jueves, 28 de marzo de 2011
páginas relacionadas con DDM

這個頁面上的內容需要較新版本的 Adobe Flash Player。

get Adobe Flash Player

Mente, materia y vacuidad
Conferencias budistas
Conferencia impartida por el maestro Sheng Yen sobre el Surangama Sutra el 5 de enero de 1986.

Ananda continúa preguntando al Buda acerca de la esencia de la vista, y pregunta cómo puede distinguir la vista de lo que es visto. Ananda está comenzando a comprender cada vez más lo que dice el Buda.

En esta sección del Sutra se plantean tres preguntas importantes:

1. ¿Quién o qué está realizando la vista?
2. ¿Qué es visto?
3. ¿Cuál es la relación entre el que ve y lo que es visto?

Ananda dice que, como él ahora lo comprende, la persona que ve y la cosa que es vista no son ni diferentes ni lo mismo, ni son vacías ni existentes. El Buda contesta: “Es cierto, es cierto.” Es fácil de entender, ¿no es así? ¿Es así? Bueno, esto es el fin de la conferencia de hoy...

Aquello que puede ver es el “yo” mismo. Aquella parte del “yo” mismo que realiza la visión es mi mente. Y lo que constituye el “yo” parece constituir la mente. Cualquier cosa que pueda ser vista es un objeto de la mente. Normalmente nos consideramos a nosotros mismos como algo separado de cualquier objeto con el que entramos en contacto.

No somos lo mismo que lo que tocamos. Pero como he dicho anteriormente, la mente no solamente reside dentro del cuerpo. Por consiguiente, el “yo” no es exactamente lo mismo que la mente. El “yo” y mente no son exactamente la misma cosa. Por lo tanto, las cosas ajenas a mí no son ni el “yo” ni mi mente. ¿Existe la mente? No es ni externa ni interna, ni está separada del “yo” ni está separada de materia. Podemos decir también que la mente es efectivamente el “yo” mismo y también que es un fenómeno externo.

El Buda dijo que la mente no es ni interna ni externa, ni el “yo” mismo ni tampoco un fenómeno externo. Entonces, ¿qué es la mente? Ananda todavía no ha descubierto lo que es. ¿Nadie sabe lo que es? Podemos, sin embargo, llegar a un entendimiento teórico: la mente es vacía. Es vacuidad.

Una vez que hemos llegado a esta comprensión, se deduce que el “yo” tampoco existe. Esto es falso. No es real. Como también pasa con el fenómeno externo. Todas estas cosas son vacías. Pero esto no es más que teoría. En la vida cotidiana vemos a la mayoría de las cosas como reales y existentes, y consideramos a la mente como el “yo”. Lo que queremos decir con esto es que todos los movimientos de la mente, todos los pensamientos, las observaciones, lo que es visto y sentido – estos son los que constituyen la mente.

Un nivel más profundo de entendimiento ve la verdadera mente, la mente inmóvil. Esto es vacuidad. Esto es la mente perfecta. El nivel más superficial experimenta al mundo como real y a la vacuidad como tan sólo una idea, una teoría. El nivel más profundo experimenta directamente la vacuidad.

Si la mente es real, ¿qué hay sobre del mundo externo? ¿Es real o irreal? Me han preguntado a menudo: ¿cuando morimos, las cosas que vemos ahora continúan existiendo? ¿Todavía están aquí? Sí, por supuesto. Washington ayudó a establecer los Estados Unidos. Murió hace más de 200 años, pero EEUU todavía está aquí. ¿Y qué hay sobre tu mundo? ¿Aún estará aquí cuando te vayas? ¿Cómo sabemos que hay un mundo, una ciudad de Nueva York, por ejemplo? Lo sabemos porque reconocemos mutuamente su existencia. Entonces consideren esta pregunta: En tu mente, ¿qué tipo de ciudad es Nueva York? ¿Qué tipo de país es Estados Unidos? Quizás eso es demasiado para considerar. Vamos a estrechar nuestro ámbito ¿Tu marido? ¿Qué tipo de persona es él? ¿Tú esposa? ¿Qué tipo de persona es ella? ¿Y qué tipo de persona eres tú? Debemos comprender que cada uno de nosotros vemos una ciudad de Nueva York diferente, un EEUU diferente. Una esposa podría tener un punto de vista particular de su marido, pero entonces, nuevamente, su madre tendrá un punto de vista bastante diferente sobre él. Existen muchos puntos de vista, pero sólo hay una persona.

