viernes, 29 de marzo de 2011
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Una Segunda Luna
La esencia del Chan
Conferencia impartida por el Maestro Sheng Yen sobre el Sutra Surangama el 11 de mayo de 1986

La mayoría de las personas piensan que su punto de vista es el correcto. Si con el paso del tiempo ven que lo que consideraban verdadero es falso, cambiarán su opinión y llegarán a creen que su nuevo y reevaluado punto de vista es el correcto. Hay, por supuesto, progreso en este proceso, en donde los puntos de vista anteriores son continuamente descartados; pero, ¿cuándo tenemos el punto de vista correcto?

El Sutra Surangama usa una analogía particular para ilustrar esta tendencia de suponer que lo que creemos en cualquier momento dado es absolutamente verdadero. Cuando miramos al cielo, pensamos que vemos la luna, la verdadera luna, como lo es realmente. Pero lo que los seres sensibles comunes ven realmente es una segunda luna, una luna falsa, una sombra de la que es real.

Considera cuán inconsistentes e inconstantes son nuestros puntos de vista cotidianos sobre las cosas y las personas en nuestras vidas. Imagina cómo Elizabeth Taylor ve a los muchos esposos que ha tenido a lo largo de los años. ¿ Ella cree que el más reciente es el mejor? Pero después de que muriera Richard Burton, según se informa, ella ha dicho que lo amaba más. ¿Qué es lo que está buscando realmente?

Tengo un estudiante quien ahora está en sus cuarenta y a lo largo de los años ha salido con muchas, muchas mujeres. Siempre está en la búsqueda de la mujer ideal, y cada vez que me presenta una mujer, declara que ella ya es la mejor, superando a todas las demás. Le pregunto que cómo puede estar tan seguro, pero es como pedir a un hombre en medio de un sueño que vea que está soñando.

Los seres sensibles comunes llevan sus vidas como una lombriz renga que se mueve hacia delante aferrándose a lo que tenga enfrente, y luego desenredando sus patas antes de que pueda moverse nuevamente. Siempre está aferrándose a una cosa y dejando otra.
Somos como esa lombriz, siempre aferrándonos a lo secundario, en lugar de lo primario. Una segunda luna, en lugar de la primera.

Distinguir la segunda luna de la primera requiere el entendimiento de la naturaleza de la percepción. Para tratar esta cuestión, debemos estar conscientes de lo que se comprende y lo que es comprendido. ¿Son estos dos diferentes fenómenos, o son uno sólo? ¿O hay todavía otra manera de comprenderlos?

Normalmente nos referimos a lo que es conocido como el ego: “yo” o “tú”. Pero en el Budismo, esta entidad conocida, el “yo”, se considera compuesta por dos partes: Una material y la otra espiritual. Podríamos considerar a la parte material, la cual es referida de forma muy diversa como la “raíz” u “órgano” de la conciencia, como el sistema nervioso. ¿Puede el sistema nervioso existir y funcionar independientemente de la parte espiritual? No. Desde el punto de vista budista, tanto lo material como lo espiritual coexisten. Es esta combinación la que forma la entidad que llamamos el ego, el “yo” o el “tú” (el que se conoce)
Los aspectos material y espiritual del “yo” no pueden considerarse como combinados en una entidad o separados en dos. La conciencia sola, sin un complemento material, no puede funcionar. El cuerpo, el sistema nervioso, no pueden funcionar por sí mismos sin su homólogo espiritual. Sólo cuando lo material y lo espiritual funcionan conjuntamente, es entonces que tenemos un ego. Ninguno puede funcionar sin el otro.
Después, debemos preguntarnos: si el que ve es el ego, entonces, ¿qué es lo que es visto? Lo que es visto es todo lo que existe fuera del ego, incluyendo lo espiritual y lo material.
Lo que es visto por el ego no puede separarse de lo material, de la sustancia. Sólo puedo sentir o percibir una existencia espiritual a través de la interacción con la materia. Lo que es visto nunca está separado de materia. En la terminología budista, lo que es visto es llamado el objeto o medio ambiente.

¿El ego y el medio ambiente son dos entidades separadas, o son una sola?
El sentido común nos dice que “tú” no eres “yo”. Él o ella no son “yo”. Todas las cosas que vemos (los árboles, la hierba, el suelo, los muebles) están separadas de nosotros mismos. Este entendimiento convencional es lo que podría conducirme a robar de tu bolsillo, o a ti a robar del bolsillo de otro. El mismo razonamiento podría llevarte a perseguir otra mujer cuando ya estando en una relación. Hay una búsqueda continua de cosas fuera de nosotros mismos. Nos sentimos incompletos, y buscamos añadir algo que pensamos que no tenemos.

