viernes, 29 de marzo de 2011
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Las cuatro vistas del Chan
La esencia del Chan
Conferencia dictada por el Maestro Sheng Yen en el Gran Centro Taoísta en Washington, D.C. en 22 de Noviembre de 1985.

Permítanme comenzar con un koan. En la dinastía T’ang había existió un patriarca Chan llamado Yao-shan Wei-yen. Una vez, un discípulo le preguntó“ ¿Antes de que el Bodhidharma llegara a China, había Chan en China? El Maestro respondió, “El Chan existía originalmente en China” “En ese caso” – continúo el discípulo- ¿Por qué llegó el Bodhidharma a China? El Maestro dijo: “Es precisamente porque había Chan en China que el Bodhidharma llegó”.

Así que, ya ven ustedes, hoy he venido a Washington porque había Chan en Washington. He venido aquí porque todos ustedes saben del Chan. Aquellos de ustedes que sepan algo del Chan, por favor, levanten sus manos. ¡Aquellos que no las levantaron probablemente saben más que los que sí lo hicieron.

Esta noche hablaré sobre el Chan desde cuatro puntos de vista. Esos temas podrían ayudarles a hacer algunas preguntas sobe el Chan: la teoría del Chan, la experiencia del Chan, la finalidad del Chan y el entrenamiento y práctica del Chan.

1.- No hay realmente teoría del Chan. Si teorizamos sobre el Chan, entonces no es el Chan. El Chan no puede ser entendido a través del razonamiento lógico. No puede ser explicado con palabras. No obstante, usaré algunas descripciones teóricas en esta plática.

Hay dos conceptos básicos asociados con el Chan. Uno es causas y condiciones. El otro es el vacío. Estos dos conceptos están relacionados; no pueden ser separados. Cuando hablamos de las causas y condiciones y del vacío, estamos realmente hablando de la naturaleza de la existencia que es temporal y transitoria. Todos los fenómenos surgen debido a que se reúnen las causas y de las condiciones apropiadas. Todos los fenómenos perecen debido a que hay cambio en las causas y condiciones.

El Taoísmo y el Confusionismo chinos utilizan un texto llamado “I Ching”. “I“ significa cambio. Éste es un cambio continuo. Es llamado “surgimiento”. El constante surgimiento significa que las causas y condiciones cambian continuamente – todos los fenómenos van cambiando continuamente – Los seres sensibles ordinarios ven las cosas como surgimiento y extinción. En el “I Ching” no hay extinción, sólo un constante surgimiento. Viendo algo desaparecer, podrías tener la oportunidad de ver aparecer otra cosa.

Desde el punto de vista budista, cuando las causas y condiciones cambian, los fenómenos surgen. Pero, ya que ese surgimiento está arraigado en las causas y condiciones que son temporales y cambian continuamente, los fenómenos que surgen pueden ser nada más que temporales ellos mismos. Ya que sólo tienen una existencia pasajera, no tiene existencia real. Por lo tanto estos fenómenos son llamados vacío. El vacío significa únicamente que no hay una existencia eterna inalterable, no significa que no exista nada en absoluto.

Todos los fenómenos y su existencia pueden surgir únicamente porque son vacíos. Es debido a que son vacíos que no hay nada permanente e inalterable en ellos. Si las cosas no cambiaran nunca, no habría surgimientos nuevos Si nada cambiara en nuestra configuración actual significaría que esta conferencia continuaría indefinidamente. Pero cuando esta plática termine, la configuración cambiará. Si todo fuera inalterable y sólido, si no hubiera vacío, entonces esta conferencia continuaría para siempre. Es debido a la presente situación – esta particular configuración de causas y condiciones que cambian continuamente - que estamos reunidos en esta habitación.

Por lo tanto cuando preguntamos por el Chan, encontramos que Chan es sólo una palabra, un poco de terminología. Muy pocas personas pueden decir lo que realmente es. Por más de mil años, los maestros y discípulos de la tradición Chan han estado haciendo preguntas tales como ¿Qué fue lo que Bodhidharma trajo a China? Muchas personas han buscado las respuestas a estas preguntas. Los maestros nunca han dado respuestas directas. Algunos simplemente han ignorado las preguntas. Si no lo hubieran hecho así, podrían dar solamente respuestas muy simples.

