jueves, 28 de marzo de 2011
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Un Sueño Narrativo
Conferencias budistas
Por el Maestro Chan Sheng Yen

El maestro Sheng Yen tuvo un sueño en el Centro de la Meditación Chan en Nueva York, por la mañana del 8 de noviembre de 1983, y se lo dictó a su discípulo Guo Ran. Apareció como apéndice en su libro Life of Chan.
Antonio Hsieh tradujo la transcripción china, la redacción bilingüe por Chiacheng Chang y Robert Dougherty, la redacción en inglés por Ernest Heau.

A las cuatro de esta mañana yo tuve un sueño tan encantador, era tan intoxicante, como si el estado del sueño persistiera después de que me levantara por la mañana para hacer la meditación sentada y el servicio de la mañana. El sueño sólo duró por muy poco tiempo, pero fue especialmente claro e hizo una profunda impresión. A las cuatro cuando me levanté, mi cabeza estaba clara, pero tan pronto como cerré mis ojos, el estado del sueño apareció otra vez. Cuando me levanté, era sólo un poco después de las cuatro. En el comienzo del sueño, yo estaba liderando a muchas personas a atravesar una gran montaña. La montaña estaba toda cubierta por hierba salvaje, árboles y arbustos, pero también había parcelas de tierra cultivable donde los agricultores estaban trabajándolas. Finalmente, cuando pasamos por una parcela cultivada, el camino se hizo tan estrecho que era difícil no caminar sobre los cultivos. De manera que teníamos que caminar muy cautelosamente e incluso teníamos que apartar las plantas con nuestras manos.
Después, subimos una escalera de piedra, que era como una pasarela. Después de subir un poco más, nos giramos, y luego fuimos directamente hacia arriba. Cuando llegamos al final del camino, vimos a una chica joven caminando por la calle, llorando en voz alta. La chica dijo: “¡Quiero dar limosnas! ¡Quiero dar limosnas!” Su madre le persiguió diciendo: “Eres tan pobre como un fantasma. ¿Cómo es que tienes algo para dar?” Ella dijo: “Quiero dar limosnas incluso si eso significa dar mi vida. No debo dar limosnas sólo porque soy pobre.” Su madre la agarró y se la llevó, pero la chica se escapó por otro camino. Luego aparecieron algunas casas, agrupadas como una aldea. Fui a una de las casas para descansar. Un señor mayor, de unos 50 ó 60 años, apareció y me preguntó qué estaba haciendo. Contesté: “No lo sé, traje a un grupo de personas hasta la montaña, pero ellos todavía no han llegado. De manera que tomaré un descanso aquí y esperaré por ellos.” Luego él me dijo: “Hay un lugar en la parte trasera de la montaña. ¿Quieres ir allí? Todos seremos capaces de ir allí dentro de muy poco tiempo.” Y yo Dije: “¿Qué tipo de lugar es?” Él dijo: “Déjeme hacer una llamada y preguntar.” Cuando alguien contestó, el anciano quería que yo me pusiera al teléfono. Yo no sabía con quién estaba hablando de manera que pregunté: “¿Qué tipo de lugar es ese?” Escuché una voz que sonaba como a la de un anciano, pero no comprendí bien lo qué decía. Luego, él dijo en taiwanés difícil de entender: “Este es un lugar para Samantabhadra (Puxian, en chino).” Pero pensé que lo que había escuchado era “Shaman.” Previamente había investigado el estudio comparativo de las religiones, y sabía que el chamanismo es un tipo de religión que cree en la brujería. De manera que yo objeté. El anciano en el teléfono continuaba: “Nuestro lugar es diferente de otros lugares. Hoy estamos conmemorando el fallecimiento del patriarca Samantabhadra. Es una rara ocasión. Él impartirá una charla del Dharma. Estamos ocupados. Así que si quieres venir, ven rápidamente.” Después de que colgara el teléfono, el señor mayor me preguntó: “¿Quieres ir? Toda mi familia irá.” Contesté: “Entonces yo también iré.” Yo ya estaba en la puerta incluso antes de que partieran.
El grupo de personas que originalmente me siguieron también se involucraron y nos acompañaron. Después de caminar durante un tiempo, vimos un estanque grande en el que se podían liberar peces capturados. El estanque era transparente, grande y claro, como una pecera en un acuario. Vimos cómo los peces en el estanque se mataban los unos a los otros. Los peces grandes perseguían a los peces pequeños. Algunos de los peces pequeños fueron comidos y algunos murieron después de colisionar entre ellos. Muchas de las personas que me acompañaron preguntaron: “Mire, maestro, los peces capturados que muchos de nosotros liberamos fueron comidos o murieron al colisionar con otros peces. ¿Todavía necesitamos liberar animales capturados?” Yo pensaba, estos peces son tan tontos. ¡Qué pena! Las personas los liberan y, sin embargo, tratan de matarse entre ellos. Pero aún dije firmemente: “Aunque se coman y colisionen entre ellos, todavía tenemos que liberarlos.” Al escuchar lo que dije, estaban satisfechos y continuaron siguiendo adelante.
Las personas que me acompañaron incluían a monásticos y laicos, femeninos y masculinos. Cuando perdí un zapato mientras caminaba, alguien lo recogió y me lo trajo de vuelta para que lo usara. Mientras continuábamos subiendo, a lo largo del camino de la montaña, encontramos el ambiente muy tranquilo y refrescante, e impregnado de una fragancia delicada. Mientras entrabamos por la puerta principal de un monasterio, los laicos que venían conmigo todos desaparecieron. Sólo quedaban los monásticos. Luego, un monje que vestía similar a mí, pero no parecía ni chino ni japonés, dio unos pasos largos hasta ponerse al mi lado y luego caminamos juntos. Después de pasar por la puerta, había dos biombos muy altos tallados en algo que parecía como coral o jade púrpura. El suelo entre ellos estaba hecho de un material liso y brillante que parecía como de jade o loza. Los biombos eran como unas paredes y a ambos lados contenían palabras, como unos encantamientos naturalistas que parecían estar en tibetano o sánscrito. Mi primera impresión era que se parecía al estilo caligráfico que Nichiren Shonin (de la Escuela japonesa Nichiren) adoptó para escribir los siete caracteres nam-myoho-renge-kyo (南無妙法蓮華經) (Rendir Homenaje al Sutra del Loto), como el estilo de escritura empleado para talismanes mágicos taoístas.

