¿Qué es el Dhyana? (II)
Conferencia impartida por el maestro Sheng Yen el 27 de mayo de 1984.

Una vez, cuando Shih-fu dirigió un retiro Chan en Taiwán, uno de los participantes era un “budista veterano.” Oyó lo que decía Shih-fu, “No hay Buda, no hay Bodisatva, no hay Tierra Pura, no hay deidades. No te está permitido pensar en nada que se le parezca. Simplemente te preguntas a ti mismo de dónde vienes antes de la vida presente, a dónde vas después de esta vida y qué eres en este momento.” El budista veterano se dirigió a Shih-fu y dijo, “Me gustaría abandonar este retiro. No quiero seguir adelante. He estado practicando el Budismo durante 30 años con la ayuda de Budas y Bodisatvas. Y el principal apoyo de mi vida es que al final pueda convertirme en Buda – que puedo buscar a este Buda, que puedo buscar a los Bodisatvas. Ahora me está diciendo que no hay Buda, que no hay Bodisatvas, y que no hay Tierra Pura. Habré perdido todo lo que he conseguido en los últimos treinta años. No hay forma de continuar con este retiro.” Por lo que al final lo abandonó.
Aparentemente, nunca había leído el Sutra de la Completa Iluminación. O, si lo había leído, no lo entendió. En este sutra, efectivamente, hay Budas, Bodisatvas y Tierra Pura. Y hay métodos de dhyana, métodos del Samadhi –puedes encontrarlo todo en este sutra. (El término “dhyana” debería tener el mismo significado aquí que la palabra “Chan” utilizada en la escuela Chan.) Pero cuando llegas al estadio descrito en los métodos de dhyana, en este nivel no hay nada – no hay Buda, no hay Bodisatvas, no hay Tierra Pura ni Samadhi. El dhyana que se describe aquí es un método de la iluminación repentina. Debido a que el método de iluminación es repentino, no puede haber apego. No puede haber dependencia, confianza, ni refugio. Mientras haya alguna dependencia, confianza, o apego, no podemos estar hablando de la iluminación repentina. Para que tenga lugar la iluminación repentina tenemos que abandonarlo todo atrás, incluyéndonos a nosotros mismos. Sólo entonces es posible ver nuestra propia naturaleza de Buda.

Los sutras sí que hablan de Budas, Bodisatvas y de la Tierra Pura, etc. Pero a este nivel de práctica del método dhyana, no hay tal cosa. Hay diferencias debido a diferencias en el nivel. Podemos utilizar nuestros cuerpos, el medio ambiente en que vivimos, y nuestras actividades mentales. Podemos utilizar todas esas cosas para practicar, para alcanzar el Samadhi, o para realizar varias acciones virtuosas ordinarias que nos pueden ayudar a alcanzar los niveles de la deidad. Pero esos métodos no son suficientes para conducirnos al nivel más alto de la iluminación. No son capaces de eso. El Cuerpo, la mente y el medio ambiente pueden concebirse y utilizarse como causas y condiciones que nos ayuden en nuestra práctica. Pero sólo es verdad desde la perspectiva del método gradual de práctica. En cuanto al método de la iluminación repentina, el cuerpo, la mente y el medio ambiente sólo pueden concebirse como estados ilusorios, que son obstáculos para nuestra práctica, y para introducirnos en el núcleo del Chan, el dhyana.

Shih-fu dice que en realidad no existe cosa tal como la mente. La mente sólo es el efecto del entorno sobre nosotros, de ahí que la llamemos mente ilusoria. El cuerpo es ilusorio, el medio ambiente que nos rodea es ilusorio, y el efecto de la ilusión en la mente (los denominados procesos mentales) también son ilusorios. A través de ellos podemos cometer acciones tanto virtuosas como perjudiciales. Pero el Chan no se puede adquirir a través del conocimiento, o el aprendizaje, a través de la sabiduría de Dios o Buda, o a través de nuestra propia sabiduría. Si pensamos que la sabiduría de Buda puede ayudarnos a obtener el Chan, entonces estamos dependiendo de las condiciones externas. Si pensamos que nuestra propia sabiduría puede ayudarnos a obtener el Chan, entonces estamos confiando en las condiciones internas. Tenemos que dejar atrás cualquier dependencia. Sólo así podemos acceder al Chan.

A veces en la práctica Chan, sobre todo durante el retiro, algunos de los alumnos de Shih-fu le solicitan su bendición, debido a que sienten que por sí mismos no pueden realizar la práctica lo suficientemente bien. Piensan que con la “iniciación” de Shih-fu, pueden realizarla mejor. Y Shih-fu dice, “No hay problema. Por supuesto, os ayudaré.” Esta es la primera etapa.

Después de algún tiempo, cuando Shih-fu considera que la persona es lo suficiente fuerte, dice, “Tienes que trabajar sólo. No puedes depender de mi ayuda. Si puedo ayudarte, entonces eso es como si no tuvieras que comer. Yo comeré tu comida por ti y aun te sentirás satisfecho y colmado. Si eso se puede hacer, quizás te pueda ayudar en tu práctica.” Pero básicamente, todo el mundo come por sí mismo. Así que las personas tienen que depender de sí mismos para su práctica. Esta es la segunda etapa.

