosa, es como si hubiera un flujo continuo y comunicación, una experiencia de intimidad entre la brizna de hierba y uno mismo. Una cercanía indescriptible, hasta sentir que la brizna de hierba es uno mismo, está unificada con nuestra vida. La propia vida y la del medio ambiente externo realmente se mezclan en una. El ritmo, las pulsaciones del medio ambiente externo y uno mismo son inseparables.

Tercera Etapa: Unificación del Tiempo

La tercera etapa es la unificación del tiempo: el momento previo, el momento siguiente. Esto por sí mismo también es milagroso, misterioso. Para las personas comunes, debido a que sus mentes están tan dispersas, el tiempo no termina nunca.
Recordando el primer retiro, me senté en el lugar donde yo podía ver el reloj justo encima de la cabeza de Shifu. Era un viejo tipo de reloj que tenía sonido de tictac. Las personas normales ni siquiera oirían el sonido, tic tac tic tac. Recuerdo sentándome allí, frustrado, con mucha ansiedad, mucho dolor. Todo el mundo estaba sentándose muy bien y yo no sabía qué hacer, de manera que simplemente miraba el reloj. Y yo podría haber jurado que el tic era tan lento, era más como un tic [larga pausa] tac, y a veces incluso se volvía más lento. Muy frustrante. El tiempo no terminaba más. Sentía que probablemente la mañana se habría acabado, y miras y sólo habían transcurrido diez minutos. Fue entonces que comprendí lo que un antiguo maestro dijo: “cuando uno está muy agitado, vivir un día es como vivir un año entero”. Para mí fue como eones. Sentado allí, muy agitado, no tenía ni idea de cómo practicar.

Hasta más adelante, pienso que quizás fue en el tercer retiro, o en el cuarto; al estar empleando el Huatou, por un momento entré en el estado de la gran bola de duda. Fui capaz de emplear el método bastante bien. Recuerdo estar en ese estado de 14 a 20 días, incluso después del retiro. En ese estado, aunque hubiese claridad de momento a momento, nada deja rastro. Me levantaría para golpear la tabla a fin de despertar a todo el mundo en el pequeño salón, y luego parecería como si al siguiente momento yo tenía que golpear otra vez las tablas de la mañana. No realmente seguro de que si había dormido o no, y no realmente seguro de lo que había sucedido; pero la duda era persistente.

Por supuesto, los científicos dicen que el tiempo es experimentado como algo inseparable del espacio, el así llamado tiempo es realmente la distancia entre los espacios. Pero desde un punto de vista de un practicante, en ese estado unificado del tiempo, la disolución del tiempo es también la disolución del espacio. Las cosas claramente se habían llevado a cabo; obviamente me fui a dormir, obviamente hice el trabajo del día. Obviamente fui a espacios diferentes y llevé a cabo diferentes acciones. Pero debido a que la mente estaba unificada, fue como si no hubiera hecho nada de eso.
Esto por sí mismo es bastante extraño, inconcebible porque las personas comunes están abrumadas por las diferentes tareas que tienen que llevar a cabo mediante sus propios cuerpos realizando diferentes esfuerzos en el espacio. El tiempo se alarga a causa de todos los apegos y aflicciones. El pensamiento engañoso hace que el tiempo se prolongue y existe un conflicto entre el momento previo y el momento sucesivo. Si una persona pudiera practicar de verdad, entonces se podría experimentar esta unificación. No es como si la persona entrara en un estupor, la persona está extremadamente clara. Es simplemente que en esa claridad no se deja ningún rastro.

Estados Indescriptibles

Recuerdo haber estado a veces en ese estado; este es un momento crítico en la práctica donde surgirán muchos estados psicológicos diferentes, alguno de estos estados son simplemente indescriptibles. Leí sobre un antiguo maestro Chan diciendo acerca de este estado de unificación, que puedes escuchar un tipo de sonido estruendoso de un choque entre dos objetos y abres tus ojos y son sólo dos hormigas topándose entre sí. Leí esto y pensé para mis adentros, esto debe ser una exageración, algún tipo de drama. En la literatura tienes que dramatizar las cosas para hacer que el lector esté más implicado en el relato. Pero efectivamente, en tales estados, las seis facultades sensoriales son tan agudas que incluso se que pueden experimentar cosas que están muy lejanas. Y las cosas cercanas se pueden experimentar extremamente intensas. Se pueden percibir cosas a través de los objetos.