¡Qué extraño! ¿Cómo es que terminé en un lugar que recuerda a la Escuela Nichiren? De manera que dije a mis discípulos monásticos: “¿Quizás este sea un monasterio sucursal de la Escuela Nichiren?” Entonces pregunté al monje que caminaba conmigo: “¿Eres un seguidor de la Escuela Nichiren?” y él Dijo: “No, soy de la Escuela Chan.” Habló en chino. Después de decirlo, no me dijo nada más.

Mientras caminábamos otro tramo del camino, continuamente subiendo más y más alto, las pantallas se volvían más altas, más grandes y más imponentes, y el camino también se volvía cada vez más amplio. Finalmente, en un recodo del camino, un monástico de alrededor de 40 ó 50 años de edad se presentó y nos dio la bienvenida. Dijo: “Gire a la izquierda ahora. El patriarca ‘shaman’ (Samantabhadra) ya está impartiendo la charla del Dharma. Rápido, vaya y entre.”

Tan pronto como giré a la izquierda, repentinamente la escena cambió a gran escala, no se trataba de un lugar donde había muchas personas, sino de un área abierta y muy espaciosa. Una amplia extensión en el lado izquierdo estaba completamente vacía, limpia y luminosa. Tan pronto verla, sentí como si hubiera entrado por la puerta de la liberación.

