Creaciones de la mente
Conferencia impartida por el maestro Sheng Yen el domingo 21 de julio de 1985.

Había un maestro Chan llamado Hsu Yun (Nube Vacía) quien viajó a muchos lugares diferentes en Asia, y dondequiera que encontraba un monasterio o templo en ruinas recaudaría donaciones y lo reconstruía. Muchas personas estaban bastante asombradas de su capacidad, y le decían: “Oh, maestro, ¿cómo es tan fácil para usted construir un monasterio tras otro? Para nosotros es difícil construir una simple cabaña.” Hsu Yun contestó: “Es que tengo monasterios en mi mente.” Cuando declaraban que también tenían monasterios en sus mentes, el maestro dijo: “No, realmente vosotros no los tienen. He estado construyendo los monasterios en mi mente desde hace mucho tiempo, de este modo estos monasterios ya están construidos. Cuando quiero construir monasterios ahora, eso sucede. Sin embargo, no habéis verdaderamente empezado a construir los monasterios en vuestra mente. Vuestros así llamados monasterios no son más que ensueños.”

El Surangama Sutra declara que todos los fenómenos son creaciones de la mente. No podemos interpretarlo, sin embargo, diciendo que todas las cosas son creadas por la mente errante. Si sólo sueñas despierto, y no haces nada al respecto, no serás capaz de crear ningún dharma o fenómeno. Por el otro lado, si tu mente tiene ciertas tendencias a hacer algo, y tú actúas de acuerdo con ello, entonces eso que alcanzas se puede decir ciertamente que es una creación de la mente. Si tienes sentimientos hacia las personas, tales como enfado, tristeza, alegría, y estableces relaciones con ellos basándote en estos sentimientos, entonces esto también se puede considerar como una creación de la mente.

Se dice que nuestra mente es como un pintor talentoso y experto que puede pintar todos los tipos de mundos desde una paleta. Es verdad que cualquier cosa que exista en la mente puede manifestarse eventualmente. Y cualquier cosa que existiera anteriormente puede aparecer en el futuro. El proceso es algo como lo siguiente: Tienes un enorme depósito de agua con arenas de grano fino en él. Cuando el agua es continuamente removida, los granos de arena se hunden en el fondo – y luego suben a la superficie otra vez. Cada movimiento de la mente es como añadir un color a cierto grano de arena. A veces añades un color muy fuerte que es duradero, y a veces añades sólo un toque diminuto. Los granos que son colorados se hundirán en el fondo, y luego aparecen nuevamente en la superficie cuando el agua es agitada. Pero los que tienen un color ligeramente aplicado gradualmente se volverán más pálidos – sólo los granos fuertemente colorados mantendrán su tono. El karma bueno y malo funciona justo de esta manera. Los pensamientos y acciones de diferentes intensidades podría parecer que desaparecen por un rato, pero todos volverán en algún momento. Simplemente no vemos sus efectos hasta que suben a la superficie. De este modo, a veces tenemos buena suerte, y a veces tenemos desastres. Todos estos sucesos son nuestra propia obra. Hablamos a menudo de promover el bienestar por los demás, o por nosotros mismos, pero no hablamos con frecuencia de promover desastres. No obstante, es un hecho el que todos los desastres son creados por nosotros mismos para nosotros mismos.

Cualquier cosa que exista en nuestra mente más posiblemente se manifestará en el futuro. En efecto, sería realmente difícil para ello que no de como resultado alguna consecuencia. Por supuesto, eso depende de cuán fuertes son las acciones kármicas – justo como el ejemplo de los pigmentos aplicados a los granos de arena; los colores más fuertes durarán más tiempo.

En la ciudad de Goshwan, en Taiwan, había cierta fábrica que trataba el agua residual generada por muchas familias e industrias. Eventualmente esta fábrica comenzó a tener problemas porque por sí misma estaba produciendo grandes cantidades de agua residual, y no era capaz de tratarla toda. De este modo aunque el propósito de esta fábrica era una buena intención – tratar el agua residual producida por otras personas – de hecho, generaba aún más residuos. Es lo mismo con nuestras vidas; no queremos crear karma malo, pero de alguna manera terminamos justamente haciéndolo. No queremos causar daño a los demás, pero a menudo los resultados de nuestras buenas intenciones traen al final algún daño. Muchas guerras han sucedido en la historia humana debido a ciertos puntos de vista políticos y religiosos. Los líderes que trajeron esas guerras no necesariamente eran malas personas; muchos de ellos creyeron sinceramente que estaban haciendo cosas por el bien de la humanidad. Sin embargo, como consecuencia, muchas personas experimentaron gran sufrimiento.

