viernes, 29 de marzo de 2011
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Carta del Maestro Dahui a Li Xianqian
Conferencias budistas
Comentarios por el Maestro Chan Sheng Yen

El Maestro Dahui Zhonghao (1089-1163) fue uno de los más luminosos y prolíficos maestros Chan de la dinastía Song del Sur. Ya cuando era un monje de 17 años de edad, capturó muy rápidamente la atención de algunos de los maestros eminetes de su época. Según cuentan algunos relatos, en la mitad de su carrera, molesto por la manera en que se practicaban los gongans (koans, en japonés) que, en su opinión, se habían deteriorado en juegos de palabras intelectuales, quemó el conjunto de bloques impresos de su propio maestro Yuanwu sobre la compilación de gongans de los maestros del pasado. La mayoría de los gongans perdidos fueron posteriormente restaurados en las Crónicas del Acantilado Azul.

Una vez, se dirigió a sus monjes con estas palabras (para nosotros) crípticas y sin embargo vividas: “El palo de Deshan. El grito de Linji. Hoy, se los presento. El cielo es tan alto. La tierra es tan vasta. De manera que no estéis solo añadiendo más mierda a la cima de una pila de mierda. Deshaceros de vuestros huesos y lavad vuestros intestinos. Daré tres pasos para atrás y os permitiré hablar sobre esto. ¡Decidme cómo lo hablaréis!” (Citado de "Patrimonio Chino Zen" de Andy Ferguson [Libros de Sabiduría])

Uno de los aspectos más notables de la carrera de Dahui era que muchos de sus discípulos eran personas laicas. Dos de las discípulas laicas a quienes transmitió el Dharma (reconocidas como iluminadas) fueron dadas nombres del Dharma Miaodao y Miaozong. (Uno de los varios nombres de Dahui era Miaoxi.) Ambas mujeres se convirtieron más tarde en monjas y abadesas. Muchos de sus discípulos laicos eran funcionarios gubernamentales. Esto resultó en que Dahui no fuera inmune a las políticas de la turbulenta dinastía Song, y cuando uno de sus patrocinadores fue condenado, Dahui se vio obligado a exiliarse, llevando consigo un centenar de monjes a Hunan y posteriormente a una región infestada por la malara en Kwangtung, donde la mitad de la sangha murió.

Quince años después, un descendiente de la casa real que le había escuchado sermonear, restauró a Dahui su eminencia anterior. Según los registros de los antiguos maestros Chan, a lo largo de su carrera, Dahui orientó a muchos discípulos tanto monásticos como laicos hacia la iluminación. Antes de la muerte de Dahui, el emperador Xiaozong le había concedido el nombre por el cual lo llamamos: Dahui (Gran Sabiduría).

Un día, cuando tenía 75, Dahui les anunció a sus monjes que mañana estaría saliendo de viaje. Al día siguiente, compuso este verso:

El nacimiento es así
La muerte es así
Verso o no verso
¿Qué es el lío?
Dejando de lado su cepillo, se acostó y murió.


El artículo siguiente es un comentario por el Maestro Sheng Yen sobre una carta de Dahui a posiblemente uno de sus discípulos laicos. Este artículo formará parte de un libro basado en las conferencias impartidas en el Centro de Meditación Chan en Queens, Nueva York, sobre las cartas de Dahui. La traducción oral de esta conferencia fue hecha por Jimmy Yu (Guogu), el transcriptor es desconocido, editada por Ernest Heau.

A Li Hsien-chien* Aclarar la Mente

El Buda dijo, si deseas conocer el reino de la Budeidad, debes hacer que tu mente esté tan clara como el espacio vacío y dejar muy atrás el pensamiento falso y todos los apegos, causando que tu mente esté despejada dondequiera que pudiera dirijirse. El reino de la Budeidad no es algún mundo externo donde hay un “Buda” formal, es el reino de la sabiduría de un sabio autodespierto.

Una vez que hayas determinado que deseas conocer este reino, no necesitas adorno, cultivación ni realización para alcanzarlo. Debes eliminar las manchas de aflicciones de las sensaciones ajenas que han estado en tu mente desde el tiempo sin principio, de modo que tu mente sea tan amplia y abierta como el espacio vacío, separada de todos los apegos del intelecto discriminador, y tus pensamientos falsos, irreales y vanos sean también como el espacio vacío. Entonces esta maravillosa mente sin esfuerzo será libre dondequiera que vaya.