Luego, miré al centro y vi una enorme vasija ritual de tres patas que llegaba hasta el cielo. Parecía ser esculpida de una gran esmeralda de color verde azulado. La vasija estaba adornada con una corona circular de joyas. Al frente de la corona había empotrada una pantalla extremadamente grande y cuadrada, en la que primero vi cuatro grandes caracteres dorados. Los caracteres tridimensionales flotando y brillando con luz dorada sobre una superficie que también irradiaba un rojo como de agata, ambos colores siendo transparentes. Los cuatro caracteres se leían: “El Sufrimiento debe revertirse.” (是苦當歸)

Yo caminaba hacia la vasija y cuando casi estaba justo debajo de ella, vi que a cada lado de “El Sufrimiento debe revertirse” habia una línea de pequeños caracteres que se manifestaron repentinamente. En la línea a la derecha se leía: “El saber que todo es sufrimiento es saber que todo es vacío.” (知一切苦一切是空). Luego, en la línea de la izquierda aparecía: “El ser vacío es no sufrir; el sufrir es no ser vacío.”

Las dos líneas de los pequeños caracteres desaparecieron después de que yo las hubiera visto, dejando sólo los cuatro grandes caracteres. En ese momento, el monje que dijo haber sido un seguidor Chan dijo: “Eche un vistazo a la derecha, ese es el reino de la extinción quiescente (jimie, en chino; otro nombre para “nirvana.”). Habiéndo entrado en él, te encontrarás en el estado de la extinción quiescente.” Vi una enorme entrada principal que no había visto antes, imponente y asombrosa. Cuando miré hacia arriba, parecía continuar sin fin. Sus dos lados se extendían y parecían no tener límite. Unas escaleras de jade y color blanco-leche llevaban hasta la entrada principal que parecía estar justo delante de mi ojos, y sin embargo estaba muy lejos. Vista desde lejos, la entrada principal no parecía ser hecha ni pintada por un ser humano, sino naturalmente formada por colinas verdes y arroyos azules. Una enorme placa inscrita con los cuatro caracteres “Entrando en el Reino de la Extinción Quiescente” (入寂滅境) estaba instalada por encima de la entrada principal, la cual se encontraba cerrada.

Después, vi varios caracteres en la parte de abajo de la pantalla grabada en la vasija que decían: “Charlas del Dharma por el Bodhisattva Puxian al momento de su muerte.” (普賢菩薩示寂開示) Yo pensé: “Puesto que el Bodhisattva Puxian ya habia pasado a mejor vida, ¿por qué todavía estaba impartiendo charlas del Dharma?” Aún en la duda, caminé hacia la vasija. Después de pasarla, descubrí una escalera que era muy difícil de subir. Vi a varios otros monásticos que ya estaban allí y podían subir muy fácilmente, pero de alguna manera yo fui en la dirección equivocada y estaba bloqueado por un pilar. Tuve que pasar alrededor del pilar, y casi me caí. Un monástico apareció y dijo: “¡Fuiste en la dirección equivocada. Es demasiado peligroso! Debes venir desde ese otro lado.” Yo había tomado un camino transversal porque parecía un poco más cerca. Así que me di la vuelta, y me acerqué de nuevo desde el camino correcto.

Después de entrar, vi a muchos monásticos saliendo, cada uno sosteniendo un cuenco de limosnas en sus manos. El monástico que había señalado el camino dijo: “La hora de comer ya ha empezado. ¡Llegas tarde! Puesto que ya estás aquí, simplemente ven.” De modo que le seguí hasta adentro. Había muchos monásticos allí, pero nadie puso atención en mí, cada uno caminando en su respectiva fila. Todos estaban vestidos igual, en batas de mangas largas en gris claro y mantos en gris oscuro; su apariencia era pura e imparcial, simple y normal. Aunque había muchos monásticos, todos estaban en silencio. Gordos o delgados, altos o bajos, jóvenes o viejos, todos llevaban una sonrisa en sus caras como si llenos de alegría del Dharma. El monje que dijo haber sido un seguidor de la tradición Chan, ya había entrado, vistiéndo prenda ceremonial. El monástico que me recibió dijo: “El venerable maestro Taixu llegó mucho antes que ti. Tampoco llevaba una prenda ceremonial (Yo también sólo estaba llevando un manto ordinario sin ninguna prenda ceremonial); pero él estaba bastante a gusto, y no pensaba que no debiera entrar sólo porque no llevara una prenda ceremonial. ¿Te sientes incómodo al entrar sin llevar una prenda ceremonial?” Yo dije: “¡No, no sólo no llevo una prenda ceremonial, sino que tampoco tengo un cuenco de limosnas! De este modo, ¿cómo puedo participar en la comida con el grupo?” Él dijo: “Te daré un cuenco de limosnas.” Así que pidió a otro monástico que encontrara un cuenco para mí.

