viernes, 19 de abril de 2011
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Método del Bodhisattva Avalokitesvara para la Completa Inmersión a Través del Sentido del Oído (II)
Conferencias budistas
Charla sobre el Surangama Sutra por el Maestro Sheng Yen el 3 diciembre de 1995.

Al principio, a través de dirigir el órgano del oído hacia la corriente de meditación, tanto la corriente como el sujeto que entra en ella alcanzaron la quietud. Tanto el movimiento como la quietud se volvieron claramente inexistentes. Por consiguiente, avanzando paso a paso, tanto el oído como su objeto cesaron por completo. Pero no me detuve cuando ellos habían cesado. Al no permanecer en la conciencia (iluminación, chueh en chino) de este estado, tanto la conciencia (iluminación) como el objeto de la conciencia fueron realizados como vacíos. La iluminación se volvió perfecta. Tanto la creación como la extinción se extinguieron y el estado de nirvana (la extinción inactiva) se manifestó.

En esta sección del Surangama Sutra, el Bodhisattva Avalokitesvara habla de la completa inmersión a través del órgano sensorial del oído, y de los niveles que conducen a ello. Avalokitesvara dice: “Al principio, a través de dirigir el órgano del oído hacia la corriente de meditación, tanto la corriente como el sujeto que entra en ella alcanzan la quietud. Tanto el movimiento como la quietud se vuelven claramente inexistentes.” Como dije anteriormente, este es el primer nivel de inmersión.

El siguiente nivel de la inmersión es descrito en la siguiente oración: “Por consiguiente, avanzando paso a paso, tanto el oído como su objeto cesaron por completo.” La tercera etapa describe: “Al no permanecer en la conciencia de este estado, tanto la conciencia como el objeto de la conciencia fueron realizados como vacíos”. “La iluminación (conciencia) se volvió perfecta” es la descripción del cuarto nivel. Al final hay un resumen, “Tanto la creación como la extinción se extinguieron y se manifestó el estado de nirvana,” describiendo la inmersión completa.

Estos niveles de realización o inmersión son sutiles. Es imposible de comprenderlos verdaderamente mediante conceptos. Debes experimentarlos por ti mismo. El hablar sobre ellos intelectualmente es un poco parecido a hablar de la teoría de la estrategia militar sin tener ninguna experiencia verdadera de la guerra. Sin embargo, intentaré explicarlos.

Vamos a volver al primer nivel: “Al principio, a través de dirigir el órgano del oído hacia la corriente de meditación, tanto la corriente como el sujeto que entra en ella alcanzan la quietud. Tanto el movimiento como la quietud se vuelven claramente inexistentes.” El movimiento y la quietud se refieren a lo que uno recibe del ambiente externo. El movimiento es sonido, lo que escuchas, y la quietud es cuando no escuchas nada. Tanto el movimiento como la quietud son recibidos a través del órgano sensorial del oído. Si tanto el movimiento como la quietud son claramente inexistentes, ¿hay algo que quede en el ambiente externo que se pueda decir que existe? La quietud y el movimiento son dos ideas o sensaciones que están relacionadas la una con la otra. Sólo cuando cese el movimiento podrás conocer la quietud, sólo respecto de la no-quietud puedes conocer el movimiento. Cuando no existe ni el movimiento ni tampoco la quietud, podemos decir que el ambiente externo no tiene existencia.

Avalokitesvara describe el segundo nivel de la inmersión: “Por consiguiente, avanzando paso a paso, tanto el oído como su objeto cesaron por completo...” El movimiento y la quietud provienen del ambiente externo. Son el objeto del oído. En la primera etapa de la inmersión, sólo el ambiente no tiene existencia. El yo (el sujeto) y el funcionamiento de los órganos sensoriales aún están presentes. En la segunda etapa el sujeto que siente es también considerado como no existente. Estos dos niveles no son muy diferentes. Con respecto a todos estos niveles, es una cuestión de graduación. Un paso conduce naturalmente a otro.

Avalokitesvara en este caso habló de la inmersión empleando el órgano sensorial del oído, pero estos niveles de la inmersión pueden aplicarse a todos los órganos sensoriales (el ojo, el oído, la nariz, la lengua, el cuerpo y la mente.)

La experiencia del cese del objeto y el sujeto no necesariamente sucede cuando te sientas en meditación. Podría suceder en cualquier actividad cotidiana. Un maestro que no está muy claro acerca de la situación podría malinterpretar dicha experiencia y considerarla como una experiencia de iluminación. Pero un buen maestro, o un gran maestro como los antiguos maestros, no afirmarían la realización de un practicante tan fácilmente. Él o ella preguntarán al practicante una diversidad de preguntas mediante las cuales se obtendrá en qué grado, en el caso de haberlo, ha ocurrido una experiencia de iluminación. No hay escondite. Sin embargo, el tener la experiencia del cese del oído y su objeto, aunque temporalmente, es muy bueno.