Hoy la Sra. Shih cocinó una comida maravillosa, y ella habló sobre cuán buenos son sus hijos. El Sr. Shih también dijo cosas buenas acerca de sus chicos. Sin embargo, no ven a sus hijos exactamente de la manera misma.

¿Y tú qué? ¿Qué tipo de persona eres tú realmente? ¿Sabes?

Recientemente encontré a alguien casi un año después de que lo viera la última vez. Hace un año estaba lleno de confianza en sí mismo. Estaba lleno de ideas sobre las cosas que quería hacer. Pero ahora dice: “Todo mi punto de vista ha cambiado. La persona que yo era cuando hablamos la última vez era realmente bastante inmadura. He madurado considerablemente desde entonces.”

¿Y qué del mundo que vemos? ¿Es real? ¿Es el mismo mundo para todos nosotros? No, tu mundo no es mi mundo. Mi mundo tampoco es el tuyo. Mi mundo de hoy es diferente de lo que será mi mundo mañana. Mi mundo del año pasado es diferente de mi mundo de hoy. Cuando muero, mi mundo morirá conmigo. ¿Por qué? Debido a que la mente no está realmente relacionada con este mundo. No hay una verdadera objetividad. Podría haber algunos puntos de vista que son comunes para todo el mundo, pero incluso ellos, al examinarlos, son diferentes. Por lo tanto, el mundo que vemos no es real. Si fuera real, no cambiaría continuamente. ¿Nuestras mentes y el mundo externo? ¿Ellos son lo mismo o son diferentes?

Aprendemos de la práctica del Budismo, o de la teoría budista, que la mente y el mundo externo no son ni lo mismo ni diferentes. He aquí un relato para ilustrar:

El relato es sobre Tung-shan, el primer patriarca de la secta T'sao-tung, quien habló con su discípulo, Yin-yen. Éste dijo: “Los antiguos dicen que todos los fenómenos hablan del Dharma – el Buda, los bodhisattvas, los arhats, los seres e incluso los seres no sensibles.” Tung-shan contestó: “Sí, he escuchado que esto es verdad. Incluso los seres no sensibles hablan del Dharma.” De manera que Yin-yen preguntó al patriarca: “¿Has escuchado que los seres no sensibles hablen del Dharma?” Tung-shan dijo: “Si yo escuchara a los seres no sensibles hablar del Dharma, no serías capaz de escucharme hablar del Dharma.” El discípulo, que se quedó perplejo, preguntó: “¿Quién es aquel que puede escuchar a los seres no sensibles hablar del Dharma?” Al final, el patriarca contestó: “Sólo los seres no sensibles escuchan a los seres no sensibles hablar del Dharma.” Esta idea lo dejó tan perplejo a Yin-yen que se le quedó grabada dentro de su mente y se convirtió en lo que es conocido como una “bola de dudas,” que se emplea como un kung-an (koan) en la práctica del Chan.

Yin-yen se convirtió en un monje vagabundo, practicando la meditación, a veces viviendo en un templo, a veces en el bosque. Un día, unos años después de su encuentro con Tung-shan, empezó a llover. Yin-yen comenzó a vadear el río, y cuando se metió en las aguas, miró hacia abajo y vio su propio reflejo. En ese mismo un momento, comprendió la solución al kung-an.