Después de recibir el cuenco, miré hacia atrás y me di cuenta de que había sólo un discípulo monástico que quedaba en mi séquito, y él tampoco tenía cuenco. Yo le entregué el mío, y él le dio la vuelta y lo movió de un lado a otro y no podía sostenerlo adecuadamente. El monástico que me había recibido me riñó diciendo: “¿Por qué traes a alguien aquí sin dejarnos saber de antemano? Y no lo entrenaste bien, y por eso incluso ni sabe cómo sostener un cuenco. ¡Envíalo de vuelta!” Mi discípulo estaba muy disgustado, me devolvió el cuenco y regresó solo. Yo entré solo con el cuenco en mis manos. Después de entrar por la puerta yo intentaba encontrar al patriarca que estaba exponiendo el Dharma, pero no vi a nadie allí. Era un reino sin seres humanos. Incluso no sabía si yo mismo estaba allí. Y por supuesto, no tenía el cuenco en mis manos.

Una inscripción apareció repentinamente en la vastedad del espacio. El espacio por sí mismo parecía tener una voz que dijo: “¡Habla! ¿Cuáles son estos?” En todo mi conocimiento previo, nunca había visto los caracteres “ánade real” o fu (鳧) y “golondrina” yi (乙) usados antes en una copla rimada. Pero esto es lo que dije en voz alta:
“Fu e Yi ambos son indistintos.”

Luego, una segunda inscripción de estos caracteres apareció, la que pronuncié: “Fu no puede percibir Yi.”

Después, la tercera inscripción apareció, y dije en voz alta: “Fu se mueve hacia Yi.”

En cuanto a la cuarta inscripción dije: “Fu e Yi se encuentran.” En cuanto a la quinta inscripción dije: “Fu e Yi están en concordancia.”

En cuanto a la sexta inscripción dije: “Fu e Yi se entremezclan y se fusionan.”

En cuanto a la séptima inscripción dije: “Fu e Yi están naturalmente unidos.”

En cuanto a la octava inscripción dije: “Fu e Yi ambos están olvidados.”

En cuanto a la novena inscripción dije: “Fu e Yi dejan de existir. ”

Finalmente la décima inscripción apareció, y dije: “El cese por sí mismo también cesa.” Parecía haber más después de la décima inscripción, pero yo no estaba autorizado a verlas.

Tan pronto como las inscripciones se desvanecieran, nada podía ser percibido. Cuando busqué, no vi nada. Era un reino espacioso y vacío, y sin embargo, rico y lleno, un reino que existía antes del tiempo. Pero todo mi ser estaba inusualmente fresco, y extremadamente tranquilo. Yo pensaba: “¿Es este el estado de la extinción quiescente? No, el estado de la extinción quiescente no esta aquí. Debería estar allí. No puedes entrar en el etado de la extinción quiescente desde aquí; deberías entrar desde allí. Este lugar es sólo el comienzo que conduce al estado de la extinción quiescente.” Cuando eché una mirada hacia atrás sobre mi hombro, regresé de nuevo al mundo humano, y vi numerosos seres vivientes otra vez. Y luego el sueño terminó.

Cuando fui adentro para escuchar la charla del Dharma, nadie estaba hablando, y sólo me mostraron varias inscripciones. No había imágenes de un Fu o un Yi, sólo dibujos abstractos y líneas. Yo no podía decir qué eran, pero mi boca pronunciaba palabras. Y después de que las dijera, las inscripciones desaparecerían. Ese fue un sueño muy extraño. De manera que después de que se terminara, yo aún permanecía en él física y mentalmente, sintiéndome muy fresco. Luego, cuando posteriormente hice la meditación sentada y el servicio de la mañana, e incluso ahora, parece que aún lo estuviera soñando (eran ya las diez de esa mañana) y ese estado aún está conmigo. De todos modos, un sueño es un sueño; no hay un significado real. Yo sólo tuve un sueño y eso es todo.