En el segundo nivel, “completamente” es muy importante. El sujeto y el objeto cesan completamente, eso significa que de ahí en adelante el practicante ya no está sujeto a la influencia o al trastorno de los sentidos. Es un estado difícil de alcanzar. Es un tipo del Samadhi Mahayana, que se llama la “pureza de los seis órganos sensoriales.” En este segundo nivel funcionan tus órganos sensoriales, puedes oír, ver, etc., pero ya no estarás molesto por lo que encuentran tus sentidos. Como puedes imaginar, dicho estado no se alcanza fácilmente.

Si has comido y estás lleno, no estarás tentado a comer incluso por tu comida favorita, podrías pensar que has alcanzado la pureza de los seis órganos sensoriales. Después, cuando estás hambriento nuevamente, y hueles tu comida favorita, incluso podrías decirte a ti mismo: “He alcanzado la pureza de los seis órganos sensoriales. No comeré.” ¿Es esto la pureza de los seis órganos sensoriales? ¿Te abstienes de comer porque no tienes el pensamiento de comer, o porque no te atreves a comer?

Cuando has alcanzado la pureza de los seis órganos sensoriales, comes por necesidad, no por el apego al sabor de la comida. No estarás codicioso por la comida, como un fantasma hambriento. Si no hay nada para comer, o no es apropiado comer, no salivarás. No habrá pensamiento de comida.

Si un bodhisattva que ha alcanzado la pureza de los seis órganos sensoriales encuentra a alguien que es atractivo sexualmente, no surgirá el pensamiento de deseo. El bodhisattva no reaccionará fisiológica o psicológicamente. No habrá tentación. Esto es la pureza de los seis órganos sensoriales, y es también la libertad de los seis órganos sensoriales.

La mayoría de nosotros somos seducidos fácilmente. Podríamos ser capaces de resistir la tentación, pero reconocemos que sentimos la tentación. Un bodhisattva que ha alcanzado la pureza de los seis órganos sensoriales no siente tal tentación. Los preceptos son guardados y mantenidos puros.

Avalokitesvara describe el nivel siguiente como, “Al no permanecer en la conciencia de este estado, tanto la conciencia como el objeto de la conciencia son realizados como vacíos.” “Este estado” se refiere al segundo nivel, en el que cesan tanto el oído como el objeto del oído. En el tercer nivel, el practicante no está permaneciendo en la conciencia del segundo nivel. Tanto la conciencia como el objeto de la conciencia son vacíos. El carácter chino para “conciencia” y para “iluminación” es el mismo: chueh. Aquí, “conciencia” significa las seis conciencias, que fueron purificadas de todas las aflicciones en la segunda etapa. Esta “conciencia” es la sabiduría del practicante, que comprende la vacuidad. El “objeto de la conciencia” se refiere a los seis órganos sensoriales, los seis objetos sensoriales (las cosas que podemos ver, oír, oler, saborear, tocar o percibir con nuestras mentes), y las seis conciencias sensoriales. Estos son los dieciocho reinos. En el tercer nivel, todos los dieciocho reinos son comprendidos como vacíos. Los primeros doce son los objetos de las conciencias y los últimos seis, las conciencias, son aquí referidos conjuntamente como “conciencia”, puesto que han sido purificados de todas las aflicciones.

La segunda etapa, en la que el oído y el objeto del oído cesan “completamente”, es llamada la “vacuidad del yo personal.” La tercera etapa, cuando tanto la conciencia como el objeto de la conciencia son vacíos, es llamada la “vacuidad del mismo dharma.”

Expresado concisamente: en la segunda etapa tanto el oído como el objeto del oído cesan completamente. En la tercera etapa, todos los dieciocho reinos – los seis órganos sensoriales, los seis objetos sensoriales, e incluso las seis conciencias – los “objetos” de un nivel más alto de conciencia, son vaciados. La conciencia, en este sentido, es sabiduría.

La naturaleza del estado en donde la conciencia y el objeto de la conciencia son vacíos podría parecer confusa. Realmente es bastante simple. En chino hay una frase que se traduce literalmente como “dejar” (fang hs'ia, en chino). Pero “dejar” tiene una connotación diferente en inglés, de modo que empleamos una frase equivalente, “dejar atrás.” Si puedes “dejarlo todo” o “dejarlo todo atrás,” incluyendo la idea de dejarlo todo atrás, entonces has alcanzado el punto cuando la conciencia y el objeto de la conciencia son vacíos. Si piensas, “lo he dejado todo. Lo he dejado todo atrás,” entonces todavía estás aferrándote a la idea de dejarlo todo, de dejarlo salir, de dejarlo atrás.

