martes, 19 de marzo de 2011
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Ceremonia de Tonsura










La vida es una cadena continua de decisiones: elegimos qué carrera vamos a estudiar en la universidad, en qué trabajamos, con quién nos casamos para pasar el resto de nuestra vida...Cada una de estas decisiones ha moldeado los patrones de nuestra vida. Dejar el hogar y convertirse en un monje budista no es un camino que elige la gente común en la vida. La mayoría de las personas piensan que salir de casa para tomar la vida monástica es una decisión pesimista que busca escapar del mundo, sin embargo, en realidad, es precisamente lo contrario.

El Venerable Maestro Sheng Yen, fundador de la Montaña Tambor del Dharma, ha dicho: “Los llamados monjes y monjas dedican toda su vida a la propagación del Budismo y al bienestar de los seres sintientes, para que todos aquellos que entran en contacto con el Budismo puedan experimentar sus beneficios. Eso es una responsabilidad de por vida.” Los que han decidido recibir la tonsura y convertirse en monjes y monjas siguen el ejemplo de los Budas y Bodhisattvas, quienes han hecho grandes votos compasivos de liberar a todos los seres sintientes del sufrimiento, para consagrarse al bien de los demás en el futuro infinito y hacer perdurar las enseñanzas de Buda. La parte mas importante de recibir la tonsura y convertirse en monje radica en tomar los preceptos, y ese es el fundamento del camino que conduce al Nirvana. Después de hacerse monje, la finalidad de la vida monástica, para uno mismo, es buscar la liberación del ciclo de nacimiento y muerte; para los demás, es advertir al mundo y reformar las costumbres y para el Budismo, es guardar y practicar las enseñanzas de Buda para que se divulguen y permanezcan en el mundo.

En los tiempos actuales, en la Montaña Tambor del Dharma, la vida monástica de los monjes no solo está comprometida con el mundo, sino que también es diversificada, sin alejarse de la práctica espiritual. Al llevar a cabo las acciones del bodhisattva que benefician a los seres sintientes, no solo pueden elevar su propio carácter, sino que también pueden influenciar positivamente a las personas que están a su alrededor, creando así conjuntamente círculos virtuosos.