Ayer, conté este relato a Karen. Le dije que hay una relación directa entre lo que vio Yin-yen cuando miró en las aguas y el pensamiento que puso su maestro en su cabeza hacía muchos años: que los seres no sensibles escuchan el Dharma de los seres no sensibles. ¿Cuál es la conexión?

Lo que aquí está implícito es la cuestión de que si la mente y el fenómeno externo son lo mismo o diferentes. Normalmente, comprendemos algo cuando nos lo es comunicado a través del habla o algún otro medio. Es la mente la que nos permite comunicarnos. Ahora, si los seres no sensibles hablan del Dharma, deben de tener mentes con las que hablan. Si tuvieran mentes, no podrían ser no sensibles – deben tener sentimientos y conciencia. Por consiguiente, los seres no sensibles deben ser realmente seres sensibles, ¿no?

Yin-yen vio el agua no sensible, el reflejo no sensible en el agua, y el cuerpo no sensible que reflejó el agua (el cuerpo sin la mente sería no sensible). Él comprendió que su reflejo no sensible habló del Dharma a su cuerpo no sensible. He aquí un caso de un ser no sensible hablando del Dharma a un ser no sensible. Sin embargo, esto no es un nivel muy alto de entendimiento en el Chan. Es a lo que nos referimos cuando decimos que la mente y el cuerpo se vuelven uno, que la mente y el fenómeno se vuelven uno. Pero debes ir más profundo que esto para comprender de la misma manera que lo comprendió el maestro Tung-shan.

Yin-yen tenía la comprensión de que los seres sensibles y no sensibles no tienen existencia. ¿Es este un nivel muy alto de entendimiento? No. El punto de vista de que la mente y el cuerpo son lo mismo y que el yo y el mundo externo son lo mismo – este es el nivel del sentido expandido del “yo”, el gran “yo.” Al ver que el “yo”, la mente, el cuerpo y el mundo externo carecen de existencia, eso es alcanzar un entendimiento de la misma vacuidad. Alcanzar este nivel y detenerte y entonces se tendrá efectivamente un punto de vista pesimista del mundo.

Ve más profundamente y llegarás al nivel de Tung-shan y Ananda. Ellos comprenden que la vacuidad y la existencia no son dos cosas diferentes. Ni la mente ni el fenómeno externo son dos cosas diferentes.

Vamos a hablar de la mente. ¿Hay algo en ella? Si existe algo en la mente, no es más que apego. Si no hay nada en la mente, eso, igualmente, es apego. Un extremo es el apego a la existencia; el otro, el apego a la vacuidad. Un practicante principiante tiende a tener apego a la existencia en lugar de tenerlo a la vacuidad.

Al final del último retiro, uno de los participantes trajo a su amigo para hablar conmigo. Él dijo: “Si el Budismo enseña que todo es vacío, ¿por qué nos tomamos la molestia de practicar? Ya que parece que no hay nada para alcanzar.” Pregunté: “¿Cómo sabes acerca de la vacuidad?” Él dijo: “He leído un poco sobre el Budismo, y en cada libro se dice que la vida es sufrimiento, vacuidad, temporal, y no existe el “yo”. Es un punto de vista muy negativo del mundo, y si eso no es vacuidad, no sé qué es.” Mi respuesta es: “Tienes razón, pero pienso que debes saber un poco más acerca de la vacuidad.”

La vacuidad puede dividirse en dos aspectos: no-características y no-deseo. No-características incluye no nacimiento, no muerte y no nirvana. No-deseo incluye no permanecer en o salir del ciclo de nacimiento y muerte, no permanecer en o salir del samsara. Después de que oyera esto, el amigo estaba aún más convencido de que no había necesidad de practicar: “No hay necesidad de desear liberarse de nacimiento y muerte puesto que no existen, y de todos modos no hay nirvana para alcanzar. ¿Por qué practicamos?”

