jueves, 25 de abril de 2011
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Meditación, Misticismo y Chan
La esencia del Chan
Extracto de la conferencia impartida por el Venerable Maestro Sheng Yen el 22 de noviembre de 1982 para la clase de Misticismo Religioso en la Universidad de Nueva York.

Me gustaría hablar en este momento de Chan y misticismo. El Chan es una forma de Budismo que se originó en China en vez de India. Hay el malentendido entre mucha gente de que el Chan y la meditación son lo misma cosa, el Chan es meditación y la meditación es el Chan. Esto no es así. El Chan es, de hecho, la etapa en la que uno ya ha experimentado varios niveles de la experiencia de meditación, pero finalmente las trasciende. Sólo así se puede decir que es Chan. Si uno sólo práctica la meditación, y no trasciende el estado de meditación, entonces uno puede, como máximo, mantenerse en una etapa en que la mente está unificada e inmutable. Si una persona en esta etapa fuera a entrar en el mundo dinámico y cambiante, entonces muy probablemente perdería este estado de meditación y entraría en el estado ilusorio de la mente. Si uno deseara entrar en este y mantener el estado de meditación entonces sería necesario practicar continuamente, y sería mejor alejarse del mundo de los asuntos cotidianos y retirarse a la soledad de las montañas para practicar. Si no, en su implicación en las interacciones cotidianas con los demás, es muy fácil que él pierda contacto con ese estado de meditación. Sin embargo, aun después de haber perdido la capacidad de mantener ininterrumpidamente este estado, ya será una persona diferente en virtud de haberlo experimentado una vez. Él tendería a ser más estable que los demás y tendría un mejor entendimiento del mundo que los que nunca han experimentado ese estado de meditación. La mayoría de la gente llamaría a esta persona un hombre sabio.

Pero la práctica del Chan es algo diferente. Al principio, uno llega a mantener su mente en un estado muy concentrado o unificado. Luego esta mente concentrada se desintegra o desaparece. En este momento, la mente no volverá fácilmente a su original estado disperso debido a que la mente ya no existe. No obstante, después de un cierto período de tiempo, esta persona regresaría otra vez al estado confuso e ilusorio de la mente. En mi descripción de las etapas de práctica, normalmente hablo primero de ir de una mente dispersa a un estado unificado y concentrado de la mente. Este es el estado de meditación. Pero la etapa final es alcanzada cuando incluso esta mente desaparece. Esto es el llamado Chan. En la práctica de meditación, incluso el estado unificado de la mente es considerado como un tipo de apego, apego al “gran yo” como oposición a nuestro normal “pequeño yo.”

En el estado de meditación el ego es ilimitado, pero, sin embargo, todavía hay un centro al que nosotros nos apegamos. Debido a este apego uno hace una clara distinción entre lo real y lo irreal. Frecuentemente, las figuras religiosas dicen que lo que ven o lo que dicen es la verdad, en tanto que lo que dicen los demás es falso. Estos tipos de declaraciones se basan en las experiencias religiosas de uno y las convicciones que proceden de ellas. En su experiencia hay una separación muy clara entre lo real y lo irreal. Esta persona pensará frecuentemente que ha salido del mundo falso y ha entrado en un tipo de mundo más verdadero y real. Un sentimiento de oposición a este falso mundo surge en esta persona y ya no desea regresar a su estado previo y desea mantenerse en este estado más verdadero. Por lo tanto en esta lucha para rechazar lo falso y agarrarse a lo real se genera un tipo de fricción entre estos dos mundos opuestos.

En el Chan, no hay un mundo real o falso. No hay predisposición hacia lo real ni rechazo a lo irreal. El Chan abarca la totalidad de lo real y lo irreal, son iguales en lugar de ser diferentes. Por consiguiente, en la secta Chan hay muchos koans que parecen paradójicos o ilógicos desde el punto de vista ordinario. Esto es una de las características especiales de la secta Chan. Yo mismo tengo un refrán que siempre recuerdo a mis estudiantes: “Los pájaros nadan bajo el agua, los peces vuelan en el cielo.” ¿Es esto una tontería? De hecho, es muy simple. Originalmente, los pájaros y los peces no tienen nombres, ¿por qué no llamar a los pájaros peces? Del mismo modo, nuestra vida es simplemente como es. ¿Qué problema hay con ella? ¿Qué necesidad hay de andar tratando de encontrar un mundo real? ¿Por que insistimos en ver el mundo como confuso e infeliz?

Cada existencia individual es realidad, la existencia de cada objeto es realidad. No se debería separar la realidad de los fenómenos ilusorios. El Chan trasciende lo ordinario y entonces regresa al mundo ordinario. Pero todavía no podemos decir que entendemos lo que es el Chan. Eso sería un engaño. En primer lugar, uno debe practicar para alcanzar un estado unificado y concentrado de la mente, y luego tirar ese estado de la mente a un lado y regresar al mundo ordinario. En esta etapa uno está verdaderamente liberado mientras que al mismo tiempo participa activamente en el mundo. Para entenderlo mejor usamos una analogía: Por lo común, uno ve las montañas y las aguas como montañas y aguas. Después, el practicante llega a un estado donde las montañas ya no son las montañas y las aguas ya no son las aguas. Ellas han cambiado. Finalmente, se trasciende este estado y vemos nuevamente las montañas y las aguas como parte del mundo ordinario.

Por consiguiente, respecto a la comparación del Chan y el misticismo podríamos decir que el practicante Chan pasa por las etapas de experiencia mística pero el Chan por sí mismo no es el misticismo, es vida estable y ordinaria. En realidad, el misticismo del que se habla en clase no es lo que considero como el misticismo auténtico. La mayoría de la gente que habla del misticismo lo hace desde un punto de vista académico o teórico. Ellos mismos no han experimentado nunca un estado místico y por eso consideran tal estado como extraño y extraordinario. A lo mejor cuando uno empieza primero a practicar meditación, o posiblemente a través de la práctica de otras disciplinas religiosas, uno podría tener tal experiencia. En ese momento uno sentiría que su estado es diferente de su vida ordinaria. Pero, su experiencia todavía no es completa y su entendimiento de lo que es llamado estado místico es todavía vago y no totalmente claro. Uno todavía considera esta experiencia como mística y extraña.

Sin embargo, cuando uno experimenta profundamente el estado de la mente unificada o tiene la experiencia del Chan, esta experiencia no se considera como extraña o extraordinaria. Por el contrario, aquello que se experimenta es considerado como real y verdadero, no hay nada místico acerca de esto. Es simplemente vida normal y ordinaria. Por consiguiente, desde este punto de vista, uno diría que el mundo como lo ve la gente común y confundida podría ser considerado extraño o místico, en tanto que el mundo visto por alguien con una mente que ha llegado a un estado unificado o ha alcanzado el estado del Chan podría ser considerado como el mundo verdadero, ordinario y normal. De hecho, desde mi punto de vista, yo diría que ¡no hay misticismo en absoluto!