sábado, 20 de abril de 2011
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Gratitud y Transferencia del Mérito
Conferencias budistas
Por el maestro Chan Sheng Yen

La práctica de la gratitud y la transferencia del mérito son, al igual que el arrepentimiento, útiles para reducir el egocentrismo y la aflicción durante el retiro y en la vida cotidiana. Cuando no logramos lo que deseamos, quizás se deba a que las causas y condiciones no estén maduras o a que nos falte mérito. Al reflexionar acerca de esto, deberíamos sentir vergüenza, humildad y arrepentimiento. Cuando recibimos beneficios deberíamos sentirnos agradecidos sin importar de qué tipo sean o su cantidad. Sin embargo, por norma general, cuando no logramos lo que deseamos, nos sentimos molestos, y cuando las cosas van como queremos, nos volvemos arrogantes y nos olvidamos de quienes nos ayudan a lo largo del camino. Nos sentimos engreídos y orgullosos, lo que crea más problemas para el yo. El primer error radica en guardarles rencor a quienes nos obstaculizan; el segundo, es no agradecer la ayuda recibida. Estas actitudes son las mayores causas de nuestra aflicción.

En el Budismo Mahayana, la práctica de la gratitud es de una extrema importancia. Hay cuatro benefactores a quienes deberíamos estarles agradecidos: nuestros padres, las Tres Joyas, el entorno y todos los seres sensibles. Estamos agradecidos a nuestros padres por habernos dado la vida, mediante la cual podemos ayudarnos a nosotros mismos y a los demás. Estamos agradecidos a las Tres Joyas, el Buda, el Dharma, y la Sangha, dado que nos brindan el Budadharma, las enseñanzas, y los métodos de practicarlas. Si nuestro entorno es inestable, peligroso y caótico, resulta difícil practicar, de manera que si vivimos en un ambiente relativamente seguro nos sentimos agradecidos. Finalmente, cualquier cosa que recibamos se debe a la ayuda directa o indirecta de otros seres sensibles. Por consiguiente, deberíamos estarles agradecidos. La práctica de la gratitud nos previene de caer en la arrogancia, el resentimiento y la ingratitud por lo que tenemos. Por lo tanto, necesitamos convertir el hecho de dar gracias en parte de nuestra práctica, así como de nuestra vida cotidiana. Estar verdaderamente agradecido significa agradecer nuestros beneficios mediante la entrega de ofrendas a nuestros padres, a las Tres Joyas, a nuestro entorno y a todos los seres sensibles. Con esto nos referimos no solo a ofrendas materiales, sino también a nuestro tiempo y energía.

¿Cómo podemos corresponder a nuestros padres? Pues corrigiendo nuestros defectos, cambiando nuestras actitudes y conductas negativas, cultivando la compasión y compartiendo nuestra riqueza del Dharma con ellos. ¿Cómo podemos corresponder a las Tres Joyas? Lo hacemos siendo buenos practicantes e inspirando a los demás para que aprendan del Buda, el Dharma y la Sangha. ¿Cómo podemos corresponder al entorno? Pues ayudando a las personas influyentes a emplear las perspectivas budistas de la compasión, la no violencia y la preocupación por todos los seres sensibles y por el entorno, y animándoles a usar la sabiduría en el sector empresarial y gubernamental. ¿Cómo podemos corresponder a los seres sensibles? Lo hacemos con compasión, cultivando el amor y la protección y ayudando a aquellos con que nos encontremos. Todas estas son formas activas de transferir lo que hemos obtenido del Dharma.