Un maestro de la dinastía T’ang, Chao-chou, tuvo una vez un discípulo que le preguntó “Maestro, ¿qué estamos realmente aprendiendo aquí? Chao-chou le dijo: “Está bien, puedes irte ahora y beber una taza de té” . Otro discípulo vino y le dijo que había tenido cierta experiencia el día anterior, y quería saber si dicha experiencia era realmente el Chan”. Chao-chou dijo entonces: “Está bien, puedes ahora beber una taza de té”. Un tercer discípulo estaba bastante perplejo al oír este cambio y preguntó “Maestro, dos discípulos le han hechos preguntas completamente diferentes y usted simplemente les dijo que tomaran una taza de té. ¿Qué quiere decir con eso? Y el Maestro respondió “Tú también puedes beber una taza de té” .

Hay otro relato que involucra a Chao-chou. Dos discípulos estaban discutiendo. Uno decía “El Maestro dijo que los hombres tienen naturaleza de Buda, pero que los perros y los gatos no” El otro discípulo decía “Eso es imposible, el Maestro no pudo haber dicho algo como eso”. Los dos fueron a ver Chao-chou. Uno dijo: “Maestro, usted no pudo haber dicho algo como esto.” El Maestro, entonces dijo: “Tienes razón”. Pero el otro discípulo insistió, “Estoy seguro de que eso es lo que usted dijo”. Y el Maestro contestó: “Tienes razón”. Una tercera persona, un encargado le dijo “Pero Maestro, sólo uno de ellos puede estar en lo correcto” El Maestro respondió “Tienes razón”.

Estos relatos suenan tal vez como conversaciones superfluas, como tonterías, pero su implicación subyacente es la existencia o la no-existencia; o las ideas de lo correcto y lo incorrecto son cosas que sólo existen en tu propia mente, en tu experiencia personal, en tu conocimiento particular. Estas cosas no pueden ser el Chan.

2.- La experiencia del Chan debe ser personal y directa. No puede venir de la educación o lograrse por el razonamiento lógico. En un retiro, con frecuencia intento ayudar a un estudiante a obtener una experiencia Chan pidiéndole llevarse a sí mismo al estado de existencia anterior a su nacimiento. Después de nacer, comenzamos a adquirir experiencias, pero nosotros intentamos mirar más allá de lo que hemos aprendido. Antes de que tu vida comenzara, ¿quién eras tú? ¿Cuál era tu nombre? ¿Cómo respondes a estas preguntas?

Hay un relato de un Maestro Chan quien pidió a su discípulo que lavara un trozo de carbón hasta que quedara limpio. El discípulo se quejaba de que eso era simplemente imposible. Un discípulo un poco tonto tomó el carbón y comenzó a lavarlo. No había en su mente un solo pensamiento aparte de que su maestro le pidió que lavara el carbón. Por consiguiente, simplemente, lavó el carbón. Un día, le preguntó al Maestro porqué el trozo de carbón no era blanco aún. El Maestro dijo “¿Acaso no es blanco aún?” El discípulo lanzó otra mirada hacia el carbón y dijo, “Efectivamente, es blanco. Siempre ha sido blanco.” Mientras la mayoría de nosotros miramos el carbón, lo vemos negro, pero el Maestro y su discípulo lo vieron blanco.”

En el Chan decimos que el entrenamiento y la práctica hacen nuestras discriminaciones desaparecer. Estos pensamientos y sentimientos de gusto o disgusto vienen de nuestra experiencia personal. Si puedes regresar al estado anterior a tu nacimiento, entonces llegarás al punto en donde las discriminaciones no existen. Entonces, ya no importará si algo es blanco o negro. Lo importante es que tu mente es libre de la discriminación y la conceptualización. En China, entre los siglos XIV y XVI, hubo un período llamado las Dinastías del Norte y Sur. En ese entonces, un famoso Taoísta, T’ao Hung-ching vivía en las montañas. Era un renombrado erudito, el emperador tenía por él un gran respeto y deseaba que le sirviera como ministro. Pero T’ao declinó la invitación. El emperador le pregunto qué era aquello tan atractivo en las montañasque le hacía preferir su aislamiento a las glorias que ofrecía la corte. T’ao escribió su respuesta al emperador en un poema de cuatro líneas:

Me preguntas qué encuentro en las montañas,
Yo respondo: blancas nubes habitan las montañas,
Esto puedo disfrutarlo a solas,
No es algo que pueda ofrecerte.