Dije: “Para alguien con tu estado de ánimo, es mejor hablar de la existencia, en lugar de la vacuidad.” Él me preguntó: “¿Qué existe?” “Sufrimiento,” dije. Él refutó: “Todo lo que oigo hablar del Budismo es sufrimiento. Esto me molesta – realmente estoy en oposición a esta enseñanza. Parece irrazonable. Bueno, hay una cierta cantidad de sufrimiento en la vida de todo el mundo, pero en lo que a mí respecta, el tiempo que no sufro supera mucho más al tiempo que sufro.” Seguro que la mayoría de ustedes están de acuerdo con esto, ¿no?

La idea del sufrimiento puede ser muy sutil. Por supuesto, el sufrimiento incluye el dolor y la aflicción que la mayoría de las personas asocian con el mundo. Pero lo temporal por sí mismo es sufrimiento. Oí a algunas personas aquí hablar acerca del show de navidad de Radio City. Dijeron que fue maravilloso, pero sólo duró 90 minutos. Parecía que terminó casi tan pronto como empezó. ¿Esto es felicidad o sufrimiento? La mayoría de las personas dirían que esto es un tipo de felicidad que pasa rápidamente. Esperaban que pase nuevamente. Pero, ¿cuántas oportunidades habrá en una vida? Al final, tus oportunidades de que la felicidad pase se agotarán.

Pregunté al amigo sobre sus planes para el futuro. Dijo que tenía el plan de hacer muchas cosas en su vida, pero se quejó de no tener suficiente tiempo para realizar todo lo que deseaba hacer. “En el pasado también había muchas cosas que yo quería hacer, pero nunca encontraba tiempo para hacerlas,” dijo. Esto, igualmente, es sufrimiento.

¿Por qué practicamos? Para salir del sufrimiento. Una vez que salgamos del sufrimiento, alcanzaremos la vacuidad. En retiros, cuando los participantes se quejan del dolor en sus piernas, digo: “Lo que sufre son tus piernas y no el verdadero “tu”. No es tu mente. Solamente déjalo sufrir.” La mayoría de las personas abandonan y dicen: “No puedo aguantar el dolor.” Entonces, pregunto: “¿El dolor es real o ilusorio?” Dirán que es real. Digo: “No, están equivocados, es ilusorio. Si fuera real, entonces podrías darme el dolor a mí. Podrías entregármelo.” Entonces, dicen: “Tan pronto como suelto mis piernas, el dolor desaparece.” Contesto: “Por consiguiente, es ilusorio. Si fuera verdadero y real, entonces incluso cuando sueltas tus piernas, el dolor todavía estaría allí.”

Debemos practicar para comprender la vacuidad. El intentar comprender la vacuidad sin práctica seguramente que terminará en mal entendimiento. Puedes leer los sutras y tratar de comprender la teoría detrás de ellos, pero es dudoso que alcances la verdadera vacuidad. La vacuidad es una enseñanza alta en el Budismo, pero debemos comprender que la vacuidad no sólo significa la vacuidad de existencia, sino también la vacuidad de la vacuidad. En este nivel uno puede ver verdaderamente cuán positivo y afirmativo es el Budismo realmente.

Una mujer que conozco en Taiwán se me quejó últimamente. Ella dijo que sus hijos le estaban trayendo tantos problemas que prefería haberse convertido en una monja en lugar de casarse. Pero el hecho es que ella no era una monja y estaba casada y tenía hijos. Ella preguntó: “¿Cuándo terminarán estas relaciones con otros seres? Esta vez soy madre – el nacimiento de un hijo significa la creación de más karma. En la vida siguiente tendré nuevamente algunas relaciones con quien es mi hijo en esta vida. ¿Cuándo terminará todo esto?”