— De las Flores de los Pantanos (Grove Press), J. C. Cleary (trans.)

[Nota: * El nombre del discípulo de Dahui es Li Hsien-chien en el sistema de romanización Wade-Giles empleado por Cleary y Li Xianqian en el sistema Pinyin más nuevo.]

En esta carta del Maestro Dahui a uno de sus discípulos, Li Hsien-chien, Dahui dice que la Budeidad solo puede ser conocida por una mente tan clara como el espacio vacío. Para hacerlo, uno debe reunuciar a todos los pensamientos falsos y apegos, permitiéndo que la mente esté despejada dondequiera que se dirija. Este estado de claridad es el“reino de la sabiduría de un sabio autodespierto.” Estas ideas se encuentran en el Lankavatara sutra, que enseña que todos los seres sensiles son Budas innatos.

En el contexto de las palabras de Dahui, hay dos significados de“mente.” Hay una mente ordinaria que se caracteriza por el pensamiento falso y el apego. El pensamiento falso consiste en los pensamientos que surgen de tener un sentido del "yo". No solo incluye los pensamientos insanos y negativos, sino también distinciones como placer o dolor, bueno o malo, correcto o erróneo. Podrías llamarlo también pensamiento ilusorio o ilusión. La avaricia es cualquier apego o deseo y, como la ilusión, está profundamente enraizada en la mente ordinaria.

El segundo significado de la mente tiene lugar en la frase “permitiéndo que la mente esté despejada dondequiera que se dirija.” Esta mente es la original, mente bodhi pura, incontaminada de ilusión y apego. En las palabras de Dahui, esto es el “reino de la sabiduría del sabio autodespierto.”

De modo que estos dos casos de la “mente” en la declaración inicial de Dahui tienen significados diferentes. En el texto chino, estas palabras, traducidas como “mente,” están representadas por diferentes carácteres. La primera se refiere a la Sexta Conciencia de Yogacara, o la Escuela de Solo Mente. Esta escuela Mahayana analizó todas las experiencias en las así llamadas Ocho Conciencias (órganos) del ojo, el oído, la nariz, la lengua, el cuerpo, la mente y el ego (yo), y la conciencia almacenada (alaya). La escuela enseñaba que todas las experiencias son “solo mente” (que las cosas no tienen realidad sino que son procesos de la mente). En las enseñanzas de Yogacara, la interacción de las Ocho Conciencias suponen los estados mentales a los que se refiere Dahui como “pensamiento falso y apego.”

El segundo carácter chino se refiere a la mente bodhi realizada, “despejada dondequiera que se dirija.” El camino de la práctica es para transformar la mente ordinaria en la mente bodhi; para ir de la conciencia ordinaria al reino de sabiduría, incontaminado de ilusión y apego. Esta mente realizada es la mente bodhi, o la sabiduría.

De este modo, la primera oración de Dahui ofrece un método completo para la Budeidad: cultivar una mente como el espacio vacío, una mente que no discrimina y no busca nada, despejada en todo momento.

El reino de la Budeidad no es algún mundo externo donde hay un “Buda” formal – es el reino de la sabiduría de un sabio autodespierto.

La Budeidad no está apartada de nuestra mente ordinaria, para encontrarse fuera de ella. No hay Buda allí afuera con una forma o apariencia específica. La Budeidad no puede expresarse de esta manera. Si dejamos de lado todos los apegos y egoísmo, nuestra naturaleza de Buda se manifiesta naturalmente, brotando de la naturaleza de nuestro ser. Si buscamos constantemente la Budeidad de una cierta forma, diferente de nuestro propio apego y mente egocéntrica, nos veremos obligados a fracasar. Un Buda fuera de nuestra propia mente intrínseca no existe, puesto que la Budeidad es nuestra mente intrínseca.