Alguien preguntó al Maestro Hsu Yun: “¿Por qué está construyendo monasterio tras monasterio?” Eventualmente caerán en ruina, o serán destruidos por otros. Entonces al construir monasterios usted de hecho está brindando la ocasión a otras personas de destruir monasterios. Usted les está dando la oportunidad de generar mal karma. ¿Para que entonces molestarse en hacer todo esto?” Hsu Yun respondió: “Cuando los seres sensibles no tengan el suficiente buen merito y virtud, sí, los monasterios se convertirán en ruinas o serán activamente destruidos. Pero por otro lado, cuando los seres sensibles tienen mejor karma, mejor mérito y virtud, entonces necesitarán los monasterios. Después los monasterios irán otra vez a la ruina. No me preocupo a mí mismo con eso. De acuerdo con el Buddhadharma, todas las cosas son acciones realizadas por los seres sensibles en la mente de los seres sensibles. Son comparables a la visión de una flor en el cielo, al reflejo de la luna en el agua. Todas son ilusiones, pero, sin embargo, estas actividades del Dharma son las cosas que me gustaría hacer en todo momento.”

Entonces la cosa importante, al cumplir ciertas intenciones que tenemos, es preguntarnos a nosotros mismos si hemos empezado seriamente a construir estos deseos o votos en nuestras mentes. Si ya estás yendo en la dirección adecuada para conseguir tu objetivo, entonces el dicho de que todos los fenómenos son creaciones de la mente es definitivamente verdadero. Si quieres verdaderamente algo, por ejemplo, si quieres alcanzar la Budeidad, entonces debes tener una determinación lo suficientemente fuerte.

Hay un relato sobre una pareja que estaba en los fines de sus cuarenta, y no tenía hijos. Realmente quería tener un hijo, por lo tanto visitó muchos templos diferentes, rezando a las deidades. Todas sus suplicaciones fueron en vano, no obstante, hasta que finalmente llegaron a un templo con un monje viejo, que estaba dispuesto a darles consejo. Dijo: “Bueno, vayan visitando diferentes monasterios y templos, y vean si hay algún monje viviendo allí que se está volviendo viejo y está enfermizo, sin nadie que le cuide.

Entonces deberíais llevarlo a casa, cuidarlo, curar su enfermedad – y eventualmente tendréis un hijo.” De esta manera la pareja lo hizo. Con el tiempo, después de haber visitado varios templos más, encontraron a un monje viejo que estaba seriamente enfermo, y no tenía a nadie que le cuidara. Por consiguiente lo llevaron a casa. Eran muy amables con él y curaron su enfermedad. Sin embargo, en realidad el monje era bastante viejo, y en dos años estaba a punto de morir. El monje dijo a la pareja: “Vosotros dos habéis sido tan amables conmigo. ¿Cómo puedo devolvérselo?” Y la pareja dijo: “Realmente no tiene que devolvérnoslo, puesto que lo estamos haciendo para tener un hijo.” Eventualmente murió el monje. Poco después la pareja sí que tuvo un hijo. Él era muy inteligente y un niño bastante bueno, como se presentaba. Sus padres estaban realmente orgullosos y satisfechos con tenerlo. Después de que hubieran pasado muchos años, y el chico estaba en la adolescencia, sucedió una cosa interesante. El hombre viejo que había dado el consejo a la pareja pasó a visitar, y reconoció a su hijo. “¿Por qué? ¡Realmente eres un viejo amigo mío!” Entonces el chico comprendió quién era él y dijo: “Bueno, no tenía mucha elección. Tenía que devolver el favor a esta pareja.”

El relato termina aquí. Quizás realmente no fue tan inteligente devolver el favor a la pareja con ser nacido como su hijo; para un monje viejo es como una tontería para hacer. No obstante, hay un importante punto en ello. Cuando deseamos seriamente algo, también deberíamos hacer un esfuerzo en ayudar a los demás, y finalmente nuestros deseos se harán realidad.