Cuando salí de casa por primera vez, mi maestro me apartó a un lado y me dijo: “Sheng Yen, mira el mundo, ¿Ves cómo todo el mundo trata de sacar ganancia de la otra persona? Si todo el mundo tomara el dinero de los demás, ¿a quién la pertenece el dinero?” La única cosa que se me ocurrió pensar para decir fue que parecía un proceso inevitable (A veces, todo el mundo logra ganar algo de dinero a costa de los demás)
Pero mi maestro dijo: “Estás equivocado. Nadie logra nada de nadie. Todo el mundo simplemente gana dinero por sí mismo. Podrías ser un hombre de negocios o podrías ser un ladrón. Sin embargo, tú eres la fuente del dinero que ganas”.
Me costaba comprender eso. ¿Alguno de ustedes lo comprende?

Nuestro medio ambiente está compuesto por seis objetos sensoriales: lo que vemos, escuchamos, olemos, saboreamos, tocamos y pensamos. Entonces, podríamos asumir que el “yo” consta de seis órganos sensoriales: el ojo, el oído, la nariz, la lengua, el cuerpo y la mente, y las seis conciencias relacionadas. Entonces, podríamos llegar a la conclusión de que el medio ambiente es algo fuera de nosotros mismos; es el “no-yo”.

Hoy Judy Chen, del Restaurante Lai Lai, ha suministrado la comida para nuestro almuerzo. Obtuvimos algo de ella. Si en otra ocasión otra mujer preparara nuestro almuerzo, entonces obtendríamos algo de esa otra mujer. Pareciera que siempre obtenemos algo de otra persona.

Esto no es así, puesto que, en realidad, los seis órganos sensoriales, los seis objetos sensoriales y las seis conciencias sensoriales están siempre juntos. El “yo” y el medio ambiente en realidad no están separados.

Alguien que es ciego no tiene idea de lo que significa “Amarillo” “rojo” o “verde”. Una flor bonita, una pintura hermosa o una mujer guapa no significan nada. Estas cosas no tienen existencia para el ciego. Para el sordo, los sonidos hermosos y la música hermosa no tienen existencia. Del mismo modo, cada uno de nosotros ve y escucha algo diferente de las personas que nos rodean. Cada uno de nosotros vive en un mundo único, nuestro propio universo.
El medio ambiente en el que nacimos, vivimos y en el que morimos, es algo que es único para cada uno de nosotros. Incluso los gemelos idénticos viven en mundos muy diferentes. Aunque una pareja duerma en la misma cama noche tras noche, es una cama diferente para cada uno de ellos.

Esta conferencia es una conferencia diferente para cada uno de ustedes. Cuando naces, tu mundo aparece. Cuando mueres, tu mundo muere contigo. Las otras personas viven y mueren en sus propios mundos.


Podríamos creer que hoy Judy ha preparado una comida deliciosa para nosotros, pero, en realidad, simplemente comimos nuestra propia comida. No obtuvimos nada de ella. Por supuesto que cuando ella escuche esto podría dejar de traer comida al Centro. Pero de la misma manera, en realidad ella comió toda la comida que trajo aquí. No tomamos nada de ella.

Esto quiere decir que lo que Judy está haciendo es cultivar su propio medio ambiente. Cualquier cosa que ella haga afectará su ambiente, su mundo. Lo que ella siembra, cosechará. No supone ninguna diferencia si le devolvemos lo que nos ha dado o no. Cosechará la consecuencia de sus acciones en su propio mundo.
Trabajar duro por algo y dedicar tus esfuerzos a otra persona, al templo o quizás al Buda, esto es lo que los taiwaneses, adoptando un término del japonés, llaman “hacer un depósito”.
Tienes algo valioso, y lo depositas en algún lugar. Para un cristiano, es hacer un depósito en el reino celestial, donde Dios lleva registro de todos los hechos. Que Dios luego se encargue de estos hechos o no es otra cuestión. Pero el hecho es que cuando actúas, haces un depósito y los méritos o faltas son almacenados. Son estos depósitos, las consecuencias de tus acciones, los que te afectarán a ti y sólo a ti.

