jueves, 28 de marzo de 2011
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Humano, Hinayana, y Mahayana
Conferencias budistas
Conferencia impartida por el maetro Sheng Yen sobre el Surangama Sutra el domingo 7 de junio de 1987.

El Buda vio que Ananda no se esforzaba por su iluminación personal, sino por la iluminación de todos los seres. Entonces Ananda ya no estaba interesado en los caminos del sravaka o Pratyeka Buda, que están vinculados a la liberación propia y son parte de la práctica Hinayana. Entonces el Buda se preparaba para mostrarle la suprema enseñanza Mahayana. Al realizar esto, el Buda descartó los conceptos de causas y condiciones y la existencia del ego con los que estaba familiarizado Ananda. Ananda pidió al Buda que explicara la verdad que subyace bajo estos conceptos. La doctrina de causas y condiciones, llevada a su extremo, indica que todas tus acciones y todo lo que te pasa a ti están predeterminados. La existencia del ego, llevada a su extremo, indica que todas las cosas y sucesos son por azar y sin relación alguna. En la enseñanza Mahayana ninguna de estas doctrinas es considerada absolutamente verdadera.

Ahora voy a tratar algunas de las diferencias entre el Hinayana y el Mahayana. Cuando el Shakyamuni Buda alcanzó la Budeidad, empezó a enseñar el Dharma, y encontró que los que le escucharon tenían capacidades variadas en comprender su enseñanza.

Algunas personas comprenden y gozan del Budadharma, a veces desde el primer momento en el que lo escucharon. Los demás tienen dificultades. Últimamente, alguien vino y me dijo: “Shih-fu (el maestro Sheng Yen), no puedo comprender lo que está diciendo sobre el Surangama Sutra. No estoy seguro si voy a continuar asistiendo a sus conferencias. Estas cosas no significan nada para mí. ¿Por qué no habla de algo relacionado con la vida cotidiana, en lugar de dirigirse a estudiosos y filósofos?”

El Budadharma es aplicable a todos los niveles – de lo superficial a lo profundo. El nivel superficial se refiere al tipo de cosas que desea escuchar la persona que acabo de mencionar, las cosas relacionadas con la vida cotidiana. Más profundo es el Budadharma Hinayana, en que uno busca su propia salvación, saliendo del ciclo de nacimiento y muerte. El aún más profundo es el Budadharma Mahayana, en que uno busca no sólo su salvación personal, sino también la salvación de todos los demás.

¿Cuál es tu nivel? Puedes descubrir a través de ver cómo reaccionas ante las variadas enseñanzas. Si las enseñanzas Hinayana te parecen completas y están de acuerdo con tu idea del Budadharma, entonces eso es tu nivel. Por el otro lado, si tu interés radica en los problemas de la vida diaria, entonces el tuyo es el nivel común del Budadharma.

El Budismo Hinayana predica la salvación personal, la liberación individual del sufrimiento. El practicante Hinayana no está preocupado por la salvación de los demás, sin embargo, él mismo trasciende el sufrimiento.

¿Alguno de vosotros se preocupa por el fin del mundo? Muchas personas están profundamente preocupadas por esto. El fin del mundo podría llegar con las causas naturales – quizás una nueva edad de hielo – o con las causas artificiales – un holocausto nuclear. Algunos se preocupan de que la capa de ozono que se ha visto reducida pueda traer una edad de hielo, y están ocupados por intentar evitarlo.

¿Es esta una preocupación Hinayana o Mahayana? Es difícil de decir, puesto que esto es un problema mundial. ¿La preocupación está ayudando al individuo o al mundo entero?
Otro ejemplo: el año que viene cumpliré sesenta años. Después de veinte años, cuando tengo ochenta años, quizás la mitad de la población mundial se morirá de los virus del SIDA. Después de cuarenta años, quizás toda la raza humana desaparecerá. Si yo pensaba: “Ochenta años están bien para mí. No me preocupo por lo que pasará después de que me muera.” ¿Es esta una actitud Hinayana o Mahayana? Ninguna de las dos. Esto es el pensamiento de las personas comunes, quienes se preocupan sólo por el beneficio personal inmediato y quizás el de sus hijos y sus nietos. Esto puede ser llamado el nivel humano de la enseñanza budista. El segundo nivel, el de Hinayana, se refiere a las personas cuyas preocupaciones no se dirigen hacia este mundo. Un practicante Hinayana no está preocupado por su pasado, su futuro, su cuerpo, su ego, o cualquier otro. Su propósito es alcanzar el nirvana, el estado liberado de nacimiento y muerte. Una vez esto es alcanzado, él está fuera de este mundo y no tiene preocupación por ello. Este tipo de enseñanza es ultramundano. Es activo en cuanto al objetivo del nirvana, pero pasivo en relación con el mundo.

En el tercer nivel, el nivel Mahayana, el practicante no está separado del mundo, pero tampoco tiene apego a ello. Él es activo en el mundo. De este modo, necesitamos saber si somos más Hinayana o Mahayana.