El emperador leyó el poema y descubrió que había algo que no tenía sentido: Las blancas nubes pueden verse en cualquier parte, no sólo en las montañas. Pero el hecho era que las blancas nubes que T’ao Hung-ching veía eran muy diferentes a las que el emperador podía ver. Esto es experiencia. La experiencia de un practicante del Tao es bien diferente a la de aquel que no es practicante.

Había un famoso monje, Han Shan, a quien frecuentemente le solían preguntar “¿Qué es lo que tú tienes? Y él contestaba que lo tenía todo: “Las blancas nubes en el cielo me sirven de cobijo, la tierra es mi lecho y las montañas mi almohada” Y los cuatro mares no son suficientemente grandes para tomar un baño o hacer un salto mortal.”

Esta era su experiencia: Unidad con la naturaleza. No había separación entre él y el mundo. Pero la mayoría de la gente pensaba que él no tenía nada. Sus zapatos eran hechos de corteza de árbol, sus pantalones de hojas de árbol.

Es sólo después de que te hayas deshecho de todo lo que has adquirido desde el momento en que naciste, la experiencia Chan se manifiesta. Cuando enseño a mis estudiantes a practicar el Chan, les pido primero que dividan sus pensamientos en tres categorías: el pasado, el presente y el futuro. Entonces les pido desechar los pensamientos del pasado, luego los pensamientos del futuro. Sólo quedan los pensamientos del momento presente. El siguiente paso es dejar ir el momento presente porque no hay tal cosa como momento presente. Es solamente un puente entre el pasado y el futuro. Cuando dejas ir el momento presente, la experiencia Chan se manifiesta pero sólo en el nivel más elemental.

Una pregunta que podría surgirte es: Si debemos deshacernos de nuestras experiencias hasta que alcancemos el estado en donde estabamos antes de nacer, entonces ¿significa esto que un recién nacido está más cerca del Chan? No. Un recién nacido no sabe del Chan porque las facultades mentales de un bebé no están aún desarrolladas y no tiene control de ellas. El control del funcionamiento mental es necesario. Cuando tienes ese control, entonces puedes soltar el conocimiento y el razonamiento. Sólo entonces es posible que la experiencia Chan se manifieste. Si dejas a alguien inconsciente, ¿es eso como el Chan? Es una tontería. Si no sabes nada del pasado o del futuro y tu mente está en blanco, eso tampoco es el Chan. Una mente en blanco de esta manera es una mente sumamente cansada. Únicamente la mente clara y alerta puede experimentar el Chan.

Puedo describir la experiencia Chan únicamente usando una analogía. Considera la superficie del agua y considera un espejo. La superficie del agua se moverá al menor toque, pero el espejo es inmóvil. Un espejo puede oscurecerse por el polvo, pero remueve el polvo y el espejo reflejará con claridad. Si el agua es agitada, no será capaz de reflejar una imagen, sólo una distorsión de la imagen. El movimiento en el agua es como el de nuestras mentes. Nuestras mentes se mueven por el conocimiento que poseemos y por la experiencia que hemos adquirido. Debido a ellos, estamos constantemente haciendo juicios. Tal como el agua en movimiento no puede reflejar correctamente, una mente en movimiento no puede ver con claridad – lo que vemos y creemos ver no es real.

Por ejemplo, hay unas cincuenta personas en la audiencia. Todos tienen diferentes antecedentes, diferentes experiencias y diferentes niveles de educación. Debido a estas diferencias, cada uno de ustedes percibirá la misma cosa de forma ligeramente diferente. Cada uno de ustedes juzga esta conferencia a su manera propia. Puede ser una sola conferencia pero puede ser también cincuenta distintas conferencias. Esto no es el Chan. Si lo fuera, cuando una persona hablara, sería como si hubiera una sola persona escuchando. Y, si ese fuera el caso, no habría necesidad de que yo hablara, porque ustedes sabrían con anterioridad, lo que voy a decir.

Esto es ilustrado por un relato de los primeros años de la secta Chan. El emperador en aquel momento pidió a un cierto Maestro Chan que diera un discurso. Para estar listo para la ocasión, el emperador ordenó a sus trabajadores que construyeran una elaborada plataforma en la que el Maestro hablaría. Cuando el momento llegó, el Maestro subió a la plataforma, se sentó y después, rápidamente partió. El emperador estaba bastante sorprendido. El Maestro dijo: “ He dicho todo lo que quería decir.” El Dharma tácito y sólo el Dharma tácito es el más elevado Dharma. Cualquier cosa que pueda ser dicha o descrita, no es el verdadero Dharma. Los Maestros Chan han hablado de esto por muchos, muchos años.