Entonces, cuando los ladrones roban a alguien, en realidad se roban a sí mismos. Roban de su propio mundo. Se dice que un pulpo se alimentará de sus propios brazos cuando esté muy hambriento. Es lo mismo con los ladrones, pareciera que obtienen algo de otra persona. Pero cuando se obtiene algo falsamente (no a través de tus propios esfuerzos) al final lo tendrás que pagar.
No es solamente el principio de que lo pagarás; también se añadirá un interés. Permítanme regresar a mi pregunta anterior. ¿Son el “yo” que ve y el objeto que es visto una cosa o dos cosas separadas? Si fueran una sola cosa, entonces no habría manera de distinguir entre el que se ve y lo que es visto. Si fueran dos cosas separadas, existirían en sí mismas, y no habría relación entre ellas. Entonces, la respuesta es que el que ve y lo que es visto no pueden considerarse como una sola cosa ni tampoco como dos.

Si realmente comprendieras y aceptaras este principio, podrías ver cuan inútiles son las riñas entre las parejas, las peleas entre hermanos o el fin de una amistad. Un marido consideraría una pelea entre él mismo y su esposa como a su propio pie derecho pisando el izquierdo. Sería como mordiéndose su propia lengua.

Con esta actitud, consideraras cualquier lugar o cualquier momento como lleno de promesas. Pensando en alguien que encuentras por primera vez como en un desconocido será tan absurdo como pensar que tu ojo izquierdo se ha recién encontrado con el derecho. Sabes que siempre han estado juntos. Si realmente confirmaras estos principios y vieras la verdad en ellos, entonces no habría conflicto, enfrentamiento o malentendido que no pudieras solucionar. Ahora, ¿piensas que estoy hablando de la primera o de la segunda luna? Te mantendré en suspenso por un rato más.
Al continuar leyendo el Sutra Surangama, el Buda pregunta a Manjusri si hay otro Manjusri aparte de él mismo, o si hay un Manjusri que al principio “es” y luego “no es”. Manjusri contesta que él es el único Manjusri, y está presente, pero ni “es” ni “no es”.
Esto podría parecer difícil de comprender, pero de lo que se trata realmente es sobre lo que dije anteriormente (que vivimos cada uno en nuestro propio mundo de seis órganos sensoriales, seis conciencias sensoriales y seis objetos sensoriales).
Este es un mundo ilusorio, y es el que nos conduce a pensar en algo o alguien como existiendo o no existiendo, porque lo juzgamos desde nuestro propio punto de vista. Lo real no es dualístico. Es inalterable y ni “es” ni “no es”. La segunda luna es este mundo ilusorio, un reflejo del real.

Podrías preguntarte: “¿La primera luna, la luna real, tiene una existencia real?” La respuesta es no. Déjenme entrar en detalles. Si ves a la luna en un espejo o brillando en un estanque, el sentido común te dice que ves un reflejo, una segunda luna, no la luna real en absoluto. Pensando de esta manera, podrías creer que la luna que ves en el cielo es la luna real. Pero ésta, igualmente, es una segunda luna. ¿Por qué es así? La luna que vemos en el cielo es solamente un reflejo por sí mismo, el de la luz del sol rebotando en la superficie de la luna. ¿Qué podríamos hacer para acercarnos a la luna real? Podríamos ir en una nave espacial hasta la luna y luego mirarla desde allí. Sería bastante diferente de nuestra concepción habitual. Nuestra concepción romántica de una luna brillante y reluciente sería sustituida por un desierto feo y granuloso. Incluso la luna en el cielo es por sí misma una ilusión, un producto de nuestra imaginación.

De acuerdo con nuestra perspectiva, a menudo creemos que algo es real o no real. Hay una hermosa sierra en China que contiene una montaña famosa, el Monte Lu. Hay un poema que dice que cuando estás en el Monte Lu, no puedes ver la belleza y la grandiosidad que ha motivado a los poetas y escritores a recitar sus alabanzas. Sólo a la distancia puedes ver la belleza del Monte Lu. Lo que ves cuando estás en la montaña es completamente diferente.
Cuando miras al Monte Lu de lejos, ¿ves al Monte Lu real? No, en absoluto. ¿Ves la montaña real cuando estás encima de ella? Nuevamente, la respuesta es no. La montaña que ves será diferente de la que yo veo.
Nuevamente, esta analogía muestra que podrías pensar que alcanzas la primera luna, pero todo lo que realmente alcanzas es la segunda luna.