La mayoría de las personas pertenecen al primer nivel. Pertenecen al mundo, y buscan su propio beneficio. Uno quien mira más allá de este mundo, hacia su propia iluminación puede ser considerado como estar en el camino Hinayana. El Mahayana podría ser considerado como una combinación de los niveles humanos e Hinayana. Es el nivel donde uno busca su propia salvación, pero todavía se preocupa por lo que pasa en este mundo.

Ayer di una conferencia en Boston, y vino un profesor y me dijo que no le gustaba el mundo, pero él está tan apegado a ello hasta que no puede hacer un esfuerzo para salir. A la mayoría de las personas no les gusta el mundo. Hay pocas personas que están satisfechas con sus vidas y dicen que el mundo es maravilloso y todo en ello es perfecto. Quizás sólo los niños pueden sentir de esta manera. ¿Te has acordado de que realmente te gusta todo en el mundo? Como un niño quizás, pero ahora como un adulto cuando te pasa algo bueno, no quiere que se termine, puesto que piensas que hay muchas cosas desagradables en el mundo.

Hace alrededor de treinta años había un americano que visitó China continental, y se enamoró de ella. Dijo: “Todos los chinos llevan la misma ropa, y parece que se llevan muy bien. Son tan agradables y simpáticos. Son personas maravillosas. Espero poder ser uno de ellos.” Sólo permaneció una semana, y cuando volvió a América, tras la comparación, pensaba que América estaba inundada de demasiadas cosas materiales y le rodearon los problemas sin solución. Esperaba volver a China, e hizo voto de que si una vez regresaba allí, se quedaría. Finalmente, tuvo la oportunidad, pero seis meses después, estaba aburrido. Todo era lo mismo. Día tras día, nada ha cambiado. Finalmente decidió que al fin y al cabo los Estados Unidos era mejor.

Muchos chinos parecen pensar que la luna es más redonda en América que en China. Creen que todo es lo mejor aquí. Quieren venir aquí, puesto que piensan que todo el mundo es rico y la vida es fácil. Muchos de los que llegan aquí están decepcionados. Las cosas no van de tal manera que soñaban. Mira a los refugiados vietnamitas. Vinieron a este país (EEUU), pero todavía tienen problemas y luchan uno contra otro. Incluso los nacidos en América aquí luchan uno contra otro.

No hay nadie que le guste o no le guste enteramente el mundo. Nacimos en el mundo debido a la codicia en nuestras mentes, y debido a esto, aunque no nos gusta el mundo, somos reacios a separarnos de ello.
En China una vez había un gran ministro que visitó un monasterio con mil monjes. Cuando comían, no hicieron ruido – el silencio habría sido extraordinario para una persona, ni mucho más para mil. El ministro pensaba que había encontrado un lugar de pureza y tranquilidad, y lo dijo al abad. El abad le pidió que intentara vivir en el monasterio por siete días. Pero el ministro se negó, diciendo que estaba demasiado ocupado. Después de retirarse, sin embargo, intentaría venir y ver cómo es. En ese momento el abad dijo que no sería adecuado para la práctica intensa. Admirar a alguien es una cosa, pero es otra cosa intentar adoptar realmente el mismo estilo de vida.

Mira la relación típica entre el marido y la esposa. Podrías ver a una pareja que ayuda el uno al otro y que disfruta de su compañía recíproca, y podrías admirar su relación. Podrían parecer felices en la superficie, pero casi todas las parejas con las que he hablado dicen que realmente piensan que su matrimonio no es tan estupendo. Aun así, permanecen casados y aguantan el sufrimiento que podría dar el uno al otro. Algunas parejas me dicen que pelean varias veces todas las semanas o incluso todos los días. O podrían no pelear pero sólo eludir desagradablemente el uno al otro. La mayoría de las parejas toleran estas dificultades en mayor o menor medida sin romperse. Algunas dicen que desde que se casaron, permanecerán casados. A veces un cónyuge será tan amable o tan simpático que sus defectos pueden ser pasados por alto. Nadie está perfectamente satisfecho todo el tiempo. A las parejas no les gusta lo que están experimentando, pero ni están dispuestos a lanzarlo todo lejos. Esto es humano. Es el nivel humano.

Son raros los que renuncian verdaderamente al mundo. A muchos no les gusta esto o aquello sobre el mundo, pero pocos quieren realmente aislarse del mundo y practicar seriamente. En realidad, esto quiere decir que hay pocas personas en el nivel Hinayana. Hay quienes podrían estar preparados para renunciar al mundo y convertirse en monjes o monjas, pero piensan a escondidas: “Si tengo la oportunidad de casarme, tendría que pensar dos veces sobre continuar la práctica seria.” En efecto, son raras las personas que renuncian sinceramente al mundo y dedican todo a la práctica.