Cuando Shakyamuni alcanzó el bodhi, ¿su cuerpo se convirtió en el cuerpo de un Buda? Tenía un cuerpo antes de alcanzar la Budeidad. Tenía el mismo cuerpo después de la Budeidad. Antes de la Budeidad ese cuerpo no era un Buda; asimismo, después, ese cuerpo tampoco era un Buda. Así pues, ¿qué significa alcanzar la Budeidad? Si uno piensa “yo soy un Buda,” eso es la mente discriminadora, no bodhi. Entonces, no puede haber Buda dentro. Si el Buda existe fuera, ¿cómo uno puede posiblemente alcanzarlo? Si el bodhi no está ni dentro ni fuera, debe ser vacío y sin límites. Así que cuando Dahui dice que la Budeidad es tan clara como el espacio vacío, esto no es una mera analogía.

Veamos la frase “la sabiduría como un sabio autodespierto,” que se encuentra solo en el Lankavatara Sutra. Cuando dejamos ir todos los apegos, surge el autodespertar. Comprendemos finalmente que todas nuestras actividades mentales son, y siempre han sido, ilusorias. Esto es realmente a lo que uno despierta. Cuando sucede, la sabiduría de un Buda también se manifestará. Hay dos etapas aquí: primero tienes el autodespertar, luego se manifiesta la sabiduría.

Las personas pueden capturar intelectualmente lo que Dahui está diciendo en esta carta. ¿Pero es útil para la práctica? Hay un dicho que reza que si tu mente es alterada por el entorno, estás engañado, pero si puedes convertir el entorno, estás alcanzando algo. Esto se debe comprender adecuadamente. Sabiendo que tu propia mente está afectada por las ilusiones, serás menos vulnerable al entorno, y eso es bueno. Pero si las personas desean convertir agresivamente a los demás para que piensen como ellos, esto puede conducir a más problemas. Depende de ti el hacer algo para limpiar tu propia mente.

Vemos el segundo párrafo:

Una vez que has determinado que deseas conocer este reino, no necesitas adorno, cultivación ni realización para alcanzarlo.

Las personas podrían pensar que para alcanzar la Budeidad uno necesita cultivar la sabiduría y la virtud, como que si uno se adornara con méritos garantizaría la Budeidad. El Maestro Dahui dice que es pensamiento falso y apego creer en esto. Si la Budeidad fuera un asunto de estar adornado por sabiduría y muchas virtudes, entonces un Buda tendría apegos a dichas cosas. Estas discriminaciones no aparecen en la mente de un Buda. De este modo, deberíamos dejar ir toda discriminación, apego y egocentrismo; dejarlo todo, incluyendo el apego a la virtud, para alcanzar este autodespertar llamado sabiduría. ¿Quién de entre vosotros puede hacerlo ahora mismo?

Para poder dejar la ilusión, necesitamos practicar los Seis Paramitas (perfecciones) de generosidad, moralidad, paciencia, diligencia, meditación y sabiduría. Al practicar los paramitas, podríamos acumular la virtud. Pero el objetivo de la práctica no es alcanzar virtud, o convertirse en un Buda, sino dejar ir el egoísmo.

Este consejo no es parte del texto de Dahui, aunque podría estar implícito. Me gustaría corregir cualquier impresión de que, porque somos originalmente Budas, ya estamos iluminados; por consiguiente, no hay necesidad de practicar. Esta idea es mero autoengaño. Alguien cree que se iluminará en el Año del Burro, y no hay Año del Burro. Así que la práctica Chan puede ser venenosa; si no se usa adecuadamente, puede matar nuestra vida de sabiduría.

Debes eliminar las manchas de aflicciones de las sensaciones ajenas que han estado en tu mente desde el tiempo sin principio.

Aquí “mente” se refiere nuevamente a la mente discriminadora de la Sexta Conciencia. Digamos que alguien está enfermo con cáncer, que es ajeno al cuerpo. Para restaurar la salud del paciente, los médicos podrían extirpar el cáncer. En la mente ordinaria, nuestra ilusión es el cáncer. Por analogía, para recobrar la propia mente original, uno necesita eliminar todas las “sensaciones ajenas” que ha llevado consigo.
El término chino para este tipo de profanación significa “sustancia gaseosa,” refiriéndose a la naturaleza transitoria de las ilusiones. “sustancia” se refiere a su efecto oscuro en la mente. Entonces, nuestras ilusiones son sustancias gaseosas que ocultan nuestra mente bodhi original. Necesitamos eliminar todas estas sustancias gaseosas, que han estado con nosotros desde el tiempo sin principio, hasta que no quede ni una pizca. Entonces, nuestra mente será como el espacio vacío, abierto y completamente libre. Con cualquier punto de duda que quedara, todavía habrá egocentrismo. Cuando la mente está completamente libre de ilusiones, la mente discriminadora no existe. En ese momento podrás experimentar la liberación.