Como puedes ver, el Budismo reconoce diferentes niveles de realidad. Mucho de lo que hemos hablado (sentido común y variedades de la percepción) pertenece al reino de la filosofía. Sin embargo, hay otra realidad: una realidad espiritual que es el fruto de la experiencia mística o religiosa. Muchas religiones podrían llamarla la experiencia de Dios, aunque la interpretación y el entendimiento del concepto de Dios podría variar enormemente de religión en religión.
Alguien me preguntó que cómo podía ser que hubiera tantas religiones diferentes en el mundo, y que todas, incluyendo el Budismo, afirmaran que son la única religión verdadera. Yo le dije: “Cada una de ellas es la religión real y verdadera”. Ella dijo: “Si fuera así, entonces todas esas religiones deberían ser combinadas conjuntamente para formar una sola, la gran religión”. Yo contesté: “Es precisamente porque los adeptos de cada religión consideran la suya como la única y la religión verdadera, que todas las religiones no pueden combinarse conjuntamente. No hay nadie dispuesto a admitir que su método no es el mejor o que podría tener alguna falacia”. No, sería imposible el combinar todas las religiones.
El Budismo, sin embargo, sí distingue entre dos tipos de realidad. Una es llamada la realidad trascendental (traducida literalmente como “lo que está fuera de este mundo”) La segunda realidad consta tanto de lo que está en este mundo y lo que trasciende este mundo.

La escuela de “fuera de este mundo” sostiene que todo lo que vemos está cambiando constantemente. Todo es una ilusión, una segunda luna. Pero esta escuela también sostiene que es posible el trascender este mundo ilusorio hacia un eterno mundo inalterable que es el de la realidad suprema.
Pero, de acuerdo al Budismo Chan, este punto de vista de que hay una realidad suprema más allá de lo que vemos, es de por sí una ilusión.
Los seres sensibles comunes se aferran tontamente a cosas que están cambiando y desapareciendo continuamente. Ésta es su realidad. Otros, quienes son igualmente tontos, se aferran al eterno mundo externo. Todavía siguen siendo prisioneros de un sistema, una estructura de creencias.
Algunos seres sensibles comunes se aferran a la existencia, y otros se aferran a la no-existencia. Aquellos que se aferran a estos puntos de vista son como la lombriz renga de la que hablé anteriormente, siempre aferrándose a alguna cosa y luego dejándola por otra, nunca alcanzando lo principal, la primera luna, siempre mirando fijamente a la segunda luna.

Es el punto de vista Chan (el de la realidad de tanto este mundo como del mundo inalterable) el que nos conduce a no apegarnos al mundo, pero tampoco a escapar de él. Simplemente tratamos de vivir una vida muy estable, sin buscar desesperadamente cosas fuera de nosotros mismos. Toma cuando sea hora de tomar. Deja ir cuando sea hora de dejar ir. No trates de aferrarte a nada. No trates de librarte de lo que ha llegado a ti. No es bueno tener apegos, pero es igualmente malo creer que puedes librarte de este mundo e irte a algún otro. Ésta es una eterna realidad.
Si el dinero te llega, déjalo llegar. Si comienza a desaparecer, no estés preocupado. Ésta es una actitud de no-apego. La razón de esto es que cuando el dinero llega, en realidad no has recibido nada. Nada ha sido añadido a ti. Cuando el dinero se va, en realidad no has perdido nada. Nada te ha sido quitado a ti.

Esto no quiere decir que sea fácil mantener dicha actitud. Si tu esposa se marcha con otro hombre, o tu marido con otra mujer, ¿piensas que sólo dirás: “Bueno, que se vaya?” Si tus hijos, quienes te han costado tanto trabajo y muchos años de crianza se van, o si un viejo amigo dejara de hablar contigo, ¿simplemente lo aceptarías y lo dejarías ir? Lo más probable es que serías muy infeliz.
Sólo una vez en mi vida he visto a alguien que tenía una actitud completamente no posesiva. He dicho esto antes, pero lo mencionaré nuevamente. Es sobre un chino que vive en Taiwán. Su esposa se marchó con un estadounidense y se fueron a vivir juntos a Hong Kong. Sus amigos estaban muy enfadados y disgustados por su situación, pero él dijo: “Estoy muy contento. Esto demuestra el buen gusto que tenía yo” Después de algún tiempo, su mujer regresó, y él celebró un banquete para ella. Él estaba contento nuevamente. “El hecho de que ella vuelva demuestra lo buen marido que soy yo realmente”
Esto no quiere decir necesariamente que el hombre sea frívolo o poco serio. Es simplemente que tiene una perspectiva diferente.
Espero que mi charla sobre la segunda luna haya sido de utilidad. Podrían mirarse a sí mismos y ver si es la primera o la segunda luna a la que se están aferrando. En realidad, sin importar de lo qué haya hablado hoy, realmente he hablado de la segunda luna, puesto que la primera luna no está sujeta a conceptos (no hay nada que se pueda decir al respecto) Y, en realidad, es en la primera luna en la que todos vivimos.