jueves, 28 de marzo de 2011
páginas relacionadas con DDM

這個頁面上的內容需要較新版本的 Adobe Flash Player。

get Adobe Flash Player

¿Cuál es el significado de decir "Amituofo"?
Cuando los budistas chinos ven a alguien o cuando hacen cualquier cosa, siempre dicen «¡Amituofo!». Cuando saludan a alguien, cuando se despiden, cuando ofrecen disculpas, cuando expresan gratitud, cuando se sienten culpables o alegres, o lo que sea, siempre decimos «¡Amituofo!». Cuando sucede algo terrible, o algo que nos molesta o que nos enfurece, o que nos inquieta,también decimos «¡Amituofo!». ¿Por qué se utiliza esta expresión en tantas situaciones?

Después de la dinastía Tang, durante el período de las Cinco Dinastías, hubo un maestro Ch’an, Yongming Yanshou, que recitaba el nombre del Buda Amitabha 100 000 veces al día. Él se pasaba el día recitando el nombre del Buda, incluso mientras comía o dormía. Aun cuando estaba hablando con la gente, seguía recitando mentalmente el nombre del Buda. Eso lo hacía en todo momento. Además, aconsejaba a otras personas que adoptaran su misma práctica. Es preciso recitar día y noche sin parar para alcanzar la meta de 100 000 veces al día; de lo contrario no hay tiempo para lograrlo. O sea, que no paraba de hacerlo ni un solo instante.

Cuando la gente lo llamaba por su nombre, y él todavía seguía recitando mentalmente, entonces no iban a saber si él realmente lo había oído. Por ejemplo, si alguien le decía «¡Maestro Yanshou!», él respondía «¡Amituofo!». De hecho, él todavía seguía recitando mentalmente «Amituofo». Esto lo decía no solo como respuesta. Él estaba recitando en silencio y luego alguien lo llamaba; entonces, para que esa persona supiera que él la había oído, él recitaba «¡Amituofo!» una vez en voz alta. Entonces esa persona comprendía: «¡Ah!, sí que me ha oído». Más tarde, si esa persona le decía «Maestro Yanshou, ya vengo a despedirme de usted!», ¿qué le respondía el maestro? «¡Amituofo!» Así de sencillo. En este caso, decir una vez «¡Amituofo!» significaba «así que usted ya está listo para marcharse…». No era necesario que él dijera más; ya le había dado una respuesta.

Si otra persona le decía «Maestro, ¿le parece apropiado que yo hoy vaya a casa a hacer postraciones ante el Buda?», él le respondía «¡Amituofo! Lo que usted desee». Eso quería decir «ya que usted ha hecho voto de hacer postraciones, pues sí, hágalas». Si alguien le decía «voy a pasarme toda la noche en vela haciendo postraciones sin parar. ¿Qué le parece?», él le respondía «¡Amituofo!», lo que quería decir «usted puede sentirse libre para permanecer despierto toda la noche; si eso es lo que usted desea hacer, pues ¡adelante!». «Maestro, ¿puedo hacer postraciones con usted esta noche?» Quizás él tenía que pensárselo primero. Si le parecía bien, él le respondía «¡Amituofo!». Así ya se habían puesto de acuerdo. En caso contrario, él decía «¡Amituofo! Eso no funcionaría». Dado que él todavía estaba recitando y podía detenerse a tiempo, aún le salía otro «¡Amituofo!»: «¡Amituofo! No sería oportuno». Esa era una respuesta vinculada a la recitación que proseguía. Lo cierto es que al tiempo que respondía que no sería oportuno, él continuaba recitando mentalmente «Amituofo» Así que siempre estamos diciendo «¡Amituofo!», sea cual sea la ocasión.

En suma, la palabra «Amituofo» se puede utilizar en muchas situaciones distintas, por lo que resulta muy útil. Sirve para expresar acuerdo o desacuerdo; puede ser una respuesta, o incluso una pregunta. Siempre se puede utilizar «Amituofo» para expresar algo. Aparte de eso, recitando «Amituofo», uno se procura paz interior y ayuda a los demás a mejorar. Si una persona ya es budista, ya es practicante, cuando oiga a otra recitar «Amituofo», se le llenará el corazón de alegría y decidirá practicar con perseverancia. En el caso de una persona que no sea budista, que no sea practicante, cuando oiga a otra recitar «Amituofo», no es que vaya a hacerse budista, pero sí que será menos hostil hacia ese budista. «¡Amituofo!» es una expresión budista muy útil y apropiada en cualquier ocasión. La recitación constante nos aporta paz y alegría y nos mantiene conscientes de nuestra conducta.