sábado, 30 de marzo de 2011
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El Elemento Tierra
Conferencias budistas
Conferencia impartida por el maestro Sheng Yen sobre el Surangama Sutra el 21 de junio de 1987.

El pasado domingo comencé a abordar el tema de los cuatro elementos, traducidos literalmente como los “cuatro grandes.” Hoy nos vamos a centrar en el primer elemento, el elemento tierra, y la cuestión de su verdadera existencia. En el pasaje del Surangama Sutra que estamos leyendo hoy hay muchas descripciones y analogías, pero todas ellas indican la misma cosa: la no-existencia del elemento tierra.

En muchas escuelas filosóficas y religiosas en la antigua India, era común dividir el mundo en los elementos tierra, aire, fuego y agua. Nuestro ambiente depende de la interdependencia y la transformación de estos elementos. Todos coexisten en cada momento. No puedes tener tres de ellos presentes y el otro ausente. Es por esta razón por la que son llamados “grandes”: son indispensables en todo momento.

El pasado domingo mencioné la distinción entre los cuatro elementos internos y los cuatro elementos externos. Como podrían recordar, cuando hablamos de estos cuatro elementos, podemos hablar de ellos como estando dentro o fuera del cuerpo. Sin embargo, en el Budadharma el énfasis radica en los cuatro elementos que están dentro del cuerpo, el cual es una forma viva. Estos cuatro elementos son fundamentales para la existencia de todas las formas de vida.

Después, el Sutra discute sobre el surgimiento y la desaparición. Podríamos tener un entendimiento simple de esto términos: podemos comprender que un niño recién nacido es una vida que surge y alguien en el acto de morir es un ejemplo de una vida que perece. Pero con una comprensión más profunda de estos términos, podemos ver que el surgimiento y la desaparición son aplicables tanto para el niño como para una persona que está muriendo.

Ming-yee (traductor del chino al inglés del maestro Sheng Yen) me hizo una broma hoy en la hora del almuerzo. Da la casualidad de que cumple años este mes, por consiguiente había una tarta de cumpleaños para el postre. Ming-yee dijo que con cada cumpleaños elimina un año de su edad. Sólo estaba bromeando, pero cada cumpleaños podría entenderse como un año más próximo a la muerte. Y sabemos que nuestro metabolismo funciona en cada momento de nuestras vidas. Esto implica un continuo surgimiento y desaparición de cada célula de nuestros cuerpos.

Desde este punto de vista, incluso un infante experimenta este surgimiento y desaparición. E incluso una persona muy vieja está en medio del surgimiento aunque esté pereciendo. No es tan diferente como podrías pensar.

Este surgimiento y desaparición se siguen continuamente el uno al otro. En el I Ching la “creación” queda expresada en la idea del “surgimiento sigue al surgimiento.” No se pone mucha atención a la desaparición.

Esto es, por supuesto, una manera muy optimista de mirar las cosas. No obstante, el surgimiento y la desaparición siempre suceden juntos y siempre se siguen el uno al otro.

Este proceso puede entenderse en términos de nuestros propios pensamientos. Es decir, en cualquier momento dado sólo existe un solo pensamiento en tu mente. Cuando aparece el segundo pensamiento, significa que el pensamiento anterior ya ha perecido. Alguien que se enreda en montones de pensamientos tendrá un remolino de pensamientos que pasan por su mente, cada uno surge y perece. Como gotas de agua que caen en cascada, los pensamientos atraviesan nuestras mentes a toda velocidad. Pero en todo momento sólo hay un pensamiento que sustituye a su predecesor. Este modelo se repite infinitivamente.

Hay otro término que me gustaría que tengan a consideración. Esto describe la partícula más pequeña posible en el elemento tierra. Esto es denominado, “la partícula que está más cercana al vacío.” Esto significa que si de algún modo logras cortar más una partícula tan pequeña, lo que queda podría ser idéntico al vacío.

Pregunté a Ming-yee que cómo esto concuerda con la ciencia moderna. Dijo que de acuerdo con las antiguas teorías, la materia podría subdividirse infinitamente. Pero las teorías científicas contemporáneas han rechazado esta división infinita de la materia. De hecho, hay mucho para demostrar de que más allá de un cierto punto, ya no tiene sentido hablar de las partículas.

Pero deseo continuar con las enseñanzas del Surangama Sutra. La dirección de la ciencia contemporánea es ciertamente alentadora y, quién sabe, algún día la ciencia teórica podría avanzar hacia el punto donde estaría de acuerdo con la enseñanza del Sutra.

El siguiente término importante en el Sutra, “Tathagatagarbha” es a veces traducido como el “Embrión del Tathagata.” La palabra “garbha” tiene el significado de embrión en el sentido de tener o guardar. Lo que es guardado es un Tathagata, un Buda. Cada uno de nosotros tenemos un Embrión de Tathagata. Cada uno de nosotros tenemos un Buda dentro, pero no somos capaces de ver al Buda que está en nuestro propio Embrión del Buda.