Un practicante dijo a su maestro: “Maestro, lo he dejado todo. ¡Ahora me siento tan libre! Para mí no hay nada a qué pueda aferrarme.” El maestro respondió: “¡Eso es más pesado que el Monte Sumeru! En la antigua mitología india, el Monte Sumeru era el centro del universo, y se elevaba desde el cielo hasta el infierno. Si un discípulo ya hubiera dejado todo atrás y se sintiera tan libre y tranquilo, ¿por qué su maestro dijo que eso era más pesado que el Monte Sumeru? ¿Hay alguien que pueda contestar a esta pregunta?

Respuesta: El maestro dice que él es más pesado porque aún no ha dejado atrás el hecho de que él ha dejado atrás. Todavía hay dualidad entre haber dejado atrás o dejar. Él no ha dejado eso. Todavía está aferrándose a ello.

Shih-fu: ¡Ah! Sí, muy inteligente.

Ahora vamos al nivel siguiente, “La iluminación (conciencia) se perfeccionó.” En el cuarto nivel la vacuidad de la conciencia (iluminación) alcanza la complexión. La complexión significa que tanto la vacuidad como el objeto que ha sido vaciado son extinguidos. El practicante alcanza la perfección de la Budeidad.

Esto puede explicarse de forma simple. Vamos a imaginar que tengo un vaso de agua. Después, bebo el agua y por lo tanto el vaso está vacío. A continuación, vacío o dejo ir la idea de la vacuidad del vaso. Puedo continuar, pero al hacerlo no necesito decir nada más. Anteriormente aún podía decir que estoy dejando atrás la idea de la vacuidad. Una vez que dejo atrás la idea ya no puedo decir más nada.

En este nivel dejas atrás completamente la vacuidad, el objeto de la vacuidad y cualquier idea de la complexión de la vacuidad. En el nivel más alto de la vacuidad dejas por completo todas estas consideraciones y conceptos.

Al final, Avalokitesvara resume: “Tanto la creación como la extinción fueron extinguidas y se manifestó el estado de Nirvana.” “La creación y la extinción...” se refiere a todos los conceptos de existencia, no-existencia, vacuidad, no-vacuidad, logro y extinción, etc.

Las primeras dos etapas implican tanto la creación como la extinción. En la primera etapa, el practicante “obtiene” una realización, y el movimiento y la quietud son “extinguidos”. En la segunda etapa, el practicante avanza paso a paso, “obteniendo” la realización más profunda, y tanto el oído como su objeto son “extinguidos.” El tercer y cuarto pasos involucran sólo la extinción. Y finalmente, hay un resumen.

En el proceso de pasar por estos niveles, la sabiduría que tienes en el comienzo llega a convertirse en la sabiduría total del Buda. Cuando puedes dejar ir incluso la sabiduría total del Buda, entonces eso es la complexión genuina. Eso es la quietud genuina.

¿La complexión de inmersión significa que no hay necesidad de liberar a los seres sensibles? ¿No hay necesidad de hacer nada?

Estudiante: ¡No!

Shih-fu: ¡Ah! La complexión de penetración significa que todo es tal cual es. No importa lo que consideres como algo bueno, no importa lo que consideres como algo malo, todo es tal cual es. No hay necesidad de buscar o de abandonar, o de incrementar o de disminuir nada. Pero todo lo que necesite ser realizado, un bodhisattva lo hará. Pero lo hará sin apego.

La expresión, “Todo es tal cual es.” debe entenderse muy claramente. Cuando no tienes ningún apego en absoluto, entonces para ti “todo es tal cual es.” No crearás ningún problema, ni tampoco dejarás que nada te disturbe. No obstante, si todavía tienes aflicciones, no puedes decir que: “Todo es tal cual es,” y pensar que es verdadero. Mientras experimentes algo como un problema, es mucho mejor que trabajes sobre ello.

Este párrafo del sutra que hemos discutido es profundo y difícil de comprender. Realmente no hay nada más que pueda decir acerca de ello.

Hace años dije a un viejo maestro del Dharma: “Parece que en tus charlas del Dharma, tratas los puntos más importantes y difíciles en el Sutra solo en un par de oraciones. Sin embargo, dedicas mucho tiempo a hablar sobre el comienzo del Sutra, donde el contenido parece simple y básico. ¿Por qué haces eso?” Su respuesta fue bastante interesante.

Él dijo, “No hay necesidad de añadir nada a la parte del texto que ya es tan rico y complejo. Es sólo en el comienzo, que es tan corriente o mundano, que trato de embellecer y enriquecer.” Cuando llegas al punto en un sutra en que es realmente esplendido y sutil, no es posible simplemente el dar una explicación.

Estoy contento de haber logrado decir un poco acerca de este párrafo difícil. Si te sientes confuso, entonces puedes esperar hasta que alcances la Budeidad y lo comprenderás. Si no tienes fe de que lo que hemos discutido es importante, no importa. Cuando alcances la Budeidad tendrás fe.