Normalmente, si las personas pueden oír su propia respiración, entonces probablemente tengan alguna estabilidad. Sus mentes no están tan caóticas que no puedan oír su propia respiración. Pero imagina el oír la respiración y comenzar a oír también a los órganos internos en funcionamiento y también la sangre circulando por los vasos sanguíneos y todas las diferentes cosas que están sucediendo. No sólo oírlos, de hecho, puedes percibirlos. Esta es meramente la función de los cinco órganos sensoriales; también existe el sexto órgano sensorial, la facultad de la mente. La mente por sí misma, durante ese estado de unidad, puede en realidad producir muchos estados diferentes: ver al Buda, percibir cosas milagrosas. De manera que es posible experimentar todos estos estados. Pero un practicante sin experiencia tendrá apego hacia ellos. Afortunadamente, Shifu habló de los defectos de apegarse a estos estados, permaneciendo en ellos y no sabiendo cómo avanzar. Él señaló que, en esencia, estos estados no tienen nada que ver con la desaparición de las aflicciones, el logro de sabiduría, ni nada de eso. No sólo no tienen nada que ver con la verdadera práctica genuina sino que, si estás apegado a ellos, pueden realmente convertirse en un obstáculo.
De manera que no hay nada que realmente merezca la pena en permanecer en ellos; el practicante puede continuar para pasar hacia estados aún más profundos.

Cuarta Etapa: Unificación de Pensamiento

Al seguir avanzando, uno experimenta un sentido más profundo de la unificación del tiempo, y eso es la extinción del pensamiento previo y el no-surgimiento del pensamiento sucesivo. Fundamentalmente, esto significa permanecer en un solo pensamiento. En este estado ya no hay ni surgimiento ni desaparición en la mente. Esto es diferente a los estados previos a lo largo de la práctica, donde uno todavía siente cambios en sus actitudes mentales, pensamientos e interrupciones, etc.; todos estos son sólo surgimiento y desaparición de pensamientos. Los llamamos “forma”. De modo que esta etapa más profunda es sin-forma, sin apariencia (características de surgimiento y desaparición). Sin embargo, no es que no haya nada. Si no hubiera nada entonces uno estaría en un estado de inconciencia. Hay algo, y ese algo es la claridad de lo que está sucediendo en ese momento. Por supuesto, este momento no es algo que se experimente como un cambio. Es simplemente esta claridad de conciencia. Sin más palabras, lenguaje o etiquetas. Sin más surgimiento ni desaparición de pensamientos. Solo existe este estado: una forma, un pensamiento.

Sintiendo los Flujos Sutiles de Energía

Shifu ha hablado de estos estados en términos generales. Hay elaboraciones más detalladas en varios textos relacionados con la práctica de dhyana, la práctica de samadhi y no merece la pena profundizar en ellos. Pero yo debería señalar dos cosas específicas para tener conocimiento, sobre todo de los estados de la unificación del cuerpo y la mente, y la unificación entre lo interno y lo externo. Lo primero es que cuando las cargas del cuerpo ya hayan desaparecido, la mente se vuelve muy tranquila y concentrada, como si estuviera completamente vaciada por dentro y por fuera. Este es el estado de la unificación del cuerpo y la mente. Es probable que durante este estado o justo antes de este estado, uno pueda sentir un flujo de energía dentro de su cuerpo. Para un practicante, es muy probable que comience a poner atención a este flujo de energía y diferentes chakras, e involucrarse en ello. El problema con involucrarse es una asunción sutil de la solidez, la concreción, la materialidad del cuerpo. En otras palabras, hay un apego a la forma. Cuando hay apego a la forma, ya no es práctica budista. Estas cultivaciones del cuerpo material las puedes encontrar en otros caminos no-budistas. Por ejemplo, en el Confucianismo se habla de una manera de regular y nutrir el propio cuerpo. En el Taoísmo se habla de orientar el propio Chi. Todas estas cosas conducen fundamentalmente a la perpetuación del cuerpo físico y material. Por lo tanto, comenzando por tomar conciencia de ellos, lo mejor es no tenerle apego. No prestes ninguna atención a estos movimientos internos del Chi; de lo contrario podrías tener un fuerte apego a ellos. Cuando la energía del Chi circula por diferentes canales y meridianos del cuerpo, de hecho puede traer salud al cuerpo. Te sentirás renovado, fortalecido. Debido a tu apego al deseo de estar en una mejor condición material, puedes orientar el Chi a otras áreas. Dondequiera que se enfoque la mente, el Chi puede dirigirse allí. Esto puede convertirse en un juego sin fin en donde simplemente estás sentado allí involucrado en tu propio flujo de energía, apegado a tu propia forma. Para los practicantes Chan, esta no es la correcta manera de practicar.