Le dije a ella que la relación entre las personas es real, pero el sufrimiento que siente es ilusorio como así también lo es la falta de obediencia del hijo. Y si los bodhisattvas no tuvieran a otras personas para hablar del Dharma, no serían capaces de convertirse en bodhisattvas. Si el Buda no tuviera a nadie para hablar del Dharma, no podría haberse convertido en Buda. Si ella no tuviera a su hijo, no podría ser capaz de convertirse en un bodhisattva. Después de tener un hijo, ella comprende cuán difícil es criar a alguien. Y a veces enfatizo para todas las familias budistas que pasando por esto les da la oportunidad de hacer algo bueno para alguien. Deberías ser agradecido por tener la oportunidad. Si tu hijo o hija reaccionan mal a tus esfuerzos, si él o ella no están agradecidos, eso no importa. Eso es asunto de ellos. Pero la mujer dijo, “Si mi vida continúa siendo así, no sé cómo puedo alcanzar la liberación.” “Eso es muy fácil,” le dije. “Primero, no anheles la liberación. Segundo, no tengas miedo a los problemas.”

Otro relato también ilustra esto: Un discípulo que visitó a su maestro preguntó: ¿Podrías ayudarme a liberarme de mis aflicciones, por favor? El maestro contestó: “¿Quién te ata? ¿Quién te ha atado?” La verdadera liberación no es buscada. El verdadero nirvana no es buscado.

Tu actitud en la vida diaria y la manera en que te relacionas con tu familia son lo que es importante. Cuando sientes amor y luego tienes apego a ello, esto no es liberación. Cuando sientes odio y luego tienes apego a ello, esto no es liberación. Si deseas más de esto y menos de aquello, esto no es liberación.

Si aceptas lo que se te es dado y das de buen grado lo que tienes, esto es liberación. Esta idea de vacuidad donde nada existe, donde no deseas nada, y donde nada se te exige – esto no es el verdadero Budismo Mahayana.

El otro día pedí donaciones. Estoy acostumbrado a ser renuente a hacerlo. Pensaba, “Cuando puedo devolver a estas personas.” Una vez una mujer me dio 20 dólares americanos y dijo que quería que yo le diera paz mental. Sólo puse el dinero en la cesta de donación y esperaba que el mérito acumulado pudiera traerle alguna satisfacción. Si ella viene otra vez, yo podría decir, ¿por qué no das 200 ó 300 dólares estadounidenses?

¿Cuál es el principio aquí? Cuando ella dona ayuda realmente a difundir el Budadharma a más personas y ayuda a más personas a practicar el Budismo. Por supuesto el resultado de dar ese dinero podría conducir a la paz mental. Pero si yo tomara esa donación y fuera al cine, o fuera a Radio City Music Hall, o comprara una botella de alcohol, entonces tarde o temprano tendría que devolver al donante.

¿Piensas que siempre estoy calculando cómo puedo lograr más dinero? ¿Piensas que miro a Marla y digo, “Hmm, seguro que ella vale algo?” ¿O pienso de Peter o Nagendra en términos de los buenos trabajos que tienen y cuánto podría obtener de ellos?” Sé que Harry recientemente ha comprado un supermercado. Él debe de tener dinero.

Pero el dinero debería venir a través de un proceso natural. No necesitamos molestarnos o pensar mucho sobre ello. Si piensas en dinero todo el tiempo, ciertamente no es la verdadera vacuidad. Si evitas absolutamente el dinero, eso tampoco es la verdadera vacuidad. Incluso un practicante zen muy serio a veces tendrá algún dinero. La mayoría de los practicantes budistas todavía trabajan. En un determinado momento, Chris no tenía un trabajo, pero ahora lo tiene. ¿Tengo trabajo? ¿Cuál es mi trabajo? No tengo ganas de tener un trabajo. Siempre que haya apego a algo, hay infelicidad. Evita pensar en lo que vas a obtener con tu trabajo. Si no tienes apego a lo que haces, nada de lo que haces parecerá como trabajo.