Incluso en la vida de Shakyamuni, eran muy pocas las personas con la determinación de la mente Hinayana. Incluso hay menos hoy. En la tradición Hinayana el practicante sale del mundo, y vive a solas en las montañas, haciendo votos de no relacionarse nunca con las personas laicas o personas del sexo opuesto. Buscan con toda el alma la liberación de nacimiento y muerte. No se relacionan con las personas del sexo opuesto porque la relación hombre – mujer es la causa de vida y muerte. Tal práctica es la verdadera práctica Hinayana.

Por lo general, sin embargo, la mayoría de los monjes y monjas residen en el mundo común. Siguen teniendo contacto con las personas laicas y practicantes laicos. Estos son los bhikkhus y las bhikkhunis del mundo. No pueden ser llamados Hinayanistas porque en realidad están siguiendo la tradición Mahayana. El Shakyamuni alentó a sus discípulos a salir fuera y pedir limosna. Esto es una acción Mahayana, dado que al realizarla los monjes y las monjas establecen contacto kármico con la gente, y esto es la manera para la salvación futura.

Un verdadero Mahayanista no está preocupado por su propia salvación. El practicante hace voto de alcanzar la Budeidad, y toma el camino del bodhisattva hacia este objetivo. Por consiguiente, se esfuerza por ayudar a los demás, por convertir y salvar a los demás. Si el practicante ayuda a los demás a alcanzar la verdadera libertad, entonces tendría poca aflicción, aunque no está preocupado por su propia liberación.

Por ejemplo, suponiendo que Manhattan se estuviera hundiendo y tendrías un barco grande. Sin preocuparte por tu propio bienestar o la posibilidad de éxito, embarcas una gran cantidad de personas en tu barco, navegas hacia un lugar seguro, y salvas a todos en el barco. ¿También eres salvado? Por supuesto, tú, al igual que otros, estás en el barco. Eso es Mahayana.

Suponiendo que, en la misma situación, pensarías que sería imposible acomodar a todas las personas en Manhattan en tu barco, pero de todas maneras decidías intentarlo. En este caso, ¿sería Mahayana o Hinayana tu reacción? Todavía sería Mahayana, pero un nivel más bajo que el del ejemplo anterior. Esto sería cómo actuaría un bodhisattva de un nivel más bajo. En el primer ejemplo no había duda, no intimidación. En este ejemplo, la mente no está lo suficientemente abierta, el poder mental no es lo suficientemente fuerte, de esta manera, no serías capaz de llevar a todos. En la mente todavía existe la consideración de que el barco no puede embarcar a todas estas personas. Un gran bodhisattva, sin embargo, no consideraría cuántas personas podría embarcar el barco. Sigue embarcando los pasajeros hasta que no hay espacio en absoluto. Podrías comentar que si trataras embarcar todo el mundo en el barco, se podría hundir. Si piensas de esta manera, eres un pequeño bodhisattva, en lugar de un gran bodhisattva.

Un verdaderamente gran bodhisattva pensaría: “Manhattan es una isla grande, pero mi barco es todavía más grande. En comparación con mi barco el mundo entero es como un pequeño globo. Incluso el universo no puede llenarlo.” Un verdadero gran bodhisattva no toma en consideración el tiempo y la capacidad. No piensa: “Si hoy no puedo terminar embarcando las personas, embarcaré más mañana.” No considera estas cosas como esto.

Si miramos el texto, vemos que Ananda está confundido por los comentarios del Buda acerca de las causas y condiciones. Esto es debido a que Ananda todavía está pensando en las causas y condiciones limitadas en el tiempo y las causas y condiciones limitadas en el espacio. Este pensamiento todavía está dentro del marco Hinayana; no es Mahayana. No es la verdad suprema, puesto que cualquier concepto de pasado, presente y futuro todavía está dentro del Hinayana.

El Surangama Sutra enfatiza reiteradamente en que el Dharma habla de que no es el Dharma de causas y condiciones, ni el Dharma de la existencia del ego. De acuerdo con la enseñanza Hinayana, las cosas sí que tienen causas y condiciones y las cosas podrían ser habladas de como tener la existencia del ego. Pero estos no son los verdaderos conceptos Mahayana. Suponiendo que, por ejemplo, fueras atropellado por un coche mientras caminabas por la calle, y luego dijiste: “Esto fue un accidente aislado y sin sentido. No había razón para que sucediera, simplemente sucedió.” Esto es la doctrina de la existencia del ego – los sucesos son al azar y sin relación entre sí. Por el otro lado, después de que sucediera el accidente, suponiendo que dijiste: “Esto fue destino. No había nada que yo podría hacer sobre ello, incluso si había mirado mil veces a derecha e izquierda antes de empezar a cruzar la calle.” Esto es la doctrina de causas y condiciones. La mayoría de las personas en cierto modo creen conscientemente o inconscientemente en estas doctrinas. Pero el Dharma del Surangama Sutra no es ni el Dharma Hinayana de causas y condiciones, ni el Dharma de la existencia del ego sostenido por muchos no budistas.