El Peligro de Tener Apego a la Forma

Si uno sigue apegado al cuerpo, en sintonía con los sutiles flujos de energía interna, la persona también entrará en sintonización con la energía externa. Las energías del sol, la luna, las montañas, los ríos, las rocas, etc. Uno es capaz de alinearse con el Chi externo y emplearlo para armonizar y fortalecer el cuerpo, y más aún, holgazanear en este juego de apegos. Desde la perspectiva de las escrituras, el Sutra Surangama habla especialmente de este tipo de practicantes.

Si las personas han estado practicando esto toda su vida, pensarán que irán a lograr algún tipo de inmortalidad, alcanzando la liberación con este mismo cuerpo, lo cual es ridículo. Pero debido a su apego a la forma corporal, es muy probable que al final de sus vidas, lo que alcancen realmente sea un reino inferior de existencia. Debido a que han cultivado su mente, han acumulado algún tipo de mérito. A causa de esto, no se convierten en un tipo común de espíritu o fantasma, sino en un espíritu de la naturaleza que merodea alrededor del bosque, alrededor de los árboles, etc. De manera que no podrán separarse de la forma. Peor aun, en el momento de la muerte o incluso antes de morir, las fuerzas demoníacas externas de los seis reinos de existencia empezarán a poner atención en ellos, y podrán realmente tomar control de esa persona. Las fuerzas demoníacas pueden hacer que la persona crea que ha alcanzado algo de realización, la Budeidad con un único cuerpo, un estado de inmortalidad, incluso le darán a esa persona alguna habilidad sobrenatural. Mientras, la persona estará realmente poseída por estos demonios externos. De modo que en ambos casos, los apegos sólo pueden llevar a problemas, sólo pueden llevar a estos estados de caminos no-budistas muy negativos.

Práctica y Deseo Sexuales

Hay otra cosa bastante común durante los retiros; a veces las personas (tanto los hombres como las mujeres) me preguntan “¿por qué es que después de períodos intensivos de práctica, los deseos sexuales son más fuertes?” No sólo el deseo sexual en el reino mental, sino que también hay cambios fisiológicos. Esto es básicamente porque a lo largo de la práctica, en la meditación sentada por ejemplo, la energía se asienta en la parte inferior. Cuando el propio Chi, la propia esencia vital del espíritu, se desplaza hacia abajo por un período prolongado de tiempo, esto estimulará diferentes reacciones biológicas que a su vez generará algún tipo de deseo.

La mente y el cuerpo están inseparables. De este modo, generando algún tipo de deseo, ese deseo puede llevar a diferentes ilusiones o alucinaciones en la meditación. Si la práctica de la persona es lo bastante fuerte y profunda, el poder de la energía es muy fuerte, y eso puede estimular al cuerpo y a la mente. Si la persona ha experimentado estados de samadhi y el salir de ellos, o incluso dentro del estado de samadhi, pueden liberar energía produciendo pensamientos deseosos. No es que las energías estén produciendo pensamientos deseosos per se, sino que están estimulando las reacciones biológicas. Estas reacciones biológicas sirven como condiciones auxiliares que maduran las semillas kármicas ya plantadas en la mente. Maduran y se manifiestan como todo tipo de ilusiones y diferentes estados. En estos estados, uno incluso podría experimentar copulación y unión sexual; también podría perder esencia (fluidos corporales). Esto es tanto para los hombres como para las mujeres.