Al hablar de la reflexión en el agua y en un espejo, ten en cuenta que un espejo que está perfectamente limpio reflejará mejor que el agua estable e inmóvil. Sin embargo, el Sexto Patriarca se oponía al uso de la analogía del espejo. Señalaba que si hubiera un espejo, existiría una mente y eso no sería el Chan. No obstante, usaremos el espejo con la finalidad de ilustrar nuestro tema. Después, tiraremos el espejo.

Lo que es reflejado por el espejo está fuera del espejo. Si una persona se encuentra en un “estado del espejo”, todo lo que se refleje está en el exterior. Para dicha persona, no hay un yo implicado. Lo que ve y siente es sólo la existencia de un fenómeno – cuando no hay ego no hay experiencia de discriminación, de gusto o disgusto.

Este no es el estado final, porque si no tienes nada más que la consciencia del entorno y no existe un ego aparente, aún existirá un ego que esté consciente de ese entorno. Alguien que se encuentra en este estado está ciertamente en un estado unificado, ya que en apariencia no hay un ego y únicamente el entorno parece existir. Este es llamado el estado de “una mente” pero aún así, todavía no es el Chan. Debe haber “no mente” para que esto sea el Chan.

Un verdadero estado Chan no debería ser comparado a un espejo- que lo refleja todo-. Todas las cosas existen sin el espejo. En este estado todo es visto muy claramente, pero no hay concepto del exteriory el interior, de lo existente e inexistente, del tener o no tener.

3.- ¿Cuál es el beneficio de esta clase de experiencia? Esto nos lleva a la tercera sección, la meta de la práctica Chan. Hay tantos beneficios en la práctica Chan para mí mismo, y muchos más para otros. Estos beneficios pueden ser vistos en tres niveles: Primero, están los beneficios físicos, luego el balance y la buena salud mentales y finalmente, el potencial de llegar a ser iluminado – un beneficio espiritual.

Al ayudar al practicante a alcanzar una mente más estable, la práctica Chan puede mejorar la salud mental. Y la razón de un cuerpo no saludable es realmente el desequilibrio psicológico. La práctica Chan puede fortalecer la capacidad y el poder mentales. Aún en condiciones de enfermedad física, un practicante mantendrá una actitud positiva y no será obstaculizado para hacer aquello que necesite hacer. La buena salud mental es un objetivo fundamental de la práctica, sin embargo en las etapas iniciales, la fuerza física es adquirida a través de sentarse físicamente. Practicar de esta manera ayuda a mantener y enfocar el flujo de energía conocido como “ch’i”. El Taoísmo y el Yoga comparten este aspecto de la práctica.

El mayor beneficio de la práctica es la iluminación, la genuina experiencia Chan. ¿Qué beneficio hay en ello? Sólo puedo decir esto: Antes de la iluminación, hay cosas que uno necesita y hay cosas que uno no necesita, hay cosas que nos agradan y cosas que nos desagradan. Después de la iluminación, no existe tal cosa como lo que necesito y no necesito; lo que me gusta y lo que no. ¿Comprenden? Es la razón por la que dije que todos ustedes ya conocen el Chan. Verán, antes de ser iluminados, tenemos muchas aflicciones y hay muchas cosas que debemos hacer; hay muchas cosas que no deseamos hacer. Podemos buscar y lograr la iluminación pero una vez que la hemos experimentado no existe más tal cosa como la iluminación. En este momento, no hay nada más que tengamos que hacer, no hay nada que no tengamos hacer.

Lin-chi Yi-hsuan, un famoso Maestro Chan, estaba estudiando con su Maestro cuando alcanzó la iluminación, pero su maestro no notó inmediatamente el estado iluminado de Lin-chi. Un día, el Maestro estaba haciendo sus rondas y confirmando que todos sus estudiantes estuvieran practicando arduamente. Él encontró a Lin-chi, dormido ya sobre su estera. El Maestro y sus estudiantes lo despertaron y él le preguntó ¿Cómo puedes ser tan perezoso, cuando todo el mundo alrededor está practicando tan diligentemente”. Lin-chi sólo miró al Maestro, recogió su manta y almohada y se fue a acostar en otro lugar.