En la tercera etapa, cuando esas personas han obtenido algunos resultados de la práctica, cuando se sienten muy tranquilos, o incluso orgullosos, piensan “muy bien”, ahora pueden hacer todo lo que quieran. Creen que han alcanzado un cierto nivel. En ese momento Shih-fu los criticará, regañándolos muy severamente, les dirá que sólo están jugando con demonios y fantasmas – incluso que no son humanos. Mediante tales métodos Shih-fu intenta cortar su dependencia hacia cualquier cosa totalmente. Con la tercera etapa las personas se vuelven más apegadas a la experiencia que han tenido, o a la confianza que en torno a sí mismos han construido, pero cualquier apego a la experiencia previa es un definitivo no-no. La experiencia pasada debería percibirse sólo como la experiencia pasada y nada más. Por supuesto, cuando practicamos y hacemos progresos, tales progresos nos llegan mediante la experiencia, pero algunas personas se sienten muy contentas con su experiencia, o esperan que se produzcan una y otra vez. Eso es el apego. Por consiguiente, incluso si la experiencia se experimenta otra vez, posiblemente sólo se experimentará al mismo nivel.

La gente debe dejar atrás esas experiencias. Entonces si una se repite, y el practicante deja de percibirla como un signo de progreso, un logro o realización, seguirá progresando. Dejar toda tu experiencia atrás (cualquier cosa del cuerpo, mente o del medio ambiente) sería un estado de “no-obstáculo.” Este estado de no-obstáculo es adecuado para un principiante. Pero si mantenemos este tipo de mentalidad entonces es natural desarrollar una actitud de antipatía hacia el mundo, viéndolo como un estorbo. Tenderíamos a estar muy inactivos, y eso sólo se puede considerar como un estado próximo del Chan. No es el estado verdadero de Chan.

El verdadero Chan, por un lado, no está apegado a nada en o fuera de la mente, pero, por el otro, tampoco está para tener aversión alguna a algo que esté dentro o fuera de la mente. No percibimos el cuerpo, la mente, o el mundo, como algo que nos ayudará en la práctica. Y no percibimos el cuerpo, la mente, o el mundo como algo que obstaculizará nuestra práctica. No tienes apego; no tienes aversión. El cuerpo, la mente, el mundo sí que existen en esta etapa, pero no hay apego, no hay aversión hacia ellos. Si los seres sintientes necesitan nuestra ayuda, utilizaremos el cuerpo, la mente, y el mundo para ayudarlos. En este caso, los seres sintientes serán quienes se beneficiarán del empleo del cuerpo. Si nuestra práctica ha llegado al estado en que hemos desarrollado este tipo de sabiduría, entonces no hay cuerpo, no hay mente, no hay mundo con los que podamos practicar. Si ha quedado algo, pertenece a los seres sintientes. Las personas ordinarias piensan en su cuerpo y mente como suyos, para emplearlos en su propia práctica. Para el que se dedica al Chan en este nivel, el cuerpo, la mente y el mundo no son suyos, para su propio uso (debido a que tienen que dejarse atrás para entrar en el estado Chan o dhyana), pero el cuerpo, la mente y el mundo, se emplean para el beneficio de todos los seres sintientes. Con esta actitud, el practicante del Chan no se muestra inactivo, ni pesimista, sino más bien, muy activo.

La analogía del sutra habla del sonido de largo alcance de un instrumento musical, y el sonido proviene de la cuerda. De hecho, en realidad no hay sonido dentro del instrumento, dentro de la cuerda, pero el sonido se transmite al exterior. Familiarmente hablando, el practicante ha de estar separado del cuerpo, la mente y el mundo para que se manifieste la sabiduría; pero al mismo tiempo está dentro del cuerpo, de la mente y del mundo, para que la sabiduría y el beneficio de la misma los puedan obtener los seres sintientes. Ya que el cuerpo, la mente y el mundo sólo son ilusión, y la ilusión se considera como aflicción, y dado que la aflicción en sí misma es ilusoria, entonces la aflicción es lo mismo que el nirvana. El practicante Chan no tiene aversión al cuerpo, a la mente o al mundo ilusorio. Aunque parezca que vive en un mundo lleno de aflicciones, su mente siempre permanece inmutable, siempre está en un estado de quiescencia, en un estado de nirvana. Su mente está tranquila. O se puede decir, para él no hay mente que mover – debido a que la llamada “mente que se mueve” es sólo la consecuencia del cuerpo ilusorio, la mente ilusoria y el mundo ilusorio. No hay una mente real que se mueva.

Hasta este punto hemos estado hablando del estado de la práctica Chan. ¿Hemos hablado alguna vez del método de práctica? Sí. Simplemente no dependamos de nada, ya que en sí mismo es el método repentino de práctica. Si siempre nos encontramos a nosotros mismos en un estado separado del cuerpo, de la mente y del mundo, entonces eso es práctica. Si todavía vemos todo en el mundo – lo rojo, lo verde, lo bueno, lo malo, lo masculino, lo femenino – entonces no estamos practicando. La cuestión radica en ¿quién de nosotros está practicando el Chan ahora? Si ahora estamos practicando el Chan, entonces aparte del cuerpo, de la mente y del mundo, ¿podemos escuchar la conferencia de Shih-fu?, ¿Es necesario venir a escuchar la conferencia de Shih-fu? ¿O la conferencia de Shih-fu es impartida necesariamente en el interior del cuerpo, de la mente y del mundo? En el comienzo de esta conferencia (¿Qué es el Dhyana?) mencionamos dos líneas del Sutra Lankavatara. La primera es que “el verdadero Buda-darma se aparta de toda terminología, de todo lenguaje.” – de todo lo que podemos comunicar a través de nuestros ojos, oídos, boca, etc. La segunda es que “el verdadero Buda-darma está separado de cualquier forma de actividad mental.” De este modo lo que ha estado diciendo Shih-fu hasta este punto, tiene que ver sólo con el Chan. No es el Chan en sí mismo. Es basura, tonterías.