El dedicarse a estas uniones sexuales mentales, no sólo agota la energía corporal, sino que también puede provocar que las fuerzas demoníacas externas se te aparezcan realmente como deidades maravillosas para copular contigo. Después de un tiempo, esto se convierte en una fuente de apego. Teniendo apego a estos estados, no podremos liberarnos de ellos. Como resultado, uno no sólo perderá finalmente su poder de samadhi, sino que también agotará su energía. Estos tipos de practicantes tienden a morir bastante jóvenes. Muy a menudo, cuando los principiantes experimentan algo así, querrán reprimirlo. Cuanta más energía uno emplea para reprimir estos pensamientos, más fuerte rebotan. No es algo que pueda ser reprimido.

Pero regresando a estos estados ilusorios de copulación, en realidad lo puedes ver en el Budismo. Por ejemplo, ves representaciones de tangkas donde hay uniones gozosas de algún Buda o Bodhisattva con un practicante. Quizás sea posible que algunos practicantes tibetanos sean capaces, cuando surgiesen estos estados, de transformarlos, manteniendo la no-salida de su energía vital por un lado, y manteniendo un entendimiento o percepción de la naturaleza de la vacuidad por el otro. Pero desde la perspectiva Chan, estos tipos de prácticas son un camino demasiado peligroso para cualquier practicante común y corriente que se dedique o juegue con ellas. Porque para una persona quien sea profundamente ignorante y engañada, e incluso para una persona que haya alcanzado alguna comprensión no tan profunda, si persiste en esos estados ilusorios que son aparentemente tan reales y abrumadores, le será imposible el mantener la práctica. Es muy fácil para una persona el entrar en lo que podrían pensar que es la práctica, pero realmente es un estado demoníaco.

Por supuesto, es posible dedicarse a la contemplación para transformar estas experiencias, para aumentar el propio entendimiento. Pero aunque prácticas de este tipo existían en China, en verdad nunca se arraigaron. Una de las razones es que estos grandes maestros descubrieron que es muy difícil el emplear sutilmente estos estados para satisfacer el propio deseo sin dejar rastros sutiles de apego. De manera que prácticas como estas nunca se arraigaron en China.

Por supuesto, esta práctica taoísta de unión sexual tiene precedentes en China. Regresando a lo que estaba diciendo antes acerca de absorber el Chi del medio ambiente externo, a veces, para estos practicantes taoístas, el propósito de la unión sexual es, en realidad, absorber la energía de su compañero (en la mayoría de las circunstancias de una compañera femenina) de manera que puedan fortalecer su propio cuerpo, su propio Chi, para alcanzar cualquier objetivo que deseen. El primer objetivo es para su práctica de la longevidad, para alcanzar la inmortalidad, convirtiéndose en un ser celestial. El segundo es para fortalecer el propio deseo. Esto conduce a cambios biológicos o físicos en donde el practicante puede realmente perdurar por un tiempo prolongado o ser muy poderoso durante la relación sexual. Hay relatos en China de emperadores quienes pidieron a los meditadores taoístas que les enseñasen estas habilidades. Debido a que tenían tantas concubinas, tenían que ser muy fuertes, tenían que intensificar sus proezas sexuales. De manera que aprenderían estas habilidades para fortalecer ese tipo de práctica.

No Apegarse al Estado de Unificación

Todas estas dificultades y peligros de la práctica en realidad se derivan de algo inocente: comenzar a estar consciente del propio flujo de energía en el cuerpo y tener apego a la forma corporal; y a partir de eso tener apego a otro tipo de cosas. Esto se expone muy claramente en el Surangama Sutra. Es importante para los practicantes del Chan, el no involucrarse en estas formas de práctica basadas en la materialidad.

Como practicante del Chan, uno inevitablemente experimentará diferentes estados de unificación. Pero el propósito de la unificación no es un objeto de apego, un objeto de preocupación. Es meramente un resultado natural de práctica. Es más importante el no quedarse entretenidos en estos estados, no estar demasiado preocupado por ellos, sino seguir adelante. Para comprender la naturaleza de la vacuidad, del origen dependiente. Para ver a través del velo y del incentivo de estos estados de samadhi, de manera que pueda surgir la genuina sabiduría y las aflicciones puedan ser realmente aliviadas, en vez de cultivar más aflicciones, deseos y logros materiales.