El Maestro lo observó moverse y preguntó, ¿Y ahora qué haces? Li-chi Yi-hsuan respondió “¿Qué más tengo yo que hacer?“ Cuando el Maestro escuchó decir esto, caminó hacia un discípulo que en especial practicaba diligentemente. Tomó su bastón, le dio varias golpes fuertes y dijo “Allí hay alguien que está practicando muy diligentemente. ¿Qué haces tú aquí, durmiendo de esa forma?” El discípulo más antiguo del Maestro se dijo sí mismo: “Este viejo Maestro se ha vuelto verdaderamente loco”. A partir de aquel entonces, Lin-chi no continuó durmiendo—viajó para predicar el Dharma. El linaje que evolucionó de él, es llamado la secta Lin Chi, en japonés conocido como la secta Rinzai.

El relato de Lin-chi nos muestra que luego de la iluminación no hay nada, ni práctica ni esfuerzo son necesarios ya para sí mismo. Sólo quedan otros seres sensibles por quienes trabajar y a quienes ayudar.

4.- El entrenamiento y la práctica Chan pueden ser divididos en tres niveles. Primero, cambiar de la mente dispersa a la mente concentrada. Segundo, cambiar de la mente concentrada a la mente unitaria. Finalmente, abandonar incluso la mente unitaria y alcanzar el estado de no-mente.

La mente dispersa es fácil de detectar. Todos podemos estar concientes de este estado en el que los pensamientos van y vienen desordenadamente. Intentemos un experimento. Todos, levanten el dedo índice y obsérvenlo. Sólo observen sin que haya pensamientos. Háganlo de forma relajada. Lo hicimos por treinta segundos. ¿Fueron capaces de hacerlo sin que hubiera pensamientos? Si no lo lograron, es que tienen una mente dispersa. Cuando obramos con mente dispersa, no estamos usando nuestra capacidad al máximo.

Un Maestro Chan dijo una vez a sus discípulos: La práctica Chan es muy simple. “Cuando comes, sólo comes; cuando duermes, sólo duermes; cuando caminas, sólo caminas.” Un discípulo dijo, “sé cómo comer, dormir y caminar. Todo el mundo lo sabe, entonces ¿todo el mundo está practicando el Chan? El Maestro dijo, “ No realmente: cuando comes tu mente no está en el comer; cuando duermes tu mente está saturada de sueños o perdida en un confuso estado de vacío; cuando caminas, sólo sueñas despierto.”

En una ocasión, en nuestro Centro de la ciudad de Nueva York, contratamos a un carpintero para hacer algunos trabajos para nosotros. Él estaba clavando un calvo en la pared cuando miró por la ventana y vio a una hermosa mujer pasando por ahí. Golpeó su dedo y torció el clavo. Así que tuvo que volver a empezar. ¿Qué estaba haciendo con su mente? Ciertamente su mente no estaba en el trabajo. Casi todos nosotros funcionamos así. Debemos usar métodos especiales para traer nuestras dispersas mentes a un estado de concentración. Haz como lo que dijo el maestro: cuando comes, comes; cuando duermes, duermes; cuando caminas, caminas. Cuando prácticas, mantén tu atención en un estado concentrado. Entonces, si escuchas un sonido, visualizas o sientes algo—cualquier cosa que hagas -- deberás hacer sólo eso y nada más. Esta es la mente concentrada.

Cuando expandes este estado más allá, llegas eventualmente a un momento en que la separación entre tu ser y el entorno desaparece – no hay distinción entre ti mismo y el mundo.

Si estás repitiendo un mantra, entonces tú y el mantra se convierten en uno. Hay muchos niveles de este estado. En el nivel elemental tú y tu método de práctica se convierten en uno. Un estado más profundo es cuando sientes que sin importar lo que encuentren tus sentidos, lo que ves y lo que escuchas es lo mismo que tú. En este momento no hay distinción entre lo que ves y lo que oyes. Los órganos sensoriales ya no tienen funciones separadas. Este es el nivel intermedio. Más profundo todavía, es el estado en el que sientes un ilimitado universo dentro de ti. Sin embargo, ésta no es todavía la experiencia Ch’an.

A partir de aquí debemos usar los métodos Chan – el gung-an (koan) y el hua-t’ou- para alcanzar el estado de mente unificada. De esta forma podremos alcanzar la iluminación, podremos alcanzar el Chan,