Cuando practicas hasta el punto donde ves tu propia naturaleza, la naturaleza que ves dentro de ti es tu naturaleza de Buda, el Buda de tu Embrión del Tathagata. ¿El Embrión del Tathagata está aquí en mi pecho? No. El Embrión de Buda no está localizado en ninguna parte en particular de tu cuerpo. Si un ser humano no tiene este Embrión del Tathagata, entonces eso significa que no tiene naturaleza de Buda. Si no tiene naturaleza de Buda, no hay ninguna manera para él de practicar o de ser capaz de ver su naturaleza de Buda interna.

Pregunté a alguien dónde está su Embrión del Tathagata. Y ella dijo que estaba en su conciencia. Eso es correcto. El Embrión del Tathagata está presente en cada pensamiento nuestro.

Hay un dicho que reza: todas las noches abrazas al Buda incluso cuando estás en sueño profundo, y todas las mañanas le rindes homenaje a él cuando te levantas. Lo has buscado por miles de millas, pero él se sienta justo delante de ti y no lo reconoces. ¿Esto a qué se refiere? Al Embrión del Tathagata. Antes de que tengamos fe en practicar y en alcanzar la Budeidad, primero debemos creer en la existencia del Embrión del Tathagata.

Hay dos líneas justo después de las palabras, “Embrión del Tathagata”, que son muy importantes, y me gustaría abordarlas.

La primera línea dice: “La naturaleza de la forma es vacuidad verdadera.” La “naturaleza” se refiere a la naturaleza de Buda o la naturaleza del Dharma. Todos los fenómenos y formas que se han manifestado de la naturaleza de Buda son, en su esencia verdadera, vacíos. Este es el punto de vista de Buda o de alguien que ya está iluminado.

Pero hay otro dicho que reza: “La vacuidad verdadera no es vacía.” Es decir, cuando hablamos de la vacuidad verdadera, nos referimos al hecho de que no hay nada que permanezca sin cambio y que todas las cosas sólo tienen una existencia temporal. Por consiguiente, es imposible aferrarse o tener apego a algo, puesto que todas las cosas siempre están en un estado de cambio. No se niega la existencia de los fenómenos, eso no sería el auténtico Budadharma, pero nuestra percepción corriente de fenómenos es ilusoria.

Para las personas es muy fácil engañarse a sí mismos acerca de este punto. Eso ocurría a menudo en la antigua China. Las personas que sufrían reveses en sus vidas – el fracaso comercial, la pérdida de la riqueza, el amor no correspondido – podrían volverse desanimados y buscar consuelo en un templo o en un monasterio. Podrían empezar a practicar el Dharma. Muy rápidamente declararían que las cosas que les han hecho sentirse miserables ya no tienen importancia para ellos. Pero tales actitudes sólo eran realmente fingidas. Podrían decir que habían visto la vacuidad inherente en todas las cosas, pero en realidad todavía lloran su pérdida. Sólo querían poner buena cara para que la vea el mundo. Esto no es el verdadero Budadharma. Es realmente una actitud de envidia de lo que no se pudo tener en una forma muy sutil.

Alguien que se motiva para practicar el Dharma debido a que ha sido abandonado por su mujer o su esposo, luego podría tener una idea de una reina de belleza o de un caballero de brillante armadura. Entonces el Dharma no le parecería tan importante, y podrían creer que el mundo no es tan vacío como había pensado.

¿Cuál es el entendimiento adecuado de la vacuidad? El entender la vacuidad es mirar algo, y relacionarse con ese algo como tal cual es realmente. Si un hombre está casado, debe comprender que su esposa no es solo un objeto que puede poner y sacar del bolsillo a voluntad. Él no puede ejercer control sobre ella. Ella tiene sus propias opiniones. Ella es otro ser sensible. Ambos viven juntos y se cuidan el uno al otro. Cada uno trata de cumplir con sus responsabilidades en el matrimonio. Si el hombre rinde culto a ella como Venus en la tierra, entonces habrá mucho apego a una existencia irreal. Por otro lado, si él simplemente reconoce a ella como otro ser sensible con el que por las circunstancias de la vida tiene que convivir, y si la pareja intenta colaborar el uno con el otro, incluso si la esposa decide dejarlo, al final el esposo será capaz de comprender y no le guardará rencor a su esposa. En la verdadera vacuidad reconoces y aceptas las cosas tal cual son. Lo más importante es que mientras los dos estén juntos, el esposo y la esposa tendrán ciertas responsabilidades y obligaciones que deberían cumplir.

La riqueza es lo mismo. Si tienes dinero, deberías cuidarlo y no malgastarlo. Pero si tu fortuna sufre un revés, no deberías sentirte abrumado. Al fin y al cabo, las riquezas son posesiones meramente materiales. No tiene nada que ver con quién realmente eres. Si puedes mantener esta actitud de no-apego, eso es verdadera vacuidad.

Recientemente, dos socios comerciales vinieron a visitarme. Empezaron como amigos, pero las riñas en el comercio les llevaron al punto donde ya estaban a punto de matarse el uno al otro. Cada uno se quejó del otro. Como budistas, cada uno de ellos sabía que su queja era un apego, pero la causa de la discusión fue tan hiriente y causó un efecto tan grande, que ninguno de los dos encontró solución a este problema. ¿Cuántos de ustedes han encontrado situaciones como ésta?