No te vuelvas demasiado obsesionado con esto. La preocupación constante por esto podría incluso acelerar la enfermedad. Alguien que no está demasiado obsesionado, no tiene miedo ni apego a su propia vida, podría experimentar mejora o recuperación. Hay numerosos ejemplos de dichas curas, no solo para los budistas. Por ejemplo, una persona que está enferma podría concentrarse en repetir “Guanyin Pusa,” el nombre chino de Avalokitesvara, La Bodhisattva de la Compasión. A través de llenar su mente con este mantra, podrían alcanzar un tipo de claridad y libertad para sus problemas. A través de este tipo de meditación, es también posible desarrollar “correspondencia” o “afinidad” con un Buda o Bodhisattva. Una persona que repite el nombre de Avalokitesvara en profunda concentración podría ser liberada de una obsessión con su enfermedad. De hecho, él o ella podría volverse muy relajado con esa parte del cuerpo, que estaba muy agitada anteriormente, muy tensa. Con relajación, los cambios y las transformaciones pueden suceder.

Del mismo modo, cuando una persona tiene problemas psicológicos que no puede dejar, preocupándose continuamente, construye capa tras capa de aflicción. Su campo mental se vuelve cada vez más estrecho. Este callejón sin salida puede llevar a pensamientos de muerte o suicidio. Analogicamente, para llevar nuestra mente a un estado más sano, es mejor abordar la práctica de una manera más relajada, no demasiado obsesiva. Esta idea, después de todo, es desarrollar la“mente sin esfuerzo.”

La carta de Dahui termina con un pensamiento como éste:
Entonces esta maravillosa mente sin esfuerzo será libre dondequiera que vaya.

De esta manera cuando eliminamos todas las “manchas de aflicción,” comprendemos finalmente que todas son irreales. La mente se convierte en espacio vacío, maravilloso, sin esfuerzo, sin obstáculos dondequiera que se dirija. Esto está, de hecho, a un nivel muy elevado; coincide con la octava de las diez etapas (o bhumis) en el camino del Bodhisattva a la Budeidad. Esta etapa corresponde también a la frase en el Sutra Diamante: “No permaneciendo, generando la mente bodhi.” Sin apegarse a nada, la mente aún funciona a través de su sabiduría; sin esfuerzo, se mueve sin obstáculos. Esta limpieza de la mente es el objetivo de práctica. Deberíamos creer que podemos alcanzar verdaderamente este estado de la maravillosa mente sin esfuerzo. La mente luego lo abarca todo sin un sentido del "yo", respondiendo a cualquier situación sin ningún apego.

Aunque la carta del Maestro Dahui es breve, ofrece algunas pautas muy útiles. Siempre, en cualquier situación, dejad de lado el pensamiento ilusorio. Todavía necesitamos practicar y necesitamos aún nuestra sabiduría para tratar con los eventos. Si tenéis aflicciones, practicad la donación, haced ofrecimientos y practicad los preceptos. Adquirid el hábito de practicar. Como un paciente que desea eliminar un cáncer, queremos eliminar la sustancia gaseosa en nuestra mente.

Una vez más, la sustancia gaseosa es el contenido de nuestras ilusiones habituales. ¿Qué son estas ilusiones? Son aflicciones generadas por nuestros apegos, es decir, cualquiera cosa a la que tenemos apego o a la que intentamos aferrarnos: ideas erróneas, emociones, amor, ambiciones, enfado, miedo, las variadas cosas que nos benefician, amenzan o nos preocupan. La práctica del Chan significa comenzar por la limpieza de la sustancia gaseosas que oculta nuestra original mente-bodhi.