¿Qué puedes hacer? Si te enfadas hasta el punto de agarrar un cuchillo y perseguir a alguien, podrías llegar a tener más aflicciones que por las que estás regateando. Pero si es realmente el caso en que poner los ojos en alguien hace que tu sangre hierva, ¿por qué no te mantienes a distancia de él?

En esta situación particular uno de ellos dijo que hizo todo el trabajo, el otro dijo que su socio se atribuye todo el mérito. Cuando llegas a un punto como éste, debes comprender que fueron enemigos en una vida anterior, y los enemigos que se encuentran en un camino estrecho no pueden evitarse el uno al otro. Ahora que la pelea está empezada, es mejor dejarla que siga. Si crees que has sufrido injusticia, entonces considera que podrías haberle debido algo a la otra persona en la vida pasada. Ahora él está recuperando algo en retorno y no tienes que sentirte tan terriblemente disturbado por ello.

Ambos hombres todavía se me quejaron de que la comunidad china era demasiado pequeña – no podrían ser capaces de evitar toparse el uno con el otro. Dije: “Cuando te encuentras con el otro, si él dice hola, tú también dices hola. Si alguno de vosotros parece antipático, esto no debería evitar que el otro sonría. Es verdad que ciertos incidentes te provocarán infelicidad, pero al final podrás superarlos, y será como si nunca hubiesen ocurrido.” Los hermanos y las hermanas se pelean todo el tiempo, pero para ellos es raro guardar los rencores de la niñez hasta que se hagan mayores. Siempre sabrán, “Esta es mi hermana,” o “Este es mi hermano.” Los practicantes del Dharma, sobre todo, deberían mantener esta actitud. Los sentimientos de enemistad es mejor que sean reconocidos, calmados y resueltos. No tiene ningún provecho en absoluto el mantenerlos.

Ahora permítanme continuar la segunda línea que sigue después del “Embrión de Tathagata.” En la línea se lee: “La naturaleza de la vacuidad es forma verdadera.” Cuando experimentas la vacuidad verás que todas las formas, todos los fenómenos tienen existencia verdadera. Pero es importante recordar que no debes tener apegos a estos fenómenos, y no debes dejar que se conviertan en una fuente de aflicción.

Sabemos que el Buda Shakyamuni alcanzó la Budeidad a los veintinueve años de edad, o, de acuerdo a otra versión, a los treinta y cuatro años. El Buda vivió hasta la edad de ochenta años, de manera que como mínimo vivió cuarenta y seis años en este mundo como Buda. ¿Qué hizo durante todos estos años? Enseñaba activamente el Dharma, y gracias a sus esfuerzos el Budismo existe hoy día. Si el Buda hubiera estado desanimado y, como las personas de las que hablé en la antigua China, hubiera abrazado sin sinceridad y temporalmente las búsquedas espirituales hasta que las cosas en su vida mejorarían un poco, no podríamos estar practicando como lo hacemos hoy. No podría estar aquí hablándoles a ustedes acerca del Dharma.

Entonces si comprendes realmente esta línea, “La naturaleza de la vacuidad es forma verdadera”, podrías conocer la verdad e importancia de todos los fenómenos. Una persona que ha conseguido esto no perderá interés en el mundo y no hará nada. Por el contrario, tal persona trabajará duro para cumplir con sus responsabilidades y hacer todo lo que pueda para ayudar a todos los seres sensibles.

El Sutra emplea el elemento tierra para ilustrar el cambio, el continuo surgimiento y desaparición de todos los fenómenos. En tu entendimiento de esto, no debes caer en los extremos. Si sólo persistes en que los fenómenos existen, esto es erróneo puesto que los fenómenos están sufriendo cambio continuo – los seres sensibles ordinarios no tienen un entendimiento completo de lo que es real. Sosteniendo que los fenómenos no tienen existencia tampoco es exacto porque el mismo cambio es un tipo de existencia, pero de nuevo, los seres sensibles ordinarios no pueden percibirlo fácilmente. Ni la existencia ni la no-existencia es estrictamente correcta. Entonces, en el Budadharma nuestra actitud es la de no-apego a la vacuidad, no-apego a la existencia. De esta manera no quedamos atrapados en los fenómenos, pero tampoco abandonamos a los seres sensibles. Practicamos duro y trabajamos por el bien de todos.

Permítanme volver al relato de los dos socios comerciales que están separados. Uno de ellos me preguntó después: “Shih-fu, ¿cómo puede demostrarme que realmente le debía a mi antiguo socio en una vida anterior?” Dije, “Si no crees en mí, no hay nada que decir. No tiene nada que ver con mi opinión. Es la enseñanza del Dharma.”

Al estudiar el Budadharma, la fe es muy importante. Debemos tener fe en la enseñanza del Buda y en el método de práctica que enseñaba. Eso es muy útil para nosotros. El desarrollar esta fe es quizás la única manera en que podremos aproximarnos al futuro con